Cicatrices

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Había salido a pasear por el centro, luego de haber almorzado con su familia y dormir una corta siesta. Hacía mucho no estaba en la isla, y quería ver sus cambios.

Era increíble lo que habían avanzado en ocho años, ya no parecía el mismo lugar que el había conocido de niño... Tantas cosas había mejorado.

"Centro de derechos de niños y adolescentes." Leyó curioso, mirando ese nuevo edificio que no existía cuando él vivía allí.

Según Ketall le había contando, se habían creado varios centros para tratar los problemas de la isla, de ese modo, se agilizaba la resolución de los problemas de los kanatitas.

Y también, el liderazgo era más llevadero para Kumi y Cep, que antes debían tratar todos los casos solos.

Intentó abrir la puerta, pero notó que ya estaba cerrado el lugar, y que un muchacho castaño salía por una puerta de costado.

—Oh ya está cerrado, mañana... Abrimos a las siete —murmuró al ver de quién se trataba.

—No sabía que tú trabajabas aquí.

—Y qué tú habías vuelto a la isla, que bien para tu familia —sonrió levemente.

Sasha observó a Mafet, era imposible no ver la cicatriz que tenía en su rostro, como si un animal salvaje le hubiese dado un zarpazo.

—Bueno, Sasha, mañana con gusto atenderé tu consulta —sonrió terminando de abrochar su casco, y tomar su bicicleta.

—Sí, yo, am...

El castaño lo miró curioso y luego sonrió.

—Que disfrutes tu estadía en la isla, se ha puesto más bonita que antes —le dijo con una suave sonrisa, antes de pedalear e irse de él.

Sí, no tenía dudas, la isla se había puesto más bonita... Y no era la única.

***

—Muy bien, papá pondrá esto aquí, y te hará tu cena —le habló con dulzura a su hija, intentando ponerla en su silla para bebés.

Pero no hizo más que separarse de la niña, que la pequeña comenzó a llorar, estirando sus bracitos. Mafet volvió a ella, tomándola una vez más en brazos.

—Cariño, no puedo cocinar de este modo contigo, Honey. Podría quemarte y es algo que no me gustaría.

Escuchó el timbre de su casa, y con la niña en brazos, se dirigió a abrir la puerta, y al hacerlo, ambos muchachos observaron al otro sorprendido.

—¿Cómo conseguiste mi dirección?

—Em... Estaba en la guía de contacto del centro —le dijo Sasha sin poder dejar de ver a la bebé—. No sabía que tenías una hermanita.

—¿Qué? —rio—. No es mi hermanita, es mi hija, Honey —sonrió.

—¿Hija? Tú... ¿Estás casado?

—Entonces, Sasha ¿Qué necesitabas? —le inquirió sin responder su pregunta.

—Nada, sólo pasaba a saludar, han pasado tantos años, que... Estaba visitando a todos mis conocidos.

—Ah, claro.

—Bueno, creo que mejor me voy, veo que estás ocupado —sonrió incómodo.

—Sí, con una bebé de siete meses, que sólo quiere estar en brazos, siempre lo estoy —sonrió—. Saludos a tu familia.

***

Había dormido tan mal en la noche, que lo primero que hizo al despertar, fue ir a hablar con su padre. Él tendría que saber.

—Ketall.

—Sasha ¿Qué haces despierto a ésta hora? Ve a dormir, es muy temprano —sonrió.

—No podía dormir. Ayer vi a Mafet.

—Ah ¿En dónde?

—En el centro, y luego... Fui a su casa —murmuró—. ¿Qué fue lo qué le pasó en el rostro?

—¿Él no te lo dijo?

—Casi ni hablamos, estaba ocupado las dos veces que lo vi.

Ketall suspiró, negando con la cabeza.

—Fue al poco tiempo de que tú te fueras. Le contó a sus padres que a él le gustaban los muchachos, pues... Qué tú habías sido su novio, y su padre se puso furioso.

—¿Armur le hizo eso? —preguntó aturdido.

—Sí, tuvimos que detenerlo. No la pasó bien el muchacho, por poco y pierde un ojo, estuvo varias semanas internado en el hospital, porque la herida de su rostro no fue la única.

—¿Y qué hicieron con Armur? —preguntó con rabia.

—Estuvo un tiempo encerrado, fue rehabilitado, y luego puesto en libertad. No te preocupes, la relación de él con Mafet es "buena" dentro de todo. No sé hablan, pero tampoco es un peligro ya para el muchacho.

...

Los hijos de Kanat'maDonde viven las historias. Descúbrelo ahora