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#MesGiyuuTan
Algo de Modern!AU

(22/02/2020)
Arte: @bt_kosopowa

:. :. :. :. :. :. :. :.

Se considera a sí misma una mujer capaz de mantener a raya sus emociones bajo una actitud serena.
Claro que eso le estaba costando mucho trabajo en ese instante. Quería reír a carcajadas hasta perder la voz, aguantar un rato hasta mejorarse, y volver a reír.

No la culpen, ¿quién no estaría en su situación al ver al temible Giyuu Tomioka rogándole asilo en la entrada de su hogar? Era una delicia para su ser el escuchar el motivo que lo había llevado hasta su mirada y obviamente le haría repetirlo hasta el hartazgo.

—Oh, que triste historia, Tomioka-san pero en realidad no te hice nada de caso, ¿podrías repetir lo que dijiste? Desde el inicio, si no es molestia.

El moreno suspira con obvio fastidio pero no tiene muchas opciones —Estábamos sentados Kie y yo junto a la chimenea mientras Tanjiro preparaba café. Me mostraba su muñeca preferida. Ya sabes, esa que le regaló Himejima en su cumpleaños —. Explica con lentitud observando el rostro aparentemente analítico de la mujer quien internamente se carcajeaba —Ella había ido a buscar no sé qué cosa para su juguete cuando llegaba Tanjiro y me entragaba mi taza. Yo aún sostenía la muñeca cuando él me preguntó sobre a dónde se había ido Kie —. Hace una pausa comenzando a arrugar el ceño y la vergüenza se apoderaba de su persona —No sé cómo pero cuando hice el gesto de negación con la mano, la maldita muñeca se resbaló de mis dedos y salió volando directamente al fuego.

"Tranquila, Shinobu, no te ahogues en tu saliva, aún falta lo mejor."

—No podía creer lo que acababa de suceder; rápidamente Tanjiro intentó sacarla pero ya era tarde, estaba completamente quemada. «Tranquilo, Giyuu. Le pediremos a Himejima que consiga otra muñeca y Kie no se enterará de esto» me dijo. Claro que no habíamos notado la presencia de la niña en todo el rato hasta que escuchamos su llanto.

Shinobu se sentía algo mal al burlarse en parte del sufirimiento de una pequeña tan linda como Kie pero el martirio de su "amigo" hacía que se tragara la amargura.

Tomioka se encantraba cansado y profundamente arrepentido —Ella lloraba tan fuerte que hizo a Tanjiro ir a abrazarla para intentar tranquilizarla pero él también se había puesto a llorar y no lo culpo, a mí también se me había roto el corazón cuando la vi. Intenté acercarme a ella para disculparme pero no me lo permitió. Solo se aferraba al regazo de mi esposo y me pegaba en la mano cada que intentaba tocarla. «¡No quiero verte!» me gritó «¡Vete de la casa, te odio!» Y me fui. Henos aquí —. Concluye su relato pasando de una pierna a otra su peso mostrando impaciencia.

—Así que decidiste venir aquí a pedirme el sillón como cama, ¿no es así?

—Básicamente.

—...

—... ¿Qué?

—Eres un cobarde —. Contesta tajantemente mientras el aura del contrario sólo se ensombrece. La fémina acomada su cabello con despreocupación cuando decide seguir hablando —¿Cuánto tiempo piensas en huir de tu hija?

—Hasta que se le pase el enojo, es solo una muñeca —. Vamos que, para él, no era importante. Eso irritó a Kocho de una manera especial.

—Para una niña no se trata sólo de eso, ¿ves que eres un desconsiderado? Por eso todos te odian, Tomioka-san, incluso tu hija. No me sorprendería que Tanjiro se quiera divorciar de ti.

Vaya, Giyuu se había dado la vuelta dejándole sola en la entrada. Bueno, eso le daría el coraje que necesitaba para regresar a su casa.
Camina analizando el cómo trataría la situación, nada le convence para ser sincero. Cuando intenta entrar a su hogar recuerda el sencillo hecho de que había olvidado sus llaves y su teléfono en su rápida huida. Perfecto, que listo que eres, Giyuu.
Se aleja de la construcción y logra ver como la luz de la habitación que comparte con su pareja sigue encendida y se le ocurre una brillante idea.

Nunca fue necesario para él arrojar piedritas a la ventana de Tanjiro porque siempre la tenía abierta pero el viento seguía siendo frío en la época y quería evitar resfriados innecesarios. Gracias a su buena puntería no pasa mucho tiempo hasta que la gentil y preocupada cara de su esposo se asoma para cambiar de expresión al solo verlo.

—Giyuu, estoy tan feliz de que estés aquí —. Le dice lo más alto que puede mostrándole una bella sonrisa que aligera la culpa en sus hombros.

—Lamento haber huido y el haberte dejado con todo el paquete —. Confiesa.

De momento, el pelirrojo se aparta del marco de la ventana para regresar con una pequeña niña en brazos que, con sólo verlo, formaba un puchero de enojo. —Mira, Kie, es tu papá —. Alienta Tanjiro a su hija a siquiera mirarle. Giyuu nunca se había sentido tan pequeño como en ese instante ante el desprecio de su propia hija.

—Yo lo lamento tanto, mi amor. De verdad fue un accidente, yo nunca querría hacerte sentir mal —. Suelta esas sinceras palabras esperanzado al notar como los azules ojos de Kie le observaban atentamente —Te prometo que te compensaré la muñeca pero solo quiero que me perdones.

No le da mucho tiempo cuando sus dos seres queridos desaparecen de su campo de visión para escuchar como se abre el cerrojo de la puerta para que dos pares de brazos le rodearan con amor.

—¡Perdón por haber sido tan grosera contigo! — Chilla la pequeña entre sus padres quienes solo sonríen aliviados ante su cambio de actitud.

Nadie dijo que ser padre era sencillo.

Under the Wisteria TreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora