Capítulo 22

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Lo miro a los ojos, su mirada me llama, sus ojos verdes se enternecen, y por un instante soy incapaz de articular palabra, así que agacho la cabeza, sin saber qué decir, creo que soy la peor persona del mundo.

- Yo… lo siento… - Digo en voz baja.

El no contesta, se gira y a grandes zancadas se dirige al dormitorio.

- Nashua, ¡¡por favor!! – le suplico.

Entra al dormitorio sin contestar, y a los pocos segundos sale, con mi pantalón en la mano, el pantalón que llevaba el día de la huida, el día que vi de cerca a los lobos, ese pantalón iba a tirarlo, ya que estaba roto, y manchado de barro y sangre.

- ¿¿Que vas a hacer con eso??.
- Sacarte de aquí – contesta con voz grave, sin mirarme.
- por favor, para, dame un momento, necesito que hablemos. – mi voz es una tremenda súplica.
- ¿Qué quieres hablar? – está muy enfadado. – tienes una vida echa, donde según tu, yo solo he estado interrumpiendo.

Echa a andar a pasos agigantados hacia la puerta de la calle. Doy una pequeña carrera para alcanzarlo, y le agarro del brazo.

- Espera por favor, eso tampoco es así. No te vayas, lo podemos solucionar. – digo entre sollozos, su aroma hace que pierda la razón.
- ¿Solucionar?, Dime entonces ¿¿cómo quieres solucionarlo??

Mi cabeza da vueltas, buscando una solución rápida, mi luna de miel, mis padres, mi trabajo, mi marido que al menos merece una explicación. No puedo quedarme aquí sin más… Pero…

Nashua, al ver que se hace el silencio y que no le doy una contestación, tira de su brazo para deshacerse de mis manos, lo cual consigue con facilidad ya que yo no tengo tanta fuerza.

- ¡¡No, espera, por favor!! – arranco a llorar, sé que se va a ir. - ¡¡No me dejes aquí!!
- Voy a sacarte de aquí. – dice con firmeza.

Se dirige hacia la puerta con seguridad, dándome la espalda, sin mirarme.

- ¡¡Podemos buscar una solución!! – Digo intentando hacer que pare.
- La solución la tengo yo, me alejo de ti y tu puedes continuar con tu vida, como si yo no hubiese existido. De todas formar nadie puede asegurarme que vaya a salir vivo de todo esto. – dice mientras abre la puerta, se va.

Sus palabras me atraviesan, no puedo consentir eso, mi corazón se me va a salir del pecho.

Corro hacia la puerta, mientras veo como sale.

- ¡¡NASHUA!!

Me quedo en el marco de la puerta, viendo cómo se aleja.

- NASHUA, POR FAVOR…

Él en ese instante se gira.

- Entra en la cabaña Leire, ¡¡Entra!!

Jamás había sentido tanto dolor al escuchar mi nombre de pila, tanto, que ahí mismo caigo de rodillas.

Él se aleja dándome la espalda, cuando escucho un gruñido, y veo como el enorme lobo blanco, desaparece entre los árboles.

Como puedo, cierro la puerta, aún estando de rodillas. Y una vez dentro, dejo caer mi cuerpo en el suelo, con mi cara en contacto con la madera, cierro los ojos, y me fundo en un llanto incontrolable, un llanto de dolor que apenas me deja respirar, no soporto la idea de haberlo perdido. Noto un enorme agujero en el pecho que me hace sentir vacía, sin vida. Hasta siento lástima de mí misma. Mi lago de dudas se convierte en un océano que no me deja despegar la cabeza del suelo. Noto mi cara mojada al sonido de mis gemidos y sollozos.

Pierdo la noción del tiempo, creo que llevo todo el día en el suelo, incluso creo que a ratos me he quedado dormida.

En un momento de lucidez, me desespera su ausencia, así que a gatas intento llegar al sofá, su olor tiene que haberse quedado impregnado ahí, me tumbo y agarró con fuerza el cojín que el usa de almohada. Y sin parar de llorar me lo llevo a la cara. Ahí está, una fragancia muy leve de el. Lo que hace que me relaje un poco, ya que a estas alturas lloro sin lágrimas, las he agotado.

Mi mente se apaga, caigo en un profundo y desconcertante sueño.

“Golpes” digo en mi cabeza, alarmada.
Se oyen unos golpes en la puerta, “¿Alguien está llamando?”

- ¿Hola? – parece la voz de una chica.

En la Boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora