🕹️24.🕹️

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La puerta de la habitación se abre cinco minutos después— Es verdaderamente triste, pero el horario de visitas ha finalizado— dijo acercándose y poniendo una mano en el hombro del chico— tal vez algun otro día la volveras a ver con nuestro hijo en brazos.

—Jughead— dijo la rubia entre dientes.

—¿No te veremos antes?

—No, no ire a Carolina hasta después de que nazca el bebé. Debo hacer reposo.

—Que triste, a mi que me encantaría ir a ver donde vive Betty y sus amigos

Esta cerró sus ojos y tomó aire, para despedirse del chico y una vez que salió de la puerta, observó a Jughead con una sonrisa molesta.

—¡Eres increible!— soltó molesta—¿Qué tanto te costaba ser amable?

—Claro que lo fui— aseguró y le dió a Betty su medicamento—es hora.

Esta suspiró y molesta tomó la pastilla para tragarla—Te has comportado como un imbecil.

—Cariño, lo has disfrutado igual que yo.

—Te prefería más llorando que molesto.

Jughead se acercó a la rubia y le dió un beso en la frente— Admítelo, te ha parecido genial mis celos.

La rubia no evitó soltar una sonrisa pero luego volvió a estar seria— no estuvo bien. ¿Qué haces?— preguntó la rubia mirandolo.

—Agarro chocolate— dijo tomándole un pedazo.

—No te he compartido— dijo la rubia mirándolo.

Jughead se metió el chocolate en la boca lentamente— yo disfruto de tu chocolate.

La rubia se cruzó de brazos y rió— ¿A si?— preguntó— porque tienes chocolate en el costado del labio— dijo divertida quitándoselo con el dedo.

—Así que... ¿Dónde has conocido a ese chico?

Betty alzó una ceja— trabaja junto a mi en el periódico.

—Una imitación trucha de mi

—¡Jughead!— soltó la rubia con una risa—¿Qué ocurrido con ese chico triste?

Jughead hizo una mueca— He soñado con algo— confesó. — Me hizo darme cuenta que a pesar de todo, ahora estoy aquí, tu estas junto a mi y te estoy acompañando junto al bebé. Lloraré cuando te pierda

—¿Y si no lo haces?— repguntó la rubia

—¿Llorar?— preguntó el chico—claramente lo haré.

—Perderme; ¿Y si no me pierdes?

—Sería el hombre más feliz del mundo— confesó con una sonrisa triste— pero, ¿y si, si lo hago?

Betty le sonrió con ternura— Jug, contestame una cosa: ¿Cuantas veces vamos a empujarnos el uno al otro?

Jughead la miró con una sonrisa y negó— No hasta que nos unamos, Betty. Hasta que nos cansemos— admitió.

La rubia cambió su rostro—Eso no era lo que se suponía que me dirías.

—Betty cometemos errores, y esta bien. Así tenemos una moraleja.

—No somos un error— dijo la rubia con lágrimas en sus ojos negando.

—No creo que lo seamos, Betts. Si lo fueramos, dejame decirte que fuiste el error más bonito que he cometido.

—¿Puedes acostarte junto a mi?— preguntó la rubia con lágrimas.

—Claro— aseguró este acostándose.

Arcade//BugheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora