Capítulo 11

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Con el hocico a la altura de mi cara, cierro los ojos, no estoy lista para morir, pero supongo que ya me he hecho a la idea.

- ¡No te muevas!!- una voz, a lo lejos. – Quédate completamente quieta.

Nashua, es el, abro los ojos pero no lo veo, busco con la mirada a través de los arboles, hasta que a lo lejos me topo con los ojos verdes, va solo con un pantalón azul que le llega por las rodillas, sin camiseta y descalzo, está empapado. “Oh no, ¿Qué hace??, Ahora vamos a morir los dos…”

Parece enfadado, pero sinceramente me dan mucho más miedo los lobos.
Ellos se giran y lo miran, a el parece que no le asustan, yo ya llevo un rato tiritando, no se si es por el frío o por el ataque de pánico.

- ¿Por qué queréis matarla??.- Grita a lo lejos.- ¡No la conocéis!!

“¿Le está hablando a dos bestias peludas??” Supongo que no esperará una respuesta. Los lobos solo gruñen mirando hacia el, giran todo el cuerpo y dan unos pasos pequeños hacia el. No se que pretende… No lo entiendo. Se podía haber librado de una muerte segura, y ha venido a meterse en la boca del lobo.

Los animales salvajes echan a correr hacia el, y el inexplicablemente echa a correr hacia ellos. “Definitivamente está loco, ¡Loco!!” Nashua da un grito grave y gutural que acaba sonando como un gruñido, convulsiona brevemente y en un segundo aparece un lobo blanco descomunal. Busco a Nashua con la mirada por qué no puede ser posible que de repente él se haya transformado en un animal delante de mis narices. Es imposible.

Hasta que miro a los ojos a ese lobo blanco majestuoso, tiene los ojos verdes, es su mirada, no sé cómo podría explicarlo pero es el, es Nashua.

Es como si estuviese soñando despierta, hasta que el sueño se convierte en una pesadilla, el lobo marrón alcanza a Nashua, se tira encima de él y le muerde en el lomo, Nashua reacciona, se vuelve y le muerde una pata, fuerte, hasta que cruje, mientras que el lobo negro intenta morderle en el cuello. Al soltarle el lobo marrón que empieza a cojear, Nashua se gira, y con las patas delanteras empuja al lobo negro hasta que lo tira al suelo y consigue morderle primero.

Con el lobo marrón cojeando y él encima del negro en el suelo sangrando, levanta la cabeza y me busca, nuestras miradas se encuentran en la distancia, hace un gesto con el hocico señalando hacia un punto concreto.

- ¿La cabaña? .- Digo en un susurro.

El asiente. Pero de repente el lobo negro le muerde en una pata delantera, Nashua suelta un quejido agudo, y el lobo marrón se le echa encima. “Tengo que salir de aquí”, “No puedo dejarlo así”, “No puedo ayudarlo, ni si quiera como persona soy grande, ¿Cómo voy a quitarle un lobo de encima?” “¡¡¡CORRE!!!”

Después de unos segundos de disputa interior salgo a correr.
Ahora es cuesta arriba, estoy dolorida, helada, los tenis mojados pesan, las piernas me escuecen, pero no me paro, me mente me mete prisas “Rápido, rápido” mi cuerpo no puede acelerar el ritmo. “Lo van a matar”, es un lobo inmenso pero es una lucha de dos contra uno, una pelea injusta a muerte, con la cara empapada, no sé si es de lagrimas o de la lluvia, quizá de ambas cosas, intento ir más deprisa, pero mis ganas de llorar me están frenando. Y en ese momento, se oye un aullido, un aullido desgarrador “¿Nashua? Quizás no es el, o quizás si…”

Veo a lo lejos la cabaña, no voy a llegar nunca. “Vamos, un poco más” sigo, y parece que está más cerca, eso me anima, tengo que conseguirlo.

No sé cómo lo he hecho pero tengo la cabaña delante, avanzo, empujo la puerta, entro y cierro. Apoyo la espalda en la puerta con la respiración agitada, mi corazón golpeándome en las costillas del pecho como nunca me había pasado.

- Nashua. – susurro, llorando.

Caigo hacia adelante, de rodillas y apoyo la frente en el suelo, llorando.

En la Boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora