Elissa despierta en el mundo de Thedas mientras estan desarrollándose los eventos de Dragon Age Origin. Se sorprende al descubrir que es la hija mas joven de los Cousland y que Aedan Cousland también existe en esta era.
Como conoce el acontecer de...
Antes de empezar quiero decir que aunque esta historia es basada en la franquicia de Dragon Age, estaré modificándola un poco. He leído historias de este tipo antes y con la intención de hacerla diferente a las otras (a mi gusto) y evitar lo tedioso de leer los diálogos textuales del juego le he agregado mi toque personal.
Si les gusta el drama creo que les gustará. Así que no la dejen a medias.
Por Favor.
Saludos y espero que la disfruten yo he disfrutado mucho escribiendola.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Desde el borde del precipicio, Duncan contempló el abismo. El fondo estaba cubierto de los cadáveres de los darkspond, apilados tan juntos que apenas podía ver el fondo.
Limpió con sus dedos la sangre negra contaminada que le corría por los ojos mientras veía cerrarse el abismo sobre Frelden.
Solo una vez durante su vida había visto tal cantidad de engendros. Corrían los tiempos que el rey Marim se les unió en el Deep Road. Tiempos en los que perdió muchos compañeros, muchos amigos. Y en esos momentos temía que la tragedia fuese a repetirse.
Una melodía zumbó en su cabeza. Dulce como el arrullo de una madre. En el trasfondo de ella, como un susurro en su oído, había una voz de mando. Duró unos instantes antes de desaparecer por completo. Y cuando lo hizo le dejó con una terrible sensación de vacío.
"Está comenzando"
Recordó como sus sueños se habían vuelto cada vez más terribles.
Duncan alzó la vista al cielo, viéndole oscurecerse por las nubes de tormenta.
"Esto es un Blight" pensó. Inseguro de lo que su seguridad pudiese acarrear.
No había suficientes Grey Wardens en Ferelden para pelear. Y cuando la horda se aproximara serían devorados bajo las armas de los monstruos de las profundidades.
Había pocas esperanzas.
Pero Duncan no dejaría el mundo sumirse en el caos sin pelear.
Se arrodilló en el suelo y sacó su mapa.
Con la sangre podrida que resbalaba por sus dagas, trazó un sendero carmesí. Un camino que seguiría hasta el palacio real de Ferelden. Dibujó un sendero amplio y curvado que terminaba en Ostagar. La única fortaleza de los tiempos de Tevinter que podría soportar la embestida de la horda.
"Si es que llegamos a tiempo"
Suspiró, liberando su cansancio. Tomando fuerzas por el viaje que pronto había de comenzar. Sus ojos regresaron al cielo antes de juntas los brazos frente a su rostro y rezar.
- Que el Hacedor nos proteja –
Murmuró. Convencido de que ni la mismísima Andraste podría salvarlos.
