¢αρíтυℓσ 47

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*El inicio de una alianza*

El día Lunes en la mañana, como de milagro, la azabache se levantó temprano y, tras despedirse de sus padres, emprendió rumbo al instituto.

Caminó por el primer piso hasta llegar a la sección de los casilleros y se dispuso a sacar los materiales que necesitaría para su primera clase. Sin embargo, no se esperaba que al cerrar la puerta de su casillero, encontraría al rubio esperándola.

-Hola, Mari- La saludó.

-¡AHHHH!- Gritó la azabache sobresaltada- !¿Porqué siempre tienes que hacer eso?! -Exclamó dándole un pequeño golpe en el pecho, provocando una leve carcajada por parte del rubio.

-Tal vez porque quería verte- Le sonrió, apoyando su espalda en los casilleros.

-¿Sabes que podrías simplemente acercarte y saludarme como una persona normal?- Farfulló molesta.

-¿Y cuál sería la diversión en eso?- La azabache lo fulminó con la mirada, haciendo que el chico se pusiera un poco nervioso- Está bien, está bien, la próxima vez te avisaré cuando quiera verte. Pero está vez era necesario.

-¿A qué te refieres con "necesario"?

-Bueno, como ayer me dijiste que debíamos ser cuidadosos hasta que terminaras con Luka... Quise esperarte para poder pasar un tiempo juntos sin que nadie nos interrumpiera.

-Y elegiste los casilleros porque...

-Porque así puedo hacer esto- Dijo para luego acercase a la azabache y unir sus labios en un tierno beso, que fue rápidamente correspondido.

Duraron de esa forma unos segundos para luego separarse y dirigirse una mirada traviesa, mientras un ligero ardor subía por las mejillas de ambos adolescentes.

-No sabes cuantas ganas tenía de estar contigo- Continuó el rubio, abrazando a la chica, seguro de que nadie los vería tras la pared de casilleros que los ocultaba.

-¿Porqué tienes que ser un idiota tan tierno?- rió la chica mientras recordaba lo que había pasado hace un momento.

-Porque así me quieres- Dijo para luego robar muchos pequeños y cortos besos de los labios de la chica.

La azabache no podía evitar sonreír en ese momento. Había pasado años deseando que el rubio correspondiera sus sentimientos, pero sabía que algo estaba mal y eso la hacía sentir culpable. No podía cerrar sus ojos sin imaginar cómo reaccionaría Luka si los viera en ese momento.

De solo pensar en eso comenzaba a sentirse incómoda con las muestras de afecto del rubio, y eso no era lo que quería. Genuinamente quería disfrutar de un tiempo a solas con él ¿Pero cómo?

Entonces, una idea cruzó por su mente.

-¿Sabes?-Musitó apartando al chico- Hoy me apresuré en salir de mi casa para llegar temprano y no pude comer nada, pero... -Comenzó a sacar pequeñas cajitas de su mochila con pasteles y galletas- traje algunas cosas de la repostería, así que... ¿Te gustaría desayunar conmigo?

[...]

El timbre de un teléfono sonando a su lado la despertó. A pesar de su pereza se levantó rápidamente, tomando el dispositivo entre sus manos. Le habían avisado que debía estar alerta en caso de recibir una señal, y al ver el nombre que asomaba en la pantalla, ese nombre con el que últimamente había estado tan familiarizada, supo que específicamente esa era la llamada que cambiaría su vida.

-Sabía que llamaría- Respondió esbozando una cínica sonrisa, con el auricular en su oído.

-Ya sabe dónde encontrarme, señorita Rossi, la estaré esperando- Se escuchó la voz profunda y penetrante desde la otra línea.

El día que robaste mi corazón (Adrinette) [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora