Hijos

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"—Hola pa ¿Cuándo vuelves?" —preguntó una niña rubia de grandes ojos azules, hablando con su padre mediante videollamada.

—Pronto, mi amor, ahora me encuentro en una zona de la isla muy alejada —sonrió.

"—Papi, Deiat otra vez me estaba peleando."

—A ver, pásame con tu hermano.

Vio a su hija darle el celular a su otro hijo, y como el niño molesto, no quería ver hacia la cámara.

—Dei ¿Qué ocurre? ¿Por qué estás peleando a tu hermana? Eres el hermano mayor, debes cuidar de tus hermanas, no pelearlas.

"—Yo no las peleo, es Minre que si no le das algo, se pone a llorar. Es una caprichosa."

"—¡No es cierto! ¡Tú siempre me quitas todo lo que yo quiero!"

—Ya, tranquilos, no griten —intentó calmarlos el rubio.

Algo realmente imposible desde donde se encontraba, por lo que la madre de los niños tuvo que interceder, quitándoles el celular para dárselo a sus hijas más pequeñas.

"—Hola papi."

—Hola mis pequeñas preciosas —sonrió con ternura, al ver a sus gemelas de dos años—. ¿Cómo están?

"—Bien."

—¿Sí? ¿Están bien? Papá los extraña mucho, pronto estaré ahí con ustedes.

"—Te amo."

—Yo también los amo, peque, mucho, mucho.

Continuó hablando con sus pequeñas, antes de despedirse de los cuatro, pidiéndoles que se portaran bien. Summy había tenido cuatro hijos, Deiat de siete años, Minre de cinco, y las gemelas Soue y Pipha de dos años.

—Vaya, tienes una familia numerosa —sonrió Ilu, acercándose a él con una lata de refresco.

—Sí, bastante —sonrió tomándola—. Aunque debo admitir que las gemelas fueron una sorpresa, nosotros sólo esperamos un bebé —rio.

—¿Qué edades tienen?

—El mayor siete, luego cinco, y las pequeñas de dos. Mi casa siempre es un caos en todo momento, a la hora de comer, del baño, en las fiestas —rio mirando su lata de refresco—. Siempre hay gritos, risas, peleas, y eso la hace tan especial, es lo que más extraño cuando estoy lejos, el ruido de mis hijos.

—¿Y como se las arregla tu mujer sola? Son cuatro niños.

—Ella es fuerte, con carácter, sabe cómo cuidar de cuatro revoltosos sola —sonrió—. Puede parecer la más dulce gatita de todas, pero es una leona.

Ilu esbozó una leve sonrisa, ocultando lo que las palabras de él le estaban causando realmente. Al parecer, Summy la había superado completamente.

—¿Y qué hay de ti, Ilu?

—¿De mí?

—¿Formaste una familia?

—Ah, no, mi familia son todos, y... No creo que pueda ser madre luego de... Ya sabes —murmuró.

—En los kok'ta lo recordamos, siempre —le dijo en un tono bajo—. Con los niños le llevamos flores, después de todo, es una fiesta de la familia también.

—N-No me haces sentir b-bien con esto —pronunció sintiendo un nudo en la garganta.

—Lo siento, creí que te haría sentir mejor el saber que no ha sido olvidado. Nadie merece ser olvidado, y yo creo que su espíritu se ha quedado aquí, en la isla, con Kanat'ma. Los niños lo han llamado Ukie* —sonrió levemente.

Los ojos de Ilu se cristalizaron, y se puso de pie, entrando nuevamente a la cabaña. ¿Acaso no podía entender que hablar de aquello no le hacía bien?

Summy suspiró y miró hacia abajo, antes de darle un trago a su bebida. Él jamás olvidaría a su hijo que no había nacido, y eran importante el primero para ellos.

Su recuerdo siempre estaría en la memoria de su familia, no fingiría como Ilu que nunca había existido.

...

Ukie: Espíritu de luz (Uka: espíritu, Ie: luz)

Los hijos de Kanat'maDonde viven las historias. Descúbrelo ahora