Novia

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—¿Por qué no me dijiste qué él se iría? ¡No pude despedirme de Batiet!

—Kana, yo ni sabía que él iba a irse. Sí, es verdad que atendí la llamada al ver qué era tu primo, pero él no me dijo nada prácticamente.

—No te creo nada —le dijo con lágrimas en los ojos.

Adrien se acercó a ella, y la tomó del rostro, secándole sus lágrimas.

—Kana, en serio no lo hice con mal intensión, y... Creí que tú me querías, que querías estar conmigo. No puede ser que tu primo sea más importante, que estemos discutiendo por él. Déjalo ir, Kanat, es tu primo.

La jovencita lloró en silencio, negando con la cabeza.

—Yo estaré contigo —sonrió abrazándola—. Ya lo verás, todo estará bien, preciosa.

La tomó del rostro y le dio un beso suave, seguido de otros más cortos.

—Mi princesa.

***

Un mes después

Observó su celular, y se acostó de espaldas en la cama, observando la pantalla.

—¿Qué haces?

—Nada —murmuró guardándolo debajo de su almohada.

—Pues de seguro un mensaje de tu mamá no esperabas, ya que estuviste hablando con ella hace un rato. Así que ¿Alguna chica que dejaste en Kanat'ma? —sonrió su amigo.

Batiet negó con la cabeza, y se sentó una vez más.

—No.

—Podría venirte a visitar el fin de semana, el centro de Eritma se pone agradable. No se verían mucho, pero estarían juntos un rato.

—Que no es ninguna chica, Jeak.

—No te creo, se nota en tu mirada. Y no creas que no he visto como siempre por las noches revisas tu celular, entras a un chat, y te quedas varios minutos viéndolo.

El muchacho chasqueó la lengua y salió de la habitación.

Y su compañero tenía razón, siempre antes de dormir entraba al chat de Kanat. Pero hacía más de un mes que ellos no hablaban. Él no le había vuelto a enviar un mensaje, y ella tampoco.

***

Fleur miró sorprendida a la novia de Adrien, y luego a su hijo. ¿Cuántos años era qué tenía esa jovencita?

—Pasen —sonrió haciéndose a un lado.

Kanat miró con algo de pena a Fleur y Zato. Si bien los conocía a ambos, ya que Fleur era la amiga de su tía, pero al ser presentada como novia de su hijo... Era de cierto modo incómodo.

—Es una sorpresa que Adrien nos dijera que traería a su novia a casa a cenar —sonrió Zato—. Eres muy especial por eso.

—Viejo, no hace falta —murmuró Adrien tomando a Kanat de los hombros, llevándola a la sala.

—Cuéntame, Kana ¿Cómo está tu mamá? Hace un buen tiempo que no la veo —sonrió Fleur sentándose en uno de los sillones.

—Bien, ella ha estado trabajando con mi papá.

—¿Sí? ¿Qué hace?

—Em, no lo sé muy bien, está en el área administrativa.

Zato miró a la morena, y sonrió. Le parecía tan tierna, se notaba que estaba incómoda, asustada, incluso sus orejitas estaban algo hacia abajo.

—Fleur, ¿Qué tal si preparamos algo para tomar algo?

—Sí, volvemos en un momento —sonrió la pelirroja, antes de abandonar la sala.

Adrien miró a Kanat, y luego le robó un corto beso.

—Tranquila, no pasa nada.

—L-Lo sé, pero... Siento que me voy a hiperventilar o algo así.

—Kanat, son mis padres no más.

Estaba exagerando, ni que tuviera de padres a dos militares.

—¿Dónde está el baño?

—Al final del pasillo, hacia la izquierda.

—Vuelvo en un segundo —le dijo poniéndose de pie rápidamente, dirigiéndose hacia él.

Se encerró en el baño, y tomó su celular, sintiéndose tan nerviosa. Necesitaba hablar con él, que la tranquilizarla, que le dijera que no iba a pasar nada malo, que todo estaba bien.

Pero Batiet nunca respondió a sus más de ocho intentos de llamadas.

Estaba sola.

...

Los hijos de Kanat'maDonde viven las historias. Descúbrelo ahora