El arte de tocarse

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Si ya de por sí la masturbación es un arte,
ahora oírte efectuarlo a ti solita,
por mero placer,
a veces sin que nadie te lo mande,
y otras cuando yo te lo ordeno,
concentrada,
entregada,
descarada,
con esmero;
hacen que mis ganas y mi hambre
se acumulen justo en la boca,
bajo de la lengua
y en la punta de mi pene.

Y es que cuando te propuse que
follariamos a menudo,
sabes que no solo me refería
a juntar nuestros cuerpos,
y abotonar nuestros genitales
como los viles perros que somos,
sino también a autocomplacernos,
a descubrirnos,
a tocarnos uno frente el otro,
a grabarnos,
a intercambiar nuestras mentes,
nuestras salivas, lenguas, y flujos.

Si ya de por sí la masturbación
es un puto arte carnal,
tan cercano a lo divino,
y a la vez a lo infernal,
ahora verte a ti,
mi diosa de ébano, desnuda,
explotando como me gusta,
tratando de que todo caiga en mi...
hace que me convenza que,
cada día que pasa,
me de cuenta que
eres una obra de arte,
y para tu buena o mala suerte
yo soy un artista...
un poeta,
El tuyo.

Deslizándome hacia la locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora