Capítulo 24

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Me despierto, incómoda en el sofá, no sé si es por que aquí no se duerme bien, o por qué tengo un cargo de conciencia de mucho peso que no me deja pegar ojo, aún así, necesito este rincón, es donde puedo reconocer su olor junto con la manta y el cojin. Así que después de un acalorado debate con Nehiem sobre quién es la más solidaria de dejar a la otra dormir en la cama, acabo ganando yo.

La imagen que me da la cristalera de la ventana es un poco triste, el día está oscuro y no para de llover, hace frío, menos mal que decidí a última hora llevarme a mi viaje de novios un par de chándals calentitos.

Tengo que reconocer, que Nehiem es una chica simpática, y tengo la sensación que hace por intentar agradarme, será que no tengo buen aspecto, o que le doy pena.

- Buenos días. – Escucho a Nehiem por detrás del sofá.
- Buenos días.
- ¿Te apetece un poco de café?. – Dice con amabilidad.
- Vale, gracias. – intento sonreir.

Se acerca a la chimenea y en un pis pas, el fuego arde. En silencio prepara algunas cosas en la cocina y me ofrece un tazón de café, que huele bastante bien.

- ¿Cómo has dormido? – Se preocupa.

seguro que tengo mala cara, pero tampoco tengo intención de mirarme al espejo.

- Bueno, he dormido mejor en otras ocasiones.- intento ser amable. - ¿Te suena el nombre de Liam?
- ¿Liam? No, ¿es tu marido?

Asiento con la cabeza. Y ella responde.

- Nos contó Takaqua que solo estabas tú en la cabaña, y que el suponía que tú marido está en el pueblo y que estará bien, por qué los lobos solo te buscan a ti…- parece sincera.- Cuéntame, ¿Cómo es la vida en la gran ciudad?, Tengo mucha curiosidad.

Se que intenta hacerme desconectar, entretenerme, así que me dejó llevar por la conversación, hasta el punto que le cuento un poco sobre mi. Mi vida, mi trabajo, mis padres, mi boda, hasta que llego a Nashua.

- Ha sido muy amable conmigo. – le digo refiriéndome a el.
- Es un poco imbécil. – dice sonriendo.– mi padre tiene la esperanza de que algún día, Nashua y yo, le dediquemos el ritual del vínculo a la luna.
- ¿Qué es eso?.
- Es algo parecido a lo que llamáis en la ciudad casarse, supongo.
- ¿¿Vais a casaros tu y Nashua??

Me saltan las alarmas, “¿Son novios?” Ahora si que es una situación incómoda.

- Bueno, no sé si eso se le puede llamar casarnos, por qué el ritual del vínculo no es una boda, es algo más sencillo, una unión que se celebra de noche, a la luz de la luna, ya que es algo que está relacionado con el instinto, ya sabes, por su faceta animal.
- Pero, entonces, ¿vosotros sois novios?. – mi cara tiene que ser un poema.
- ¿Novios? No, no definimos las relaciones así, ni novios, ni matrimonio, ni cosas de esas. Nosotros lo conocemos como el vínculo.
- ¿El vínculo?- pregunto.
- Si, es una reacción entre dos personas, digamos que tú conoces dos tipos de atracción: la atracción física, y la atracción sentimental. El vínculo es otro tipo de atracción que se desarrolla con alguien que tiene la capacidad de ser un lobo, o como llamamos nosotros, el instinto. Y cuando dos personas se vinculan, se celebra el ritual del vínculo, en honor a la luna.
- Ah. – es el único sonido que mi cuerpo es capaz de emitir.

Se hace un silencio, en lo que ella aprovecha para echarse otra taza de café. Y es que esto si que no me lo esperaba, “¿El tiene pareja?”, ¿tiene planes de realizar no sé qué celebración de una unión, por el echo de que es un lobo, o algo así?. Y yo pensaba que la única infiel aquí era yo. Se lo ha tenido callado todo el tiempo. Yo aquí sufriendo el síndrome de abstinencia como una estúpida por el. Eso hace que me irrite y que me den muchas ganas de llorar. “tranquilízate y asegúrate de que son pareja antes de caer en un agujero. Pero, ¿Y si me ha mentido?”.

En la Boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora