Ni tú ni yo

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Al volver de su entrenamiento, se encontró con diez llamadas perdidas por parte de Kanat, preocupándolo. Soltó su bolso y marcó el número de la jovencita, mientras se sacaba el chaleco.

"—Hola."

—Adrien ¿Kana está bien?

"—Perfecta, está durmiendo ahora ¿Qué necesitabas?"

—Tenía unas llamadas perdidas, es por eso que quería hablar con ella.

"—Está todo bien, pero tu prima está durmiendo ahora. Le diré mañana que llamaste."

—No, quiero hablar con ella ahora, despiértala por favor.

”—Buenas noches, Batiet."

Apretó sus puños con rabia, y lanzó el celular. Siempre era lo mismo, cada vez que quería hablar con Kanat, misteriosamente siempre le respondía Adrien.

Sólo esperaba que ella estuviera bien. Tal vez simplemente, quería hablar con él.

***

Sí disfrutaba estar con él, pero a veces Adrien se ponía muy cargoso, y lo único que quería era estar en la cama.

Besó su cuello deseoso, acariciándole los muslos, el abdomen, subiendo a sus pechos, y la morena sólo giró su rostro hacia uno de los costados, apretando sus labios entre sí.

Ya no quería seguir haciéndolo, pero no sabía cómo decirle que parara. Temía que él se ofendiera. Y de cierto modo, sentía que tenía la obligación de estar con él, porque era su novio.

La tomó del rostro, girándolo para besarla, y ella le correspondió, ahogando un jadeo alto cuando él la penetró. Se abrazó con fuerza a él, y gimió cuando Adrien comenzó a penetrarla.

La haría olvidarse de todo, porque ella ahora era suya.

***

—Hoy iremos a un lugar especial —sonrió divertido Jeak.

Tenían los domingos libres, y es por eso que los muchachos solían aprovecharlo para descansar, o salir a divertirse un poco.

—¿A dónde?

—¿Escuchaste alguna vez de la "Casa del placer de Eritma"?

—Am no, nunca escuché, pero ya imagino de que va —rio bajo.

—¿Ya estuviste con alguna chica? No te preocupes, no diré nada.

—No, tenía una especie de... "Celibato por trato" —murmuró.

—¿Qué? —rio—. ¿Pero por qué? Eso es una estupidez.

—Ni lo digas...

—A Eritma de por sí la conocen como la tierra del placer. De aquí salen muchos de los productos afrodisíacos que llegan al resto de la isla.

—¿Y es seguro?

—Sí, obviamente. No solo hay condones, sino que las chicas que allí trabajan, generalmente están operadas, para que no exista riesgo de embarazo.

Batiet miró a su amigo, inseguro. Él no sentía que estuviera bien tener sexo con una desconocida porque sí. Era completamente diferente participar del kok'ta, a esto.

—¿Qué pasa? Ya no eres un niño, Batiet —rio—. Mira, si no quieres hacerlo está bien, toma algo, disfruta del ambiente, y luego nos vamos.

—De acuerdo.

***

Observó a Adrien jugar con su consola, y se acurrucó en el sillón, abrazando una almohada.

"—Kana, tú quédate detrás de mí ¿De acuerdo?

—Pero yo también puedo ir al frente, Bati.

—Sí, lo sé, pero tú me cubres la espalda. Si ganamos ésta partida, clasificamos a la siguiente ronda —sonrió."

Ellos solían jugar juntos en equipo, siempre habían sido pareja. Y ahora... Sólo podía ver a su novio jugar, porque aquello eran "juegos de hombres".

—Princesa ¿Me pasarías un refresco?

—Dame el joystick, sigo yo mientras vas a buscarlo.

—No, nada de eso, nenita, llego a perder esta partida y me mato —rio—. Tengo el mejor ranking de todos.

Kanat suspiró y salió del sillón, dirigiéndose a la cocina de la casa de Adrien.

—¡Y tráeme unas papas también!

...

Los hijos de Kanat'maDonde viven las historias. Descúbrelo ahora