Capítulo 20

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Me despierto, o me despierta mas bien una sensación de angustia. Estiro los brazos buscando a Nashua, pero estoy sola en la cama.

Anoche él se agobio por mi situación, y es culpa mía. Las cosas entre nosotros no están claras, estamos acostándonos y hasta donde yo se, hay sentimientos de por medio. No puedo decir que me gustaría ser su novia, si estoy casada… No se hasta que punto quiero o puedo pedirle que sea mi pareja, ¿Y Liam?.

Quizás esté enfadado, y con razón, no supe cómo solucionar anoche esa situación… y lo único que se me ocurrió fue el sexo. Ahí solo somos el y yo, desnudos, sin raciocinio.

“¿Se ha ido?”. No, no me ha podido abandonar y dejarme aquí sola. Una punzada aguda se me clava en el pecho.

- ¿¿Nashua???. – Digo levantando la voz.

Me levanto, me pongo una camiseta suya, ya que no las usa, y salgo del dormitorio, a buscarlo. Me paseo por la cabaña pero él no está, solo hay una nota encima de la mesa que dice: Estoy en la aldea, no salgas. Se ha ido.

“¿¿¿Se ha ido???”

Me siento en el sofá, agarro un cojín y lo aprieto contra mi pecho.

Me estoy agobiando mucho, o me estoy asustando, ni siquiera tengo claro lo que estoy sintiendo ahora mismo. “¿Me da miedo perderlo? ¿O lo que me preocupa es que me despiecen los lobos?” Necesito tenerlo cerca, conmigo.

Estoy muy confundida, no se si siento algo muy arraigado por Nashua, o es por el echo de estar aquí encerrada y el es la única persona con la que tengo contacto.

El parece que siente cosas por mí, pero, tampoco me ha dicho que quiera tener una relación conmigo…

Estoy planteándome la situación, estoy barajando posibilidades, y tengo un sentimiento muy desagradable, una mezcla de ira, miedo, dolor, tristeza, abandono y enfado. Lo que no termino de tener claro si es él, el motivo de esa sensación ¿por qué no está? ¿Por qué me siento abandonada? ¿Por qué quiero que vuelva? ¿Por qué odio que se haya ido y me cause este estado de ansiedad?

Y sin previo aviso, arranco a llorar, un llanto desconsolado, que soy incapaz de controlar.

- ¡¡¡Nashua!!! – Grito entre sollozos. – Nashua… Por favor…

Intento analizar la situación de la forma más lógica que puedo. Y efectivamente, creo que lo que me pasa es que tengo el síndrome de abstinencia.

Pero mi orgullo se apodera de mi, o quizás la ira. “llevo aquí encerrada muchos días, a su merced. Takaqua no ha aparecido, no se nada del exterior”

Cuento con los dedos los días que llevo aquí, y según mis cálculos faltan 3 o 4 días para que termine mi supuesta luna de miel, y mis padres empiecen a preguntarse donde estoy… han pasado muchos días y nadie hace nada para que pueda irme. El me ha tenido aquí a su antojo, sin preocuparse de que pueda salir, claro, a cambio de sexo.

Me ha liado… yo le he sido infiel a mi marido para que él pueda cobrarse mi supuesta protección y solo se ha dedicado a acostarse conmigo…

“¿Por qué nadie se ha preocupado de que pueda irme?”
“Para su propio beneficio”

Me siento como una imbécil, me he dejado engañar ¿por qué? ¿Por qué huele bien? Menuda idiota. La ira arde por mis venas. Y lloro, lloro de rabia, de furia. Cuando de repente oigo la puerta abrirse, es él.

En la Boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora