Día 54

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Le doy los últimos arreglos a mi traje y me miro al espejo por milésima vez. Creo que voy más o menos decente, esperaba que me quedaría peor.

Inconscientemente entro a whatsapp y me fijo a ver si Mike me ha mandado algún mensaje, pero como era de esperar no lo ha hecho. Soy un iluso, no vamos a ir juntos al baile. Me hubiera avisado si fuese así. Pero aun así puedo ir allí ha pasármelo bien, ¿verdad? Nadie me lo impide.

— ¡Mama, papá! —les aviso guardando el móvil en el bolsillo de la chaqueta— ¡Me voy y-

En ese preciso instante el timbre de la casa suena. Seguramente será Ce porque se le ha olvidado algo, se ha ido con mucha prisa.

Abro la puerta y... espera, ¡¿cómo?! ¿Mike? Era el último que me esperaba ver ahora mismo. Mientras yo me quedo mirándole con los ojos como platos, él me analiza de arriba a abajo con una pequeña sonrisa en el rostro.

Él va vestido con un traje entero negro que le queda como si fuera hecho a medida. El negro siempre ha sido su color, sin duda. No sé como hace para que todo lo que se ponga le quede tan bien...

— Wow, Will. —dice al fin— Estas... Muy guapo. O-osea más que de costumbre.

— Yo... eh. —me paso la mano por el pelo de nuevo para colocarlo. Siempre que me pongo nervioso hago ese gesto— No sabia que ibas a venir.

— Pues claro. Vamos a ir juntos al baile.

— Pensaba que ya no querías, como no lo habíamos hablado pues... —deja las inseguridades de lado por un momento, Will— E-en fin, tu también estás muy guapo.

— Toma, para que vayamos a juego.

Mi chico me da un ramillete de flores blancas y me lo coloca en uno de los ojales de la solapa de mi chaqueta. Dios, son preciosas.

— Gracias. —sonrío.

— Awww, chicos —dice mi madre emocionada observándonos desde atrás. ¿Cuánto tiempo lleva espiando?—  Qué guapo estás, Mike.

— Gracias, señora Byers.

— Venid, que os hago una foto. —propone apuntandonos con la cámara de su móvil. Como si no me hubiera hecho suficientes fotos ya...

— Mamá, ya sabes que a Mike no le gustan las fotos.

Sé que nunca ha sido fan de las cámaras y no le quiero presionar.

— ¿Pero no quieres que nos hagamos una foto juntos? —dice Mike.

— S-si, —asiento— Es que pensaba que no te gustaban las fotos.

— Si son contigo sí.

— Venga posad. —interviene mi madre.

Mi chico se acerca a mi y me rodea la cintura con el brazo. Mi madre cuenta hasta tres y ambos sonreímos a la cámara. No quiero ni ver con la cara de imbecil que habré salido.

— ¡Qué guapos! —exclama ella mirando la foto— ¿Queréis que os lleve en coche?

— No hace falta señora Byers, yo llevaré a su hijo y lo traeré a casa.

— Vale... pero a las ocho en casa. —avisa mi padre.

Si faltará solo media hora para las ocho.

— Hop dejales algo más. —me defiende mi madre— Que se diviertan.

— ¿Hasta las doce? Porfa, papá...

— Esta bien... —cede— A las doce como muy tarde.

Hopper siempre ha sido el típico padre sobre protector pero al final siempre acaba cediendo.

Dear diary, - ✧byler✧ [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora