1. El bailarin perfecto.

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Sentí el flujo de adrenalina por mi cuerpo cuando escuche la primera nota del violín, poco a poco el telón se fue alzando dejando mi cuerpo estilizado en una pose delicada frente a las miradas inquisitivas de los expertos, podía notar el movimiento de sus cabezas juntándose entre sí, juzgándome, sentí mi cuerpo temblar temeroso por cometer un error.

La siguiente nota del violín alertó a mi cuerpo que comenzó a moverse en armonía con la música, esa era la rutina que había practicado sinfín de veces en el estudio, mi mano estirada por encima de mi cabeza comenzó a bajar suavemente haciendo que mis pies avanzaran en punta hacía enfrente, una nota más del violín y perdí el sentido del lugar donde me encontré y de quienes estaban frente a mi, dejé que la melodía se fundiera con mis sentidos, no existía nada más, solo mi respiración y mis sentimientos.

La música hacía que mis pies bailarán suavemente y mis manos creaban formas ondulatorias, mi corazón estaba álgido lanzando ramificaciones de dolor contenido dejando que en mi rostro se creara una máscara por completo de sufrimiento, esa coreografía llenaba mi mente de dolor pues no había nada más duro que un cisne agonizando por no poder alzar el vuelo.

Cinco minutos de baile simulando el aleteo de un cisne bastaron para que yo girara en la punta de mis pies arqueando mi espalda hacia atrás acompañando con mis brazos el movimiento doloroso que distorsionaba un poco mi espalda pero que daba el efecto necesario para que fuesen un par de alas, para después quedar en el suelo de madera sentado sobre mis rodillas haciendo que mis manos aletearan poco a poco hasta que quedaran en el suelo.

Cerré los ojos con fuerza cuando la música terminó, dando gracias a mi mismo por no haber cometido ningún error en una de las audiciones más duras que había tenido que enfrentar, traté de controlar mi respiración cuando me puse de pie e hice una reverencia a las veinte personas que parecían inmutables ante mi actuación, sus caras serias y la falta de ovación fueron un golpe duro para mi corazón, aún así di la vuelta con una sonrisa fingida en la boca y baje del escenario con mi dignidad intacta, había hecho mi mejor esfuerzo y todo quedaba en las manos de aquellas personas ajenas a mí.

Había asistido a cerca de 10 audiciones para quedarme con ese papel del cisne negro del ballet de la ciudad de Seúl y no iba a desistir esa noche, esa era mi más grande meta, ser el mejor cisne negro que el teatro tuvo antes y lo valía porque yo tenia el talento y la gracilidad para serlo, soy el mejor bailarín que la escuela más prestigiosa de ballet haya tenido, no había nadie mejor que yo, de eso estaba completamente seguro.

Pero no era tan fácil para alguien como yo y eso me molestaba demasiado, aunque tuviese el talento nato y mereciera el papel más que nadie, había muchos intereses de por medio para lograr debutar en un papel tan importante como aquel.

Me senté en un rincón detrás del escenario, sin llegar al camerino, pues allí se encontraba mi madre/representante con todas sus inseguridades y preguntas, solo quería descansar un poco en silencio.

Respiré profundamente dejando ir un poco el estrés en que me había tenido la audición en todas estas semanas, mis ojos se llenaron de lágrimas cuando me sentí libre por fin, solté un leve quejido apenas audible, desamarré mis bailarinas lentamente desenrrollando el listón de mis tobillos, saqué mis pies sin poner demasiada atención en la sangre que salía de uno de ellos, los saltos perfectos y suaves que había hecho durante la rutina habían cobrado factura, deshice los vendajes dejando mis pies frente a mi, revisé que le herida no fuera grave, después recogí las rodillas contra mi pecho y por fin liberándome de la presión comencé a llorar en silencio.

Habían sido demasiadas horas de ensayos y ansiedad, llorar así era lo más que yo me podía permitir, mi madre me había enseñado a ser fuerte y con convicciones, a bloquear todo aquello que me hacía sentir débil pero, como ahora mismo, estaba muy cansado de todo, era la primera vez que experimentaba algo tan dificil, solo me apetecía comer un poco e hidratarme.

The Black Swan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora