—Ten, es para ti.
—¿En serio? Gracias —sonrió emocionada, tomando las bolsas que Adrien le había dado.
Se sentó en el sillón, y las abrió, encontrándose con un mini shorts de jean, un top negro, medias de red, y unos zapatos de taco alto negros con tachas.
—¿Qué es esto? —preguntó confundida.
—Es para que te pongas ésta noche, para que vengas conmigo. Haré una fiesta con mis amigos.
—A-Ah, pero... Hace frío, Adrien, y esto es muy cortito.
—Es un regalo.
—Sí, y es bonito, pero es muy corto.
—Claro, si hubiese sido un regalo de Batiet, no te hubiese importado.
—Eso no es verdad —le dijo en un tono bajo.
—Está bien, Kanat, no te pongas nada. Una vez que te pido hacer algo por mí, de pasar un momento juntos, de divertirnos, y me sales con tonterías —pronunció molesto, tomando su celular y saliendo de la sala—. ¿Qué hay, Weill? Escucha, se cancela la fiesta para hoy. No haremos nada, al parecer...
Los ojos de la jovencita se llenaron de lágrimas, y guardó todo nuevamente dentro de las bolsas, antes de irse de allí, sin que Adrien se diera cuenta.
Cuando el moreno volvió a la sala, encontró todo menos a Kanat.
—Maldita sea —gruñó molesto, tomando las llaves de su auto para salir a buscarla.
***
Se secó las lágrimas de los ojos, y se acercó a la boletería.
—Un pasaje a Eritma, por favor.
Contó el dinero que tenía en su cartera, comprobando que no tendría para regresar, y le pagó a la muchacha.
—El micro sale a las nueve y treinta, que disfrutes tu viaje.
—Gracias —sonrió débilmente, antes de ir hasta una tienda.
Tenía frío, estaba lloviendo, y estaba sola. Le había enviado un mensaje a su mamá, diciéndole que se quedaría en casa de una amiga, que estaba bien, pero nada de eso era verdad.
Compró un café y un panecillo, y esperó junto a los demás pasajeros, con diferentes destinos, que el micro llegara. Sólo esperaba que Batiet aún estuviera en Eritma, que la recibiera, que la no la dejara sola.
***
—¿Cómo qué no está en casa de Reis? Ella me dijo que se quedaría allí a dormir.
—No señora Liliana, ella no está allí, de ahí vengo. Reis ni siquiera sabía de Kanat. Y es por eso que estoy preocupado, no sé dónde está, no me atiende el celular —le dijo frustrado Adrien.
—Llamaré a Millian y a Blaise —pronunció con miedo, tomando su celular.
Adrien miró a Liliana, y luego apretó los puños. Blaise, Batiet, de seguro se había ido con él ¿A dónde más sinó? Miró la hora en su teléfono, ocho y cincuenta de la noche, y tomó las llaves de su auto.
—Liliana, si sabe algo de Kanat, avíseme, iré a buscarla por las calles —le dijo antes de irse y subirse al auto.
Sólo había una terminal de micros de larga distancia, y dudaba mucho que Kanat hubiese ido al aeropuerto. Los vuelos a Eritma no salían seguido.
Ella era suya, había sido suya, era su novia, ya debía dejar de una maldita vez al pendejo de Batiet. ¡Eran primos!
...
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Los hijos de Kanat'ma
Science FictionLibro especial de la serie Bestias, con algunos de los hijos de los protagonistas ❤️ Inicio: 18/02/20