¢αρíтυℓσ 28

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+Flores+

Después de todo lo que había ocurrido, los chicos esperaron con emoción el fin de semana, durante las clases sólo podían hablar de lo ansiosos que estaban por ir a ese lugar. Ninguno de ellos había ido alguna vez a un lugar parecido, era algo nuevo y estaban felices de poder compartir esa experiencia juntos.

Era Viernes, y Adrien aún tenía una misión pendiente: Hablar con Kagami. Tomó las entradas de su escritorio y bajó rápido las escaleras para dirigirse a la salida, allí se encontró a Simon, su guardaespaldas y le pidió que lo llevara.

El rubio conocía de memoria el horario de la asiática así como ella conocía el suyo, después de tantos años de predominante rutina, ambos se habían visto obligados a memorizar los tiempos donde podían reunirse, porque siempre eran muy limitados.

Eso le recordó a Adrien de su primer aniversario con la chica, en ese tiempo ambos eran muy unidos y una auténtica y romántica pareja. Se complemetaban en todo sentido, en las noches compartían llamadas interminables y esperaban con ansias el momento en que volverían a encontrarse. El recuerdo plantó una sonrisa en el rostro del rubio, aunque nunca tuvo claro qué sentía exactamente por la japonesa, no podía negar que junto a ella había pasado los mejores momentos de su vida.

Debo arreglar las cosas con ella, pensó, y siguió observando la ventana. Pasaron unos cuantos kilómetros y su mente encendió una alerta en cuanto vió una floristería.

-¡Simón, espera!- Exclamó sin siquiera pensarlo.

El guardaespaldas detuvo el auto, sobresaltado y dirigió su vista a Adrien, como preguntándole qué había pasado. El chico sonrió nervioso y se acercó a la puerta para abrirla.

-Perdón por haberte asustado, voy a comprar unas flores ¿Me esperas?

El guardaespaldas volvió su vista hacia el frente y le quitó el seguro a la puerta donde estaba el chico, como señal positiva.

-Gracias, ya vuelvo.

El rubio bajó del auto y se apresuró hasta la tienda, llevó un ramo de lirios naranja con claveles rojos, pagó y volvió al vehículo.

-Listo- Le señaló al hombre para que continuara con el camino.

Tras unas pocas cuadras, el chico llegó a la casa de la ojicafé, se despidió de su guardaespaldas y se disponía a tocar el timbre cuando una voz lo interrumpió.

-Adrien- Habló la voz robótica, asustándolo- Su padre llamó para anunciar tu visita, la señora Tsurugi lo está esperando.

El rubio respiró profundamente y observó como las grandes puertas se abrían y dejaban ver a la adulta, acompañada de un lazarillo.

-Buenos días, Señora Tsurigi, vengo a ver a Kagami ¿Se encuentra?

-Buenos días, Adrien. Sí, adelante, pasa.

El lazarillo guió a la señora mientras el rubio lo seguía por detrás, llegaron a la sala de estar, y tomaron asiento.

-Antes de que veas a mi hija- Habló la mujer- Me gustaría hablar contigo.

-¿Sí?

-He notado que tus visitas ya no son tan recurrentes como antes y mi Kagami evita mencionarte ¿Pasó algo entre ustedes?

-No señora, todo está bien entre Kagami y yo.

-¿Entonces porqué el cambio?- Interrogó.

-He estado muy ocupado últimamente y no me queda mucho tiempo para estar con su hija, pero quiero arreglar eso.

-¿Y qué piensas hacer, jovencito?

-No sé si mi padre le habrá comentado algo al respecto, pero tenía la intención de llevar a Kagami al nuevo parque de diversiones que está en la ciudad esta semana. Claro, si usted me lo permite.

-Escuchame bien, Adrien. No sé qué es lo que esté ocurriendo entre mi hija y tú, pero a mi no me engañas con que todo está bien. Conozco a Kagami y sé que algo la inquieta, quizás no pueda ver, pero eso no me impide escuchar, y tú sabes lo que pasará si lastimas a mi hija. No me quiero llegar a enterar de que ustedes dos terminaron, porque habrán consecuencias ¿Está claro?

El rubio abrió los ojos como platos y sintió como si su corazón se hubiera detenido por un momento, esa mujer podía llegar a ser extremadamente intimidante cuando se lo proponía, y había dejado al rubio preocupado, pero no se podía quedar en silencio, tenía que hacer algo, por lo que sacando coraje de quién sabe dónde, se atrevió a responder.

-Está claro señora, pero no tiene de que preocuparse, quiero a su hija y seguirá siendo así, ahora si me permite- Dijo poniéndose de pie- Iré a ver a Kagami.

-Está en su cuarto- Fue lo último que Adrien oyó antes de irse.

-Esa señora me da escalofríos- Dijo Plaga poniéndose en frente del rubio mientras subía las escaleras.

-Tienes razón Plaga, pero no es momento de hablar de eso, escóndete.

-Está bien, está bien.

La criatura volvió al bolso y el rubio finalmente llegó a la puerta de la chica, suspiró y la golpeó, esperando la respuesta de la chica.

-Pase- Escuchó desde adentro.

Aguardó un momento, tomó la manilla y empujó la puerta.

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Esperando la funa del Festival de Viña.

Gracias por leer💕.

El día que robaste mi corazón (Adrinette) [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora