Dear diary, - ✧byler✧ [terminada]

Día 1

- Tengo que irme ya. -digo separandome de sus labios.

- No, porfa. Quedate un rato más.

- Sabes que me encantaría... -me calla con otro beso. Sabe que no puedo negarle uno, pero ya es tarde, y si no estoy en mi casa en menos de cinco minutos, mis padres me echarán la bronca de nuevo.

Will y yo llevamos desde este verano saliendo en secreto. Nadie lo sabe. Todavía no estamos preparados para ese gran paso... Además, ¿como reaccionarias si vuestro ex empieza a salir con tu hermano? Desde luego Once no se lo tomaría muy bien.

Desde Agosto todas nuestras tardes se han resumido en esto. Aunque a parte de besarnos también solemos ver películas y jugar a videojuegos, pero la mayor parte del tiempo estamos así. Y la verdad, pagaría por estar toda mi vida así junto a él.

Después de la ronda de besos número diecisiete de la tarde, me levanto de su cama despegando nuestros labios.

- Enserio Will. Me tengo que ir. -digo esta vez más serio.

- Está bien... -cede finalmente dedicándome una sonrisa.

Me volteo a la puerta de su habitación pero, en ese momento, mi chico también se levanta de la cama y me agarra del brazo antes de que me vaya.

- Espera, Mike.

Will se dirige a su pequeña mesa de noche donde apila un montón de libros. Entre ellos escoge el más grueso de todos y me lo entrega.

Es un libro de cuero marrón. Ni muy grande, ni muy pequeño. De aspecto viejo. Y en la portada está grabada la palabra "diary" en oro.

- ¿Que es esto?

- Es un diario. Nuestro diario. -aclara.- He pensado que podemos escribir todos nuestros recuerdos, momentos o cosas que no podamos decir delante de la gente aquí.

- ¿Cómo una especie de diario compartido o algo así? -pregunto mientras ojeo las hojas en blanco. Parece que nadie había escrito en él pese a su vieja apariencia.

- ¡Exacto! Y esta semana empiezo yo. -dice con una sonrisa pícara.

- Jo, ¡venga ya! ¿No puedo empezar yo? Sabes que me encanta escribir. -digo suplicando

- Va a ser que no.

Sabe cómo fastidiarme. Y también sabe que me encanta que lo haga.

- Está bien... -cedo devolviéndole la sonrisa.

Will me quita el libro de las manos y me da otro beso en los labios.

- Mañana nos vemos, osito.

- ¿Osito? ¿Que ha pasado con ranita?

- Es que no quiero recordarte todos los días que tienes cara de rana. -contesta con tono sarcástico.

- Imbécil. -digo entre risas. Siempre sabe cómo pillarme.

Nos damos un último beso de despedida y abro la puerta de su habitación.

- Hasta mañana, bichito.

******

Lunes, 16 de Septiembre

Querido diario, o... ¿debería decir querido Mike? No sé, eso suena todavía más raro.

Es una lástima que todo lo que nos podríamos decir en persona nos lo tengamos que decir por aquí, en este cuaderno viejo. Puede que suene estúpido pero a veces me pongo a pensar cómo sería nuestra vida si todos supieran lo de nuestra relación, puede que fuera más fácil, puede que no, puede que pensaran que estamos locos... Supongo que nunca sabremos la respuesta a eso, ¿no? Ya lo hemos hablado muchas veces, esto es mejor así. Aunque he de admitir que a veces cuando estamos delante de los demás tengo que luchar mucho contra mi mismo para no besarte y fingir que somos solo amigos. Se me hace difícil, igual es porque mi primera relación y no estoy acostumbrado a esto.
En fin, siempre dices que me pongo muy sentimental con estas cosas así que mejor paro ya.

Cambiando de tema, ¿sabes que me he encontrado hoy?

Exacto, es una foto de nuestra primera cita oficial. Recuerdo ese día como si fuera ayer. Llevábamos saliendo como por lo menos una semana cuando me preguntaste si quería que tuviésemos una cita, obviamente yo no me lo pensé ni dos veces y accedí. Dijiste que el lugar a dónde íbamos a ir era sorpresa, y estuve todo el día dándole vueltas a la cabeza pensando cual iba a ser aquel lugar. No me esperaba mucho, me esperaba que simplemente fuéramos a comer pizza y ya, pero ni en mis mejores sueños me imaginaba lo que habías planeado; habías reconstruido el castillo Byers exactamente en el mismo sitio donde estaba y prácticamente estaba todo igual, te prometo que en ese momento me quedé paralizado, no era capaz ni de pronunciar una sola palabra. Recuerdo que tu sólo te reíste y me invitaste a entrar. Y así pasó nuestra cita, dentro del lugar donde había pasado casi toda mi infancia con la persona que me hace más feliz.
Ay perdón, ¿lo he vuelto a hacer otra vez, verdad? Siempre me pongo demasiado sensible, lo sé. Aunque supongo que aquí esta permitido, los diarios son para eso, para expresar tus emociones.

Pues nada, creo que ya es hora de irme a dormir. Estoy deseando verte mañana en el primer día de clases, si te digo la verdad estoy muy nervioso. Pueden pasar tantas cosas en este curso... pero espero que sean buenas o malas las pase a tu lado.