Adrien y Kanat

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—Adrien, pasa.

—Príncipe de la tribu del norte, por favor.

—Idiota de la tribu del norte, diría yo —rodó los ojos sonriendo Summy, saludando a su mejor amigo.

—Tendría que ser el líder, si no fuera por mi madre.

Entraron ambos a la casa de los padres del rubio, mientras hablaban de sus clases y sus proyectos, cuando la vista del joven moreno se quedó en la sala, en una bonita muchacha que estaba sentado en el sillón, riendo.

—¿Esa es Kanat? —preguntó sorprendido, observando a la muchacha junto a Batiet, jugando en la consola.

—Sí, ¿Hacía mucho no la veías?

—La última vez que la ví, media esto más o menos —rió señalándose la cintura—. ¿Cuántos años tiene?

—Los suficientes como para que te mandé un buen tiempo a una celda —pronunció en un tono molesto Summy.

—No exageres, ya es una mujer —sonrió travieso—. Y si tiene más de dieciséis, es legal.

—Legal no será lo que le haga a tus huevos si sigues pensando de ese modo de mi prima, y hablo en serio, Adrien —gruñó.

—Que exagerado eres, Summy —rodó los ojos—. Cep tendría que haberte dicho lo mismo cuando te pusiste de novio con su hija.

—Es completamente diferente, tú le llevas como diez años a Kanat.

—¿O sea que tiene catorce? Diablos, tienes razón.

—Sí, enfermo.

—Bueno ¿Quieres decirme algo más? Qué culpa tengo que tu prima parezca mayor.

—En fin, ¿Viniste a conocer a mi hija o no?

***

Todos sus hermanos mayores estaban en pareja ya, incluso los más chicos tenían novias o novios. Y él, a sus veinticuatro años, seguía soltero.

Y es que el jovencito había sacado el carácter de sus padres, Zato y Fleur tampoco habían querido relaciones serias cuando eran jóvenes.

Pero ver a Summy ya con su familia, con una mujer preciosa y dos hijos, lo había hecho replantearse su vida. ¿Se estaba poniendo viejo? ¿Ya estaba en edad de buscar una mujer también?

Le gustaba divertirse, participar de los kok'ta de solteros, tener sexo sin apego emocional, disfrutar su vida sin tener ningún tipo de atadura u obligación de nada.

Y el moreno estaba afuera esperando a Summy, cuando vio a la prima de su amigo salir de la casa, sonriendo.

—Ey, tanto tiempo, has crecido tanto que ni te reconozco ya.

La jovencita se giró, y al verlo, sonrió sorprendida, acercándose a él para saludarlo.

—Y yo a ti, te ves más... Alto y ancho —rio mirándolo—. ¿Estuviste levantando pesas o algo así?

—Un poco, me gusta mantenerme en forma. Si no fuera por tu cabello rizado y alborotado, ni te reconozco —sonrió divertido.

—Sí, es complicado de peinar —sonrió.

—Me gusta así como te queda, natural... Salvaje —le dijo mirándola a los ojos, haciéndola sonreír.

—Gracias. Tú también pareces un salvaje.

—¿Por qué? —sonrió divertido, ante su ocurrente ¿Cumplido?

—Tienes una mirada bastante particular, peligrosa, como un animal salvaje listo para saltar sobre su presa.

—Y comerla —rio ronco—. Aunque un buen depredador, sabe esperar cuando la presa es joven.

—¿Ah sí?

—Ajá, se disfruta mejor y sin culpa —pronunció travieso, mirando los labios de la jovencita—. Y cómo todo cazador, me gusta jugar.

...

24 y 14, Adrien ya está castrado, sólo que no lo sabe aún 🙊🙊 jajajaj

Los hijos de Kanat'maDonde viven las historias. Descúbrelo ahora