Compañera por elección

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Deiat era la viva imagen de su padre. Cabello lacio, rubio, grandes ojos azules, sonrisa traviesa, amable, sociable, era tan parecido a Summy.

—Yo te ayudo, mami.

—Gracias mi amor —sonrió suavemente Lekie, tomando el bolso que su hijo le estaba pasando, para acomodar la ropa en el armario.

—¿Mi papá tenía que viajar de nuevo? ¿Por eso no vino con nosotros?

—Sí, hijo... Pero no te preocupes, lo verán cuando termine.

—¿Lo extrañas cuándo se va? Mi amigo Kelf dice que a su mamá no le gusta cuando su papá se va, y que a veces llora cuando hablan por teléfono. Y mi papá se veía muy triste, creo que quería venir con nosotros.

—Tal vez, mi amor. ¿Me ayudas a guardar tu ropa?

—Mami... ¿Papi es tu shi-e'tu?

Ella miró a su hijo, afligida, sin poder ocultar en su mirada sus verdaderas emociones, y luego besó suavemente su frente.

—El amor más grande y puro que yo tengo, son ustedes.

***

"—Hace diez años atrás, pudimos ser felices, formar nuestra propia familia. Teníamos nuestro hogar, íbamos a casarnos, y tú decidiste terminar con todo, Ilu.

—Era muy inmadura, sólo tenía quince años, Summy. Y tú muy bien lo sabes, no importa con cuántas personas estemos, o cuántas parejas tengamos, siempre-

—No, hace mucho dejé eso de lado —la interrumpió—. Sí es verdad que siempre serás mi umi'et, que fuiste especial, pero mi vida la uní a otra mujer, que supo darme lo que tú no. Y te juro que no voy a cambiarla, porque la amo, porque formamos una familia juntos, y es la única que realmente me conoce. No cambiaría todo lo que construí, por un amor pasado."

Tomó el portaretrato qué estaba sobre uno de los muebles, donde estaban los seis juntos. El abrazando a Lekie con unos de sus brazos, y con el otro sosteniendo a Pipha, y ella sosteniendo a Soue. Frente a ellos, estaban Deiat y Minre sacando la lengua, sonriendo, y fue imposible no llorar.

¿Cómo le hacía entender ahora que la elegía? La había llenado de inseguridades, y no sabía cómo remediar eso.

Ni siquiera imaginar una vida ahora sin ella.

"—Yo... No sé cómo...

—Estás embarazada.

—Sí —murmuró sintiendo como todo empezaba a girarle.

Quizás los nervios, el no haber comida nada, no lo sabía, pero estaba muy mareada.

—¡Oh Lekie! —rio abrazándola—. ¿Un bebé? ¡Tendremos un bebé!

—¿Estás seguro qué quieres esto?

—Por supuesto que sí, quiero hacerlo contigo, tener el bebé, estar juntos.

—Pero...

—¿Qué?

—¿Y ella?

Él negó con la cabeza y la tomó de las manos.

—No existe más ella, sólo tú, nosotros."

Miró el anillo en su mano, sollozando.

"—¿Y por qué no la presentas en el kok'ta?

—No sería justo para ella pedirle eso. Lekie sentiría que quiero usarla para ocupar el lugar de Ilu. Ella sabe que Ilu fue mi umi'et.

—¿Entonces qué es para ti?

—Es mi mujer, mi compañera.

—Pero Ilu tu umi'et.

—Ilu es mi ex, y Lekie mi mujer. Ni siquiera pienso en ella ya.

—Es que no lo entiendo, la superaste ¿Pero sigue siendo tu umi'et? —preguntó confundido su compañero.

—Lekie es el amor que yo elijo, e Ilu ese que fue inevitable, inmaduro, doloroso. Sí, Ilu siempre ocupará ese lugar, pero mi mujer es otra. Y creo que al poder elegirla, es mucho más importante, porque es una elección racional."

...

Los hijos de Kanat'maDonde viven las historias. Descúbrelo ahora