Día 4

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— Maestra, ¿puedo ir al baño? —pregunto alzando mi mano en medio de la clase.

— Está bien, Mike. Pero no te retrases.

Con el permiso de mi profesora, me levanto enseguida de mi mesa y salgo del cuarto.

Quedan unos cinco minutos para que empiece el recreo y Will y yo hemos quedado para vernos antes de que suene la campana. Estos tres días se nos han hecho tediosos teniendo que disimular todo el rato, sin poder casi ni tocarnos.

Una vez llego a la zona de los aseos, abro la puerta del baño masculino.

Veo a Will justo enfrente de mi, mirándose en el espejo. Al verme dibuja una gran sonrisa en su rostro y viene corriendo hacia a mí. Coloca sus ambas manos sobre mis mejillas y me planta un beso en los labios.

— Por fin... —suspiro, y cierro la puerta del aseo para que nadie pueda presenciar lo que va a pasar.

Tomo de la cintura a mi chico acercándolo un poco más a mí. Comenzamos a darnos cortos y tiernos besos. Noto como sus manos se deslizan por mi cuello, pasando por mis hombros, mi pecho y terminan posándose sobre mis abdominales. Siento que la piel se me estremece con cada roce y como el momento sube un poco más de tono.

Will despega sus labios de los míos dándome unos segundos para respirar.

Cansado de tener que estar todo el tiempo de puntillas para poder alcanzar a besarme, se dirige a los lavabos y se sienta en la pieza de mármol.

Esta vez soy yo el que toma su rostro y comienzo a besarle. Siento la presión de sus labios contra los míos, cada segundo más ardientes. Nuestras bocas empiezan a jugar y muerdo su labio inferior.

Nuestros rostros se separan de nuevo y mis besos toman otra dirección. Beso sus labios de nuevo, deslizándose por sus mejillas hasta llegar a su cuello. Le doy intensos pero pausados besos. Noto como la respiración de Will se entrecorta. Cuando consigo oir sus primeros gemidos escuchamos como alguien abre la puerta del baño.

— Tíos, ¿que hacéis aquí?

Lucas y Dustin acaban de entrar en el aseo y sólo
nos da tiempo a separarnos pero mi chico sigue sentado en el lavabo.

— ¡Ves Mike! Te dije que el mármol aguantaría mi peso. —dice bajándose de la barra.

— T-tienes razón. —digo nervioso. Hasta la voz me tiembla.— Parece que me he equivocado.

Siento como el corazón me iba a salir del pecho. Solo cruzaba los dedos para que Lucas y Dustin no hayan visto nada.

En aquel momento suena el timbre del recreo. Definitivamente salvados por la campana.

— Vamos a la cafetería, ¿no? —dice Will mientras salimos del aseo como si no hubiera pasado nada. La verdad es que disimula muy bien. Yo, sin embargo, preferiría que me tragase la tierra en este momento.

— Esperadme chicos. —interrumpe Lucas.— Yo todavía tengo que ir al baño.

Mientras esperamos a nuestro amigo, Dustin me devuelve la mochila que me había dejado en clase y me empieza a explicar el trabajo que nos ha mandado la maestra en los cinco minutos que estuve ausente.

Cuando por fin consigo que mis latidos se calmen y disminuyan, veo como se dirigen hacia nosotros Once, Max y... ¿Cameron? ¿Qué hace ese chico con ellas?

— ¡Hola chicos! ¿Vamos a la cafetería? —pregunta Once que se la ve más feliz que de costumbre.

— Estamos esperando a Lucas. —respondo.

— ¿Alguien me llama? —dice saliendo del baño.

— Bueno, pues parece que ya estamos todos. ¡Vamos a por nuestro sándwich de queso! —exclama Dustin.

Los siete caminamos por los pasillos y Will se acerca al grupo de Max, Ce y Cameron para preguntarles por la tarea. ¿Soy el único al que se le hace raro que este chico se haya acoplado de repente al grupo?

Llegamos a la cafetería del instituto y antes de que Lucas entrase le agarro de la sudadera.

— ¿No te parece extraño todo esto?

— ¿El qué?

— Lo de Cameron. Ni siquiera le conocíamos ayer y ya se viene a los recreos con nosotros...

— Tío, Cam es nuevo aquí. ¿Cómo te sentirías siendo el nuevo del instituto y que nadie se acercase a ti? —contesta mi amigo.— Dale una oportunidad. No hagas cómo hiciste con Max... Te va a caer bien.

¿Que me va a caer bien? Él que sabrá, si lo conoce de unos minutos.

— Pero el grupo ya está completo. No necesitamos a nadie más.

— Eso mismo dijiste cuando éramos cinco...

Tiene razón. Puede que sea así, que no me gusta aceptar los cambios, pero al final acabo acostumbrándome a ellos.

Lucas estaba en lo cierto, siempre me pongo en oposición a lo que pide el grupo. Creo que voy a tener que darle una oportunidad a Cameron, al fin y al cabo, no ha hecho nada malo.



*****



Jueves, 19 de Septiembre

¡Hola! Espero que te haya ido genial el día. Yo no he podido parar de pensar en nuestro momento en el baño, han pasado tantos días sin tener ese tipo de contacto que nunca me había sentido con tantas ganas de besarte. Espero que mi excusa del mármol no haya sido demasiado patética. Madre mía, ¿te imaginas que nos llegaran a descubrir? yo me moriría. La próxima vez tenemos que tener más cuidado o ir a otro sitio más seguro, podría haber entrado cualquiera... Pero me ha gustado estar contigo, y aunque casi nos pillan creo que ese peligro es lo que lo hace más interesante ¿no? O igual soy yo, que soy muy raro. Espero que algún día tengamos el valor de contar lo nuestro y así no tener que escondernos en el baño del colegio.

Dejando ese tema de lado, ¿sabes que me ha pasado hoy? Después del recreo Once y Max me estuvieron hablando durante toda la hora de historia de Cameron, dicen que hacemos buena pareja, que creen que le gusto... blah, blah, blah. Nunca estuvieron tan insistentes de que me consiguiera novio. A ver, Cameron es buena persona y me cae bien, pero ni de coña tendría una relación con él. Yo estoy contigo y eso es lo único que quiero.

Y como siempre, hoy te he hecho fotos cuando estábamos en la cafetería:

Me encantaba la camisa negra con degradados blancos que llevabas, creo que el negro es el color que mejor te sienta, teniendo en cuenta que a ti te quedan bien todos los colores

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Me encantaba la camisa negra con degradados blancos que llevabas, creo que el negro es el color que mejor te sienta, teniendo en cuenta que a ti te quedan bien todos los colores.
Bueno, creo que ya es hora de que me vaya porque la profesora de literatura ha puesto un trabajo para mañana y todavía ni he empezado. Lo sé, soy un desastre.
En fin, mañana nos vemos de nuevo, ranita.

Pd. No se si prefieres ranita u osito, peero de momento te llamaré así.

Dear diary, - ✧byler✧ [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora