Dear diary, - ✧byler✧ [terminada]

Día 26

— No te preocupes tío, a mi también me castigan mucho sin móvil y al día siguiente me lo devuelven. —me cuenta Lucas.

— No sé... lo que más me molesta es no poder veros fuera del instituto.

Durante el recreo les he estado contando lo que pasó ayer después del directo. Al parecer han visto la parte en la que mi madre entra a mi habitación, creo que eso ya se ha vuelto hasta un meme. Pero eso es lo que menos me importa ahora.

— ¿Y Hopper qué opina de esto? —pregunta Max.

— Le lleva la razón en todo a mi madre, aunque no parece tan enfadado.

— Se le pasará, no te preocupes. —dice Dustin dedicándome una cálida sonrisa.

Y el timbre que señala el fin del recreo empieza a sonar. Todos nos despedimos los unos de los otros para volver a clase, y cuando me aseguro que nadie me esta viendo, agarro disimuladamente a Mike del brazo. He estado meditando como le voy a decir esto toda la tarde de ayer y creo que lo mejor va a ser improvisar.

— ¿Qué pasa? —pregunta mirándome con cierta confusión.

Antes de empezar a hablar miro alrededor asegurándome de que los demás ya están en clase y me armo de valor. No se por qué me cuesta tanto, nuestra discusión ha sido tan grande que ahora aunque estemos mejor, se me sigue haciendo difícil.

— ¿Podemos quedar más tarde para hablar? A solas. —digo al fin.

— Em... Sí, vale. ¿Dónde?

— Que no sea muy lejos de mi casa, se supone que no puedo salir. —le recuerdo.

— Es verdad, ¿no estabas castigado? No hace falta que nos veamos esta tarde, puede ser otro día. No quiero que te vuelvan a castigar por mi culpa...

— No, no pasa nada. Es que creo que necesitamos hablar cuanto antes. —explico— O sea si... si quieres.

— No, si si, claro que quiero. Pero, ¿estás seguro de que te quieres arriesgar? —dice para asegurarse.

— Claro. —asiento— No creo que pase nada. Total más castigado no puedo estar.

— Vale, pués... ¿A las cinco en el Castillo Byers, te parece bien?

Intento ocultar una pequeña sonrisa al escuchar eso. ¿En el castillo Byers? Ese siempre ha sido nuestro lugar especial.

—Si, guay. —accedo— Allí nos vemos.

Y sin decir nada más, Mike y yo nos despedimos rápidamente para no llegar tarde a nuestras respectivas clases.

(...)

Llevo desde que llegué a casa tumbado en mi cama mirando al techo y escuchando canciones de un viejo radio casette que me dejó Jonathan, solíamos escucharlas cuando era más pequeño y pasábamos mas tiempo juntos. Echo de menos esos momentos con él, ya no pasa tanto tiempo en casa.

Son las cuatro y media. Durante todo este tiempo el corazón no me ha parado de latir muy rápido imaginando lo que podría pasar entre Mike y yo. Joder, estoy muy nervioso. Hace mucho que no quedamos a solas y podría pasar cualquier cosa, solo espero no cagarla como siempre.

Miro el reloj muchas veces hasta que veo que quedan solo diez minutos para la esperada quedada. El castillo Byers está cerca de mi casa a si que llegaré a tiempo.

Aviso a mi madre de que mañana tengo un examen muy importante y que me voy a quedar toda la tarde estudiando en mi habitación para que no entrara nadie a distraerme. Claramente es mentira, no tengo ningún examen, solo es una excusa para que no entren a mi habitación y vean que no estoy porque si lo hacen... no me quiero ni imaginar las consecuencias.
Nunca me ha gustado saltarme los castigos. Pero no puedo evitarlo, dicen que el amor te vuelve loco.