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#MesGiyuuTan
¡Penúltimo one-shot!

(15/03/2020)
Cr: Pixiv user 4041168

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Una boda se lleva a cabo, hay personas alegres que felicitan a la feliz pareja, son los compañeros que de esos dos Pilares que se unen por lo que resta de sus vidas.

—Me alegra ver que Kanroji-san e Iguro-san finalmente puedan estar juntos, ¿qué dices, Giyuu-san? — Tanjiro miraba anhelante a los aludidos esperando la respuesta de su acompañante.

Había sido un horror, pero lo consiguieron. Casi mueren más de una vez y fue cuando Obanai se obligó a replantearse las desiciones de su vida para armarse de valor y confesar todos sus sentimientos a la muchacha de trenzas.
No fue sorpresa para nadie que sucediera aquello y Mitsuri estaba de lo más contenta imaginando una existencia próspera al lado del hombre que amaba, pero no fue así.

Terminada la batalla, después del recuento de daños y  de los consuelos, Sanemi dio a conocer lo que la Luna Superior Uno le confesó a Himejima durante su encuentro. Les habló de la marca y sobre la maldición que está conllevaba. Así, lo que se tenía planeado para ser celebrarse en el año próximo se realizó en la semana posterior.

Todos los sobrevivientes asistieron lo más pulcros que sus heridas se lo permitían, el evento endulzaba un poco a quienes habían perdido a sus seres importantes.

Ahí estaban, presenciando la belleza del momento que no había limitado en gasto alguno, pero Giyuu no puede prestar atención a nada más que la hermosura que tiene al lado y le observa aún expectante de una contestación.

—Yo también me alegro —. Aparta la mirada del chico sumiendose en sus pensamientos que son la remembranza de la explicación del Shinazugawa mayor.

«Al cumplir los 25 años, todo aquél que haya desarrollado un tipo de marca, morirá sin excepción»

Ese era el motivo de toda la algarabía, la mujer tenía diecinueve años y el hombre de las cicatrices en el rostro contaba con veintiún años de edad, al igual que él. No había tiempo que perder en estupideces y temores sin sentido, debía actuar según sus propios deseos. Giyuu quería sentirse tan valiente como el Pilar de la Serpiente en ese instante.

La boda se desarrolla sin ningún contratiempo, todo en un ambiente de armonía y cariño, pero Tomioka se ha llevado al muchacho de los pendientes a un lado más apartado.

No se permite el analizarlo mucho porque está seguro de que el valor acumulado desaparecerá y es lo que menos quiere.

—¿Te encuentras bien, Giyuu-san? — Le pregunta y luce tan preocupado que le da un empuje extra para lo que tenía planeado.

—Tanjiro, mírame bien, yo no tengo nada especial que darte —. Comienza captando como el ceño del pelirrojo se frunce ante esa frase —Me hace falta un brazo, tu rostro se desfiguró, me quedan cuatro años en este mundo y a ti te quedan diez más.

El joven se sorprende ante todo lo que sale de su boca, nada es una mentira y le rompe el corazón —No digas eso, cada minuto es especial para mí cuando estoy contigo, Giyuu-san.

—Kamado Tanjiro, permite que lo que me queda de existencia la pase a tu lado —. Se arrodilla delante suyo sujetando una mano con su única extremidad disponible —¿Te casarías conmigo?

Los azules ojos se cierran con preocupación para abrirse al instante en que siente el peso de un abrazo en sus hombros, es cálido y le entibia el pecho hasta las lágrimas.

—Te daré todo mi ser —. Tanjiro susurra a su oído con voz quebrada —Lo amaré hasta que mi cuerpo desaparezca, Giyuu-san.

Bajo los fuegos artificiales, se besan como sello de presa de acompañarse hasta que el último suspiro sea emitido.
Porque no hay tiempo para el miedo cuando la vida se les escapa entre los dedos.

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Se suponía que hoy se acababa el mes pero debo un día, así que me queda un escrito más.

Under the Wisteria TreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora