Día 45

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— Entonces, a ver si me he enterado... —le digo a mi profe de música.

Nos hemos vuelto a quedar cinco minutos después de clase porque no me entero de nada. Todos los alumnos están mucho más avanzados y me cuesta seguir el ritmo.

— El número de arriba del pentagrama indica cuantos pulsos hay por compás ¿no? —sigo explicando.— Entonces el de abajo–

En ese momento me interrumpe el sonido de la puerta. Alguien ha entrado en la clase. El señor King y yo levantamos la mirada de las partituras.

— Ay p-perdon, pensaba que ya habíais acabado.

¡Es mi chico! No puedo evitar sonreír al verle. Pero, ¿qué hace aquí tan pronto?

Miro mi reloj de pulsera enseguida y veo que han pasado más de diez minutos de la hora de salida. ¡Mierda! No le he avisado de que me iba a quedar más tiempo.

— No, no. No te preocupes, —digo guardando las hojas en mi mochila.— ya había terminado.

— Es que llevo como diez minutos esperando y no salías.

— No pasa nada, estaba preguntadole una cosa profesor. —aclaro dirigiéndome a la puerta.— Lo siento, debí mandarte un mensaje.

— No te olvides de memorizar todas las claves, Michael.

— No no, tranquilo. Haré incapie en ellas. —afirmo.

— Nos vemos en la próxima clase. —se despide.

— Adiós señor King.

Cierro la puerta del aula 108 y mi novio y yo bajamos las escaleras de la escuela para poder salir a fuera.

— Pensaba que tu profesor era más viejo.

— Si, se me hacer raro llamarle señor, la verdad.

Abro la puerta principal del edificio y dejo pasar primero a mi chico. Una vez en la calle, saco una pequeña chocolatina de mi bolsillo.

— ¿Desde cuando guardas chocolatinas en el bolsillo de la chaqueta? —me pregunta Will algo confuso.

— Desde que tengo bolsillos en la chaqueta. —contesto. Nunca sabes cuando vas a querer una, y a mi siempre me apetece chocolate.— ¿Quieres?

— Nah tranqui, no quiero. Ya comí antes un sándwich.

— Más para mí. —digo dando un mordisco a mi chocolatina.— Sabes, lo que me fastidia de esta escuela es que no podemos tocar la guitarra hasta más adelante. El profe dice que primero hay que saber leer partituras y blah blah... Pero si yo sabía tocar la guitarra sin saber solfeo que me está contando. —me quejo.

— Ugh, que aburrido... ¿Y es muy difícil leer partituras?

— Bastante, llevo un par de clases y no me entero de nada. —confieso.— Por eso me tengo que quedar con el profe unos minutos después, porque el resto va quince dias adelantados.

— Seguro que tocas la guitarra mucho mejor que ellos. —me anima.— Lo importante siempre ha sido la práctica no la teoría.

— ¡Claro! Eso es lo que le dije yo. Pero me dice "nO michAeL, no PuedeS tOcar uN iNstUmenTo sin SaBer IntErPretar Un PentAgrama"

— ¿Te llama Michael?

— Si, nos llama por nuestros nombres en vez de por nuestros apellidos. Es un profe guay. Es como uno más.

— Si, parece el típico profe majo. Encima es joven tendrá como veinte años.

— Veinticuatro.

Dear diary, - ✧byler✧ [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora