Capítulo 18

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Nos hemos despertado esta mañana bastante descansados, teniendo en cuenta que solo nos dedicamos a comer, a asearnos y a dormir; Una forma de desfogar toda la energía que acumulamos es haciendo el amor, además que así nos desquitamos esas ganas irresistibles el uno del otro. Es algo que nos resulta incontrolable…

Haciendo el amor, mientras que estamos en el sofá, me muevo desnuda encima de mi amante, sentada sobre el, de frente, disfruto de su cuerpo, y el del mío. Acalorados, mientras que me apoyo en sus hombros o en su nuca, el me agarra las caderas y me empuja fuerte contra si.

El suelta un gemido, que silencia los míos, que son más continuados. Un gemido que termina siendo un sonido grave que sale de su garganta, un gruñido. Ese sonido me sobrecoge y hace que al instante mi cuerpo vibre rozando el nirvana, me arqueo hacia atrás, Nashua me agarra para que no me caiga y a cambio me besa entre los senos.

Cuando mi cuerpo se relaja, doy un suspiro largo y extasiado. Así que mi amante, con mucha facilidad se gira conmigo encima, me tumba sobre el sofá y el cae abatido sobre mi, apoyando la cabeza sobre mi pecho.

- ¿Qué ha sido ese gruñido?.- pregunto mientras acaricio su larga melena, me encanta…
- ¿Qué gruñido???. – pregunta con asombro.
- Has dado un gruñido, que me ha sobrecogido un poco, la verdad…
- ¿Te he asustado, gorrión?? Lo siento… es como si perdiese un poco el norte contigo…
- No, no te preocupes, solo que… bueno… espero no verme de repente con un lobo blanco encima…
Suelta una sonora carcajada.
- ¡Para nada!!, Pierdo la noción del tiempo contigo, pero lo del instinto está absolutamente controlado. No tienes que preocuparte, pequeña.
- ¿Cómo es eso de ser un lobo en cuestión de un segundo?.- tengo mucha curiosidad.
- Pues, puedo resultar muy ágil, y correr con 4 puntos de apoyo da mucha velocidad.- sonríe.
- ¿Sabes lo que haces? ¿Quién eres o dónde estás cuando tienes el instinto activo?
- Mas o menos, supongo que como cualquier animal. Hago lo que me guia el instinto animal, la conciencia humana está como recluida al fondo, aunque está ahí.

Mientras juego con su pelo, el me acaricia el estómago, con su mano grande y morena. Ahí es donde puedo apreciar el diferente tono de piel que tenemos cada uno.

- Eres un lobo blanco enorme, me impresionó mucho verte el día que te transformaste, teniendo en cuenta incluso que te vi de bastante lejos y estaba lloviendo.
- ¿Quieres verlo de cerca?.- pregunta divertido.
- ¡¡NO!!.- digo con miedo, levantando la voz. – Quiero seguir conservando mi cuerpo tal como lo conozco…
- Tranquila, gorrión, sería incapaz de hacerte daño… - dice en un susurro.- Puedo mostrártelo sin ningún peligro.
- ¿Estás seguro?, ¿Ningún peligro?
- Te prometo que voy a ser manso hasta que vuelva a ser una persona. – dice divertido.

Se pone en pie, desnudo, y no puedo evitar recrearme por las líneas de su piel, mientras me tapo con una camiseta suya que no se pone y que me queda como un vestido.

- Ven.- me tiende la mano.
- ¿Y si tú instinto quiere morderme?. – le digo con miedo, mientras le doy la mano y me pongo en pie frente a él.
- Mírame.- me dice con un dedo en la barbilla mientras me levanta la cabeza. - Te prometo con toda mi alma, que no tienes que tener ningún tipo de miedo.
- ¿Cómo lo sabes???
- Lo sé.

Da un paso atrás, pone los ojos en blanco y emite un quejido de su garganta que acaba siendo un gruñido. En un parpadeo, solo en uno, tengo delante de mí, un lobo de dimensiones extraordinarias de color blanco y ojos verdes. Ya no queda nada de hombre, pero su mirada no ha cambiado, es él.

Para mi propia tranquilidad, se agazapa, pero aún así no deja de parecerme enorme. Lo miro asombrada, desde cierta distancia.

- ¿Puedo tocarte? – Digo en un susurro.

Él agazapado y muy despacio se acerca a mi, sin quitarme los ojos de encima, restriega el hocico contra mi pecho. Fascinada hundo los dedos en el pelaje de su cabeza, con caricias.

- ¿Cómo es posible que lleves dentro un animal tan grande? – digo, embelesada. - ¿Y blanco? Si eres muy moreno… Eres un animal precioso.

El cierra los ojos y se frota conmigo.

- ¡Que perrito más bueno!! ¿Puedo adoptarse como mascota?? – Le digo divertida.

Él se pone firme, sacando pecho y con la cabeza alta me mira desde arriba. Me acerco a su pata delantera, le abrazo y apoyo mi cara en su pelo.

- Lo de tu olor es una adicción, ¿Cómo puedes oler tan bien Incluso así??

Apoya su cabeza en mi espalda y me aprieta contra sí. Y a mi me da un brote de sinceridad agarrada a el.

- Estoy enganchadisima a tu olor, no puedo ver más allá de ti. Es como si mi mente no tuviese la capacidad de salir de esta cabaña. Deseo tanto esto, que no soy capaz de imaginarme cómo va a ser mi vida dentro de un mes.

Noto algo húmedo caer por mí cara y el lobo da un pequeño gemido de dolor. Se retira un paso, y el animal desaparece, como si menguara.

Nashua me mira, con dolor en los ojos y me abraza fuerte.

- Mi pequeño gorrión, tú vida va a ser simplemente como tú quieras que sea. No te sientas presionada u obligada a hacer algo que no quieras, así que ese pensamiento no debería llevarte a la tristeza.

Le beso, agradeciéndole sus palabras. Un beso que bien podría significar quédate conmigo. Pero sin articular una palabra.

- No sé qué me has hecho, que desde que estamos juntos parezco un perrito  doméstico o un lobo de peluche…

En la Boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora