Capítulo 6

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Me entretengo, me pongo mis vaqueros y una camiseta, me peino tranquilamente por qué en el fondo no quiero salir, hasta que mi estómago empieza a quejarse, huele a comida. “¿Ha cocinado? Eso no me lo esperaba…”

- Eh! Lesly, ya puedes salir, hace un buen rato que apagaste el grifo de la ducha y yo no me como a nadie, a no ser que me lo suplique.- dice medio riéndose. – ¡vamos!!
No iba a salir cuando el quisiera, aunque mi comportamiento parezca infantil. Recojo tranquilamente mis cosas, mi vestido de novia…

Cuando decido abrir la puerta está de espaldas y al menos ha tenido la consideración de ponerse una camiseta, cuando lo escucho cuchichear para sí:

- Tengo mejores cosas que hacer que estar supervisando a una chica normal y corriente…

Me niego a mirarlo, no voy a participar en llenar más su egocentrismo de niñato creído.

- Pero tú ¿qué problema tienes conmigo?? Por mí puedes irte si es que cabe tu ego por la puerta – le digo furiosa – ¿Y que es eso de normal y corriente??? ¿ Que esperabas que fuese, un gato con alas??

Todo eso sin contacto visual, por supuesto. Y antes de que me pueda replicar, me adelanto:

- Además ¡mi nombre es Leire, zopenco!!!!

Se hace un silencio.

- ¿Tienes hambre? – me pregunta con tono pausado, con dulzura.
Esa delicadeza no me la esperaba y hace que me gire, sus ojos y los míos se encuentran. Su mirada me llama, me desconecta el raciocinio, y me distraigo regocijándome en sus facciones, su boca deja escapar una sonrisa blanca de sus mullidos labios.

- La comida está en la mesa, "esto" no te lo puedes comer – Dice señalándose a si mismo sin parar de sonreír. – Eres una mujer casada, ¿recuerdas?

- Lo poquito que tienes lo pierdes cuando abres esa bocaza, además mi marido es más alto que tu, no le haces sombra… ¿Qué te has creído??

Se sienta a la mesa, divertido, con su orgullo intacto. Es cuando me doy cuenta de que en la mesa hay dos platos de lo que parece ser sopa de verduras y una hogaza de pan, que tiene la pinta de ser artesanal.

- Vaya… Pero esto no lo has hecho tú.- le digo con desdén.
- Si… y se hacer más cosas… - presume.
- Empiezo a cansarme de tus memeces. – le digo con desgana.
Me siento, y empiezo a devorar la sopa, tengo bastante hambre, y así evito el contacto visual y el sigue explicándome.

- No, en serio, lo he preparado yo, en la aldea donde vivo somos una gran familia, preparamos nuestro propio pan, las verduras son de nuestro huerto, tenemos gallinas y más animales. Si te fijas en la cocina hay un montón de comida.

Habla de su aldea en un tono cariñoso, parece que sí que son una gran familia. Y la verdad es que no me había fijado, pero tenemos provisiones como para pasar todo un invierno nevado en esa cabaña: frutas, verduras, leche, huevos, incluso algo de carne. Estoy realmente impresionada, yo solo acostumbro a ir al super de abajo de casa para llenar la nevera, y ellos se nota que trabajan mucho a diario para tener algo que comer.

- Cuando comamos me encargaré de organizarlo todo – dice mientras corta un trozo de pan para el y otro para mí.
- Pero ¿Cuánto tiempo se supone que tengo que estar aquí encerrada?? – Pregunto con miedo a una respuesta que no quiero escuchar.
- En principio me ha dicho mi padre que su idea es venir mañana, se supone que en 24 horas les dará tiempo de averiguar algo, lo que sea. Pero claro, la idea es que puedas salir de aquí sana y salva, y para eso no podemos saber en cuanto tiempo pasará.

Estoy algo confundida, ¿Qué motivos puede tener un animal que no he visto nunca para que quiera matarme?, ¿cómo van a averiguar algo sobre eso, preguntándole a la bestia?.

- ¿Cómo sabes que intenciones tiene un animal y como evitarlas?- le preguntó desde la más sincera ignorancia.
- Cómo se nota que eres una chica de cuidad, te falta el contacto con la naturaleza, seguro que pensabas que el pan crece de los arboles.- asegura con cinismo.
- ¡Ni el pan crece de los árboles, ni los animales hablan!!
- Pero puedes interpretarlos. – se hace un silencio que me hace levantar la cabeza, y guiñándome un ojo continua- y si son salvajes, amansarlos.

En la Boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora