28. Lágrimas de amor.

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Sentado con las flores en el asiento del copiloto me encontraba aparcado afuera de la casa, esperando tomar un poco de valor para entrar y verlo.

Sentía miedo, mucho miedo de que todo lo que había ganado en ese tiempo desapareciera.

Quería preguntarle si Taehyung había influido de alguna manera, pero a la vez no quería saber la respuesta a esa pregunta.

Mis manos sudaban, lo podía sentir al sostener el volante, quería confiar en Jimin, sabía que debía hacerlo por lo que él me demostraba, debía creer en lo que me decía y, sobre todo, por lo que sentía cada que sus ojos me miraban.

Sin embargo, la herida en mi pecho no me dejaba, la oscuridad que habitaba en mi emanaba haciéndome creer que no era lo suficientemente bueno para él. Me echaba en cara todos mis errores, todo lo malo que había hecho y como lo había alejado de su mayor pasión, el baile.

Mi frente tocó el volante.

- No, no, no. – solté desesperado.

No podía ser así.

Jimin era fuerte y no haría lo que Taehyung le pidiera, debía tener confianza.

Pero era un hombre roto, uno que no quería que él notara, al menos no ahora porque temía que su mirada cambiara.

Había luchado todo este tiempo por alejarme de la sobreprotección de mi familia después del accidente y no quería que él también condicionara su trato hacia mí.

Una y mil veces había querido ser sincero con él, pero mi cobardía me llevó a ocultar mi parte más oscura. Sentía que aún no era el momento, aunque esperaba poder hacerlo. No quería que la lastima se instalará en su mirada.

Solo quería un abrazo, poder estar en sus brazos y olvidar todo pretendiendo ser el hombre perfecto que él creía.

Tomé las flores, salí del carro y acomodé mi saco, apenas atravesé la entrada Hoseok me instó a guardar silencio.

- Se ha dormido apenas hace un rato.

Dijo en un susurro.

- Gracias por acompañarlo.

Él se empezó reír mientras tocaba mi hombro.

- Es mi mejor amigo, Jeon. Así que no hay nada que agradecer.

Su mejor amigo.

Tal vez no tenía el valor suficiente para preguntarle cuales fueron sus razones para haberse quedado sin parecer un tonto ante sus ojos, pero a lo mejor Hoseok me podría ayudar.

- Hoseok... hay algo que quisiera preguntarte.

- Dime.

- Vamos - lo empujé hacia la salida de la casa y cerré la puerta tras nosotros.

- ¿Qué sucede?

- Es acerca de Jimin...

Por un momento él pareció relajarse.

- ¿Qué quieres saber?

- ¿Por si acaso Jimin... te ha comentado algo sobre... que se quedara conmigo?

- ¿Mmm?... Siii, me lo comentó y yo lo apruebo – soltó una risita al final - No quiero que regrese con su madre.

Pero eso no me aclaraba nada de lo que quería saber.

- ¿Te dijo por qué?

- No entiendo.

- Solo quiero saber si él está completamente seguro.

The Black Swan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora