Lekie era la menor de tres hijas, y al igual que su padre, sabía hablar varios idiomas. Había pasado gran parte de su vida viviendo en el continente helado, lugar que había abandonado al cumplir los dieciocho años, y mudarse a Kanat'ma para estudiar en la universidad.
Fue allí donde conoció a Summy, aunque los dos estaban estudiando carreras diferentes. Sus únicas clases en común, eran en idioma.
La personalidad de ambos eran tan diferente, que contrastaban cuando estaban juntos. Summy siempre había sido un muchacho muy bromista, risueño, extrovertido. En cambio Lekie era una muchacha más bien seria, centrada, que había conocido por primera vez un club, gracias a Summy.
Su amistad había durado más de un año, momento en que el muchacho le confesó sus nuevos sentimientos hacia ella. Y aunque Lekie no estaba del todo segura, su relación se hizo más íntima.
Al año y medio, había llegado su primer hijo, Deiat, luego de haber participado ambos en el kok'ta. Desde entonces, Summy y Lekie habían unido sus vidas para siempre.
***
Estaban los seis sentados en la sala, en el suelo, mientras miraban los álbumes de fotos familiares. Desde la amistad de ellos, hasta el último cumpleaños de las gemelas.
—¡Papi tenía el cabello corto antes! —exclamó sorprendida Minre, encontrado una foto de la adolescencia de Summy, haciéndolos reír.
—¿Se veía mejor así? —sonrió Lekie.
—No, me gusta más como se ve ahora —sonrió la pequeña, mirando a su papá, quien la abrazó.
—¿Ustedes están unidos? —preguntó curioso Deiat, ya que no había visto ninguna foto de dicha ocasión.
—Am, no —sonrió la castaña acariciando el cabello de su hijo.
—¿Por qué no?
—Porque los kanatitas que se unen, son aquellos que encuentran su umi'et y shi-e'tu.
—¿Y papi no es tu shi-e'tu? —le preguntó confundida Minre.
—Tu papá y yo nos queremos mucho, y es por eso que ustedes están aquí —les dijo en un tono suave, mirando a sus cuatro hijos—. Y no todos los kanatitas encuentran a su pareja especial, pero no por eso, no se quieren.
—Pero si tú encuentras a tu shi-e'tu, o papá a su umi'et ¿Eso quiere decir que se separarán? —les preguntó preocupado Deiat.
—¡No mami! ¡No papi! ¡Yo no quiero que se separen! —exclamó afligida Minre—. Por favor, yo no quiero eso.
—Claro que eso no va a ocurrir, mi amor —intentó tranquilizarla Summy—. Nosotros nos amamos mucho, y los tenemos a ustedes, que son lo más importante en nuestras vidas.
—¿Por qué mami no puede ser tu umi'et, papi? —le preguntó con lágrimas en los ojos—. ¿No la amas así de fuerte?
Lekie suspiró y luego tomó a su hija en brazos, abrazándola a ella, susurrándole algo en el oído por varios segundos. La pequeña rubia asintió con la cabeza, y luego secó las lágrimas de sus ojos, antes de sonreír.
Summy las miró confundido, y luego Lekie les dijo que guardaran todo, que ya era momento de preparar la merienda juntos.
En cuanto sus hijos más grande fueron a lavarse las manos, el rubio observó a su compañera, quien estaba acomodando los álbumes en un cajón.
—¿Qué le dijiste?
—Que así como ella nos ama a nosotros, nosotros nos amamos, es por eso que nunca íbamos a separarnos. Y además, que si dejaba de llorar, la dejaría merendar con helado —sonrió—. Creo que eso sirvió más.
Summy la miró y sonrió levemente, antes de bajar la cabeza. Lekie observó aquello, y se acercó a él, sentándose a su lado en el suelo. Apoyó una de sus manos sobre su rodilla, y la acarició suavemente.
—¿Qué pasa?
—Te mereces algo mejor.
—¿De qué hablas?
—Un shi-e'tu que te elija como su umi'et —pronunció bajo.
Ella lo tomó del rostro, levantándolo para que la mirara, y le sonrió suavemente.
—A tu lado encuentro lo que necesito, lo que quiero, lo que elijo. Summy, yo te elijo como mi compañero.
—Y yo a ti, eres a quien elijo como mi compañera, la madre de mis hijos. Pero... Será muy difícil para los niños entender nuestra relación. Tal vez deberíamos presentarnos en el kok'ta.
—¿Realmente quieres eso, Summy? Porque para mi no cambiaría en nada presentarnos o no en el kok'ta, yo estoy segura de lo que siento por ti. Pero si tú realmente quieres hacerlo, hagámoslo —sonrió, acariciándole las mejillas.
—¿Lo harías por mí?
Le dio un beso en la frente, y luego otro en su mejilla.
—Si eso te hace sentir más tranquilo, lo haría. Si tú no estás bien, los niños no lo estarán, y yo tampoco. Recuérdalo, somos un gran equipo ahora —sonrió suavemente.
Él abrió los ojos y la miró, tomándola del rostro con ambas manos.
—No sé que habré hecho para merecerte... Para que me aceptes.
—Pues, llevamos más de nueve años juntos, creo que es bastante tiempo para saber que te quiero en mi vida. Sin contar con el hecho de que tenemos cuatro hijos ya —rio bajo.
Él se abrazó a ella, y besó suavemente su cuello.
—Jamás te alejes de mí, eres mi sostén.
—Jamás, Summy, tú eres el mío. Juntos somos los pilares de nuestro hogar, de nuestros hijos. Y soy feliz a tu lado ¿Por qué me iría?
...
¿Ya saben de quién es hija? 🙊♥️
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Los hijos de Kanat'ma
Science FictionLibro especial de la serie Bestias, con algunos de los hijos de los protagonistas ❤️ Inicio: 18/02/20