Dear diary, - ✧byler✧ [terminada]

Día 43

Acabo de entrar en la escuela de música. Es mucho más pequeña de lo que parece en las fotos, pero aún así sigue siendo un gran edificio con amplios pasillos y demasiada iluminación.

He echado un vistazo para ver las instalaciones y, al parecer, tienen un gran conservatorio y salas insonorizadas. Me da que este va a ser mi segundo lugar favorito.

Vuelvo a revisar mi móvil para comprobar cual era mi aula, y resulta que está en la primera planta. Subo las escaleras para acceder a ella y busco el aula 108.

Estoy emocionado. Siempre he querido aprender a tocar la guitarra. Sé que esto, a parte de ser una excusa para no estar en casa, me va a ayudar mucho a encontrarme a mi mismo y a decidir si esto es mi pasión y realmente me quiero dedicar a la música o es solo un simple hobby.

Una vez delante de la puerta y con el corazón a mil por hora, llamo un par de veces: toc, toc.

No me esperaba estar tan nervioso. Entre que es mi primer día y que encima llego tarde creo que me va a dar algo.

— Hola, ¿se puede? —digo tímidamente al abrir la puerta.

En ese momento noto como todas las miradas de las diez personas que hay en el cuarto se centran en mí. Vaya entrada triunfal acabo de hacer. Seguro que acabo de parar la clase.

— Claro. ¿Eres el nuevo verdad? —pregunta el que parece ser el profesor.

— S-sí. —le contesto cerrando la puerta y sin saber muy bien hacía donde dirigirme.

— ¿Vives muy lejos?

Todavía estoy algo perdido. ¿De verdad es ese el profesor? Tendrá unos veinti pocos años. Veinticinco como mucho. Se da un aire a Nick Robinson, pero con el pelo algo más largo y mucho menos gay. ¡Mierda! Se parece a mi celebrity crush.

— ¿Qu-qué?

— Por el retraso digo. —bromea. En ese momento toda la clase se empieza a partir de risa.

No parece un profesor corriente. Se ve que es enrollado con los alumnos.

— No, venga chicos. Que era solo una broma. —intenta calmar las risas.

El profesor agarra unos cuantos papeles de la mesa y se dirige hacía a mí que sigo parado sin saber qué decir ni hacía dónde ir. Creo que tener un profesor tan atractivo va a hacer que me distraiga en clase...

— Soy el señor King, por cierto. Pero aquí todos los alumnos me llaman Connor. —se presenta con una sonrisa.

Dios mio. ¿Soy yo o está demasiado bueno? Encima su voz es tan... ¡Para Mike! Que es tu profesor.

— Y-yo me llamo Mike.

— Coge estas partituras y siéntate donde quieras, Michael. —me indica Connor.