Capítulo 23

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Me envuelvo en la manta que tengo al lado, solo llevo su camiseta, y me dirijo a la puerta, extrañada.

- Me llamo Nehiem, ábreme, los lobos están cerca.
- ¿Cómo se que no eres uno de ellos?. – digo precavida.
- Los lobos solo son hombres, soy una chica.

“Eso es cierto”. Abro la puerta y me encuentro con una chica morena, tiene el pelo negro bastante largo recogido en una trenza que le llega a la cintura. Es muy guapa, más delgada y más alta que yo. De echo cualquiera puede ser más alto que yo…

- Pasa, por favor.

Ella entra, pasa por delante mía y cierro la puerta.

- Hola. – Digo algo aturdida.
- Hola, ¿Leire, no?
- Si, ¿tu nombre me has dicho que era?
- Nehiem

Asiento con la cabeza, y me quedo mirándola, no sé qué hace aquí, quiero estar sola, verme en esta pequeña cabaña con alguien que no conozco ahora mismo, es lo que menos me apetece.

- ¿Estás bien? – me pregunta.
- Si, no te preocupes. Gracias.
- Me ha mandado el sabio de la aldea. Dice Nashua que necesitas compañía.
- Estoy bien. – le contestó con enfado.
- Perdona, Leire, no pretendo incordiarte, estoy aquí por qué me han pedido que venga. Y no es por ser indiscreta, pero no tienes buena cara…

De repente me doy cuenta de que estoy siendo bastante maleducada además de que tendre los ojos hinchados.

- Perdóname Nehiem, no estoy pasando por mí mejor momento.
- No te preocupes, entiendo que estés mal, debe ser muy duro estar separada de él en estas circunstancias.
Por un segundo entró en pánico, “¿Le ha contado Nashua lo nuestro?”

- ¿Cómo? – Pregunto con asombro.
- Nashua me ha puesto al día antes de venir, echarás de menos a tu marido, ¿Estás casada no?
- Si, estoy casada. – Intento sonreír. Y me siento peor aún, casi me olvido de Liam.
- ¿No tienes frío? – dice señalando a la chimenea.

Yo asiento con la cabeza, con razón se a encargado Nashua de que alguien viniese a acompañarme. Sabe que no soy capaz de encender la maldita chimenea.

Noto como se me encharcan los ojos, mientras que Nehiem está prendiendo el fuego. Me seco los ojos con el cuello de la camiseta, me siento en el sofá y agarro el cojín, el cojín que aún conserva parte de su olor. Me hago una pelota.

El fuego cruje, y la chica se sienta al otro lado del sofá.

- ¿Sabes por qué llegó Nashua tan enfadado ayer a la aldea?
- ¿Ayer? – he perdido completamente la noción del tiempo.
- Si, estaba muy enfadado, se encaró con el chico que dirige las partidas de caza contra los hermanos Tala.
- ¿Los hermanos Tala?
- Si, son los dos idiotas que no paran de rondar la cabaña.

Estoy tan familiarizada con ese tema, que mi prioridad es él.

- Espero que la discusión no fuera muy grave. – quiero saber más, al fin y al cabo soy la culpable de su enfado.
- Casi llega la sangre al río… Nashua llegó exigiendo saber por que aún no se habían atrapado a los lobos, dijo que tu llevabas mucho tiempo aquí metida y le dijo a Koda que era un inútil. Koda resultó herido el otro día y se ofendió mucho con ese comentario, de manera que acabaron en el suelo a puñetazos.

Yo me echo las manos a la cabeza, alucinada. Yo cree esa ira en el, ni siquiera imaginaba esa faceta suya. Ella continua.

- Salieron los chicos de las partidas a separarlos y Koda terminó por tirarle unas cuerdas a la cara a Nashua, le dijo que se encargara el de las partidas. Juraría que lo hizo adrede, para liderar a los grupos, lo que no se, es por qué de repente tiene tanta prisa en detener a los Tala.

Yo si lo se, pretende que yo salga de esta cabaña cuanto antes, deshacerse de mi.

En la Boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora