Día 83

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Sinceramente lo que menos me apetecía hoy era salir de casa, lo único que necesitaba era encerrarme en mi habitación y aislarme de todo lo que me rodea. Pero mi madre ha insistido mucho en que asista a la sesión de hoy con la psicóloga ya que sería la última y además dijo que me vendría bien.... no sé, no creo que ir al psicólogo me ayude en este caso. Pero no pierdo nada por ir.

No me siento nada bien. Llevo sin encender mi móvil desde ayer porque sé que eso me dolería más. Igual lo que debería estar haciendo ahora es aprovechar todo el tiempo que pueda para estar con las personas que voy a dejar aquí. Simplemente no puedo hacer eso, verles y darles la noticia me dolería todavía aún más, sería como si la realidad me golpease en toda la cara. Espero que Once no se lo haya dicho a nadie...

He venido un poco antes a la consulta y llevo esperando en la sala de espera por lo menos diez minutos y no paro de ver gente por los pasillos que se ve realmente destruida, con problemas que seguro que son mas importantes que los míos. Debo de ser la persona más joven aquí, todos parecen tener más de veinte años seguro. A veces también veo gente de más o menos mi edad pero tampoco es que sean muchos.

— ¿Will Byers? —pregunta mi psicóloga abriendo la puerta de la consulta. Enseguida me localiza con la mirada— Ya puedes pasar.

Asiento tímidamente con la cabeza y me dirijo hasta el interior de aquella sala. Tiene una decoración en la que sobresale el blanco, paredes blancas, mesa blanca, luz abundante... también está decorada con bastantes plantas y cuadros coloridos para dar un poco de contraste.

Me siento en el acolchado sillón mientras ella se sienta en el sofá que está delante. Como de costumbre me dedica una cálida sonrisa antes de empezar a hablar.

— ¿Esta es tu última sesión, cierto? —se asegura apuntando algo en su libreta— Tu madre me ha dicho que ls mudabais.

— Sí. —me limito a decir.

— Dime, ¿cómo te sientes al respecto de la mudanza? ¿Quieres hablar de ello?

— Pues mal obviamente. ¿Cómo me voy a sentir si no voy a volver a ver a mis amigos?

— ¿A dónde te vas?

— Seattle. —contesto— A treinta y tres horas en coche de aquí. Lejos de todo lo que me importa.

— ¿Y lo saben tus amigos ya?

Niego repetidas veces con la cabeza.

— No, no. Si ni siquiera yo mismo estoy preparado para asimilarlo, ni de broma se lo voy a poder contar.

— En algún momento tendrás que contarlo,Will... pero solo cuando estés preparado. Es normal que te sientas muy estresado.

Esa palabra creo que se queda corta. No hay ninguna que pueda expresar exactamente lo que siento. Estoy tan... destruido, pocas veces en la vida me había sentido así. Toda mi vida va a cambiar por completo en menos de una semana, joder. Cada segundo que pasa estoy más cerca de irme.

— Y-yo no me quiero ir... —murmuro.

— Yo no soy tus padres, no me puedo meter en ese tema tanto. Pero seguro que no os vais para siempre, seguramente volváis por las fiestas o algo. —me anima.

— No vamos a volver nunca, es imposible. Eso está muy lejos.

La vista se me está empezando a nublar debido a las lágrimas que estoy acumulando, no estoy preparado para hablar de eso, simplemente no puedo.

— ¿P-podemos cambiar de tema, por favor? —pregunto.

— Claro, como prefieras. —deja la libreta sobre la mesa y centra toda su atención en mi— ¿Por qué no empiezas contándome un poco de tu infancia? —propone— Apenas me has hablado de ella en estas semanas.

Dear diary, - ✧byler✧ [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora