Recuerdos amargos

4.7K 253 89
                                    

Dylan

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dylan

—Mi plan era seducirte, pero un vistazo a tu sonrisa me derritió, ahora me tienes aquí rendido a tus pies perdidamente enamorado de ti —cito las palabras de Cam— ¿Es en serio? —asiente— ¿De dónde salió tanta pendejada? —me burlo.

—Ya cállate, no estoy para tus idioteces —ruedo los ojos.

—No son idioteces, es nuevo para mí ver a mi mejor amigo haciendo ese tipo de cursilerías, y me da tanta curiosidad saber de dónde salió ese lado poético —bufa cansado.

—¿Pues de dónde más va a salir? —me encojo de hombros— ¡Del santo de todos los jóvenes! —exclama.

—¿Santo de todos los jóvenes? —pregunto frunciendo el ceño.

¿Qué será eso?

—No me digas que no sabes —niego— De Google.

—¿De Google? —me carcajeo— Y yo pensando que todo eso había salido de esa cabezota, porque de esta otra —señalo sus pelotas— Solo salen tus bebés.

—¡Ya, ya! —suspira y se sienta en el sofá— No soy bueno conquistando chicas. April dice que con lo que hice hoy está bien, pero realmente no estoy siendo yo, tú sabes que no soy de ese tipo de hombre.

—¿April te está ayudando? —asiente— Con razón la muy salvaje me dio un golpe en el tobillo cuando quise decir que habías sido tú el de la nota —me siento a su lado.

—Por poco y hechas todo a perder —ruedo los ojos.

—Sé que no somos de ese tipo de hombres —respondo a lo de antes— Que nosotros somos más —hago una mueca al no encontrar la palabra correcta— Más...

—¿Directos? ¿Qué nuestra forma más romántica de decir lo que sentimos es metiendo la verga y ya?

—Dejémoslo en más directos, pero por la chica indicada hacemos lo que sea ¿no? —asiente— Ha llegado tu turno amigo y tendrás que sacrificarte o "cambiar tus métodos" si la quieres contigo.

—Lo sé, es solo que siento que cuando se dé cuenta de que soy yo va a mandarme a la mierda.

—No creo que haga eso, los dos están bien colados. He visto como se te queda viendo en los pasillos e incluso cuando vienes a visitarme.

—¿En serio? —asiento y volteo a ver al lado contrario.

Soy un maldito mentiroso, no he visto nada de eso, pero necesito que piense eso.

—Así es, tú síguela conquistando en anonimato hasta que llegue el momento adecuado para decírselo de frente —termino de decir y saco un cigarro de mi pantalón.

—Eso haré ¿Quién iba a pensar que un hijo de puta me iba aconsejar? Se supone que soy yo el que te aconseja —ruedo los ojos— Gracias hermano.

—No siempre soy un hijo de puta, que no saque mis emociones todo el tiempo no quiere decir que no tenga y más por las personas que han estado conmigo en las buenas y en las malas —suelto una calada.

El imbécil de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora