¿Nuevo vecino?

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April

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April

En este momento estoy saliendo del aeropuerto, llegamos veinte minutos antes de que anunciaran el vuelo y en ese tiempo no paraba de llorar.

Sí, lo sé, soy muy sentimental, pero la verdad es que ellos nunca habían viajado sin mí, por lo mismo me siento así.

Además, que yo quería que ellos estuvieran aquí cuando entrará a la universidad. Pero no se pudo, así que ni modo. No tengo de otra.

Voy directo a mi auto y arranco, mientras conduzco empiezo a pensar en que me espera entrando a la universidad.

¿Cómo será?

Me siento un poco asustada y a la misma vez entusiasmada, son varias emociones que hacen que mi corazón quiera estallar.

Lo bueno es que Camila va a estar conmigo para... ¡Diablos! Se me olvidó llamarla.

Sigo manejando y a pocos metros puedo ver un tipo restaurante, aparco el auto y entro al local, una campanilla suena al momento en que entro.

Busco una mesa cerca de la ventana y debido a que no hay muchas personas ahí, la encuentro enseguida.

En cuanto me siento llega una chica de unos 25 años muy sonriente.

—Buen día señorita ¿Qué le traigo? —sonrío de vuelta.

—Quiero una taza con chocolate y un cupcake de vainilla, por favor —asiente y anota todo en una libreta.

—En un momento se lo traigo —le agradezco y se marcha.

Busco mi celular y le marco a Camila, al cuarto tono contesta.

—April ¿Eres tú? ¡No puedo creer que te hayas olvidado de mí! —bufa exasperada— ¡No me digas que ya conseguiste mi reemplazo! —trato de no rodar los ojos, Cam a veces puede llegar a ser un poco dramática— April ¡contéstame! ¡¿Por qué no llamaste?!

—¡Hola Cam! ¿Cómo has estado? Espero que bien —gruñe a través de la línea— Te recuerdo que tú también pudiste llamarme, pero no lo hiciste.

—Sí, lo sé, pero yo pensé que tú ibas a llamar, con decirte que no me he despego del teléfono —sonrío.

—Pero si te diste cuenta de que no te llamaba ¡¿Por qué no llamaste?!

—Porque creí que en el momento que lo iba a hacer ¡Tú ibas a llamar!

Me llevo la mano a la frente conteniendo la carcajada.

Todo este asunto da risa.

—Okey, olvidemos eso. ¿Llegarás hoy a mi casa?

—April, sobre eso, estaba pensando que mañana...

—¿Mañana? —la interrumpo— ¿Por qué? ¿Acaso piensas dejarme sola este día?

En este momento la que parece una dramática soy yo. Escucho una leve risa de su parte.

El imbécil de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora