IX [200513]

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Después de esa deliciosa comida JiMin hizo caso a el lobo y fue a dormir, durmió tan bien, al levantarse miro por la ventana, se sorprendió al ver que la noche había llegado ¿Cuanto había dormido?.

Salió del cuarto lentamente encontrado la luz de la sala encendida con un JungKook sentado en el sofá, cuando se acercó más pudo apreciar lo que hacía, estaba leyendo un libro.

El otro pudo notar su presencia y entonces voltio hacia el.

— Has despertado. — Sonrió. — Pensé que te habías desmayado o algo no te novias nada. — Contó mientras cerraba su libro y lo dejaba en la mesita.

— ¿Qué hora es?. — Se movió hasta quedar sentado en el mismo sofá que el lobo.

— Las nueve de la noche. — Dijo con tono tenebroso.

— Creo que dormir como cinco horas. — Tallo sus ojos.

— Dormiste bastante. — Pensó. — Cuéntame de tu familia, se que tu madre se llama HyunAh. —

— Si. — Asintió. — Mi papá se llama HyoJong, es el jefe de la aldea desde que tuvo dieciocho años, el me estuvo como "preparando" por que yo ya tengo esa edad y dice que ya casi es hora de que yo sea el nuevo jefe. — Contó con tensión.

— ¿Tu quieres serlo?. — Curioso.

— Si quiero pero siento que no estoy tan preparado. — Expreso con tristeza.

— Te entiendo, cuando yo estuve igual que tu, era justo lo mismo que tú, siempre tenía miedo de no ser bueno para guiar a los míos pero entendí que el miedo sólo es un obstáculo que no te deja crecer. — Aconsejo.

— Gracias por el consejo, ahora me siento mejor. — Sonrió más aliviado.

— Eso espero. — Sonrió. — ¿Y no tienes hermanos?. — Pregunto.

— Si, tengo una hermana llamado ChaeYoung, es una dulzura total, tanto que si la conocieras te enamorarias. — Sonrió.

— No, no, yo con el amor no me llevo. — Negó.

— ¿Dices que mi hermana no es una dulzura?. — Frunció el seño.

— No dije eso, debe serlo, si el hermano es una dulzura tal vez la hermana igual pero aún así yo con ese sentimiento llamado amor no me llevo, digiera mi difunto hermano mayor "Tacha gorda". — Sonrió al recordar con nostalgia a su hermano.

— ¿Qué dijiste?. — Se quedó en shook.

— Tacha gorda. — Repitió.

— No lo otro. — Movió su dedo índice como si rebobinara. — Dijiste que yo era una dulzura. — Sonrió.

— Yo no dije eso. — Se puso nervioso al dar se cuenta de que el menor se había dado cuenta.

— Si lo dijiste. — Señaló con una sonrisa.

— Bien, lo dije ¿Feliz?. — Lo miro serio.

— Por supuesto. — Río. — ¿Tomamos café?. — Pregunto levantándose.

— Me leíste la mente. — Se levantó quedando los dos de pies.

Se dirigieron a la cocina y calentaron café, esperaron unos quince o diez minutos.

— Amo el café. — Tomó un poco de café. — Deben ser como las diez y media, allá las cosas han de estar acabando. —

— ¿Te quieres ir?. — Pregunto.

— Esperare un poquito más, quiero disfrutar mi café. — Sonrió mientras alzaba su taza.

— Me dices para que te deje hasta donde termina el bosque, ahorita es peligroso. — Dejo su taza de café en la barra.

Después de un rato de degustar su deliciosos café lavo la taza de el y de JungKook, junto a otros trastes que habían utilizado antes durante el día.

— Ya. — Hablo.

— Vamos. —

Con esto último salieron hasta afuera de la caza, JiMin se voltio cuando el lobo se transformó, lo dejo subirse de nuevo en el y corrió velozmente hacia afuera, JiMin disfruto de la noche y el viento.

Paro cuándo estuvo apunto de llegar.

— Ve, yo te veo desde aquí. — Se agachó para dejar que JiMin bajase.

— Gracias por hoy. — Agradeció acariciando su cabeza. — Desea me suerte. — Se tallo el cuerpo.

— Suerte. — Se sentó para esperar hasta que JiMin se fuese.

Esto fue lo ultimo lo que dijo, JiMin se empezó alejar con algo de miedo de llegar a donde su padre, cuando estuvo fuera miro para atrás y vio a su gran lobo.

Miro de nuevo hacia delante y vio todo silencioso, al parecer todo había terminado, camino hasta donde es su casa, vio todo oscuro. "¿Estarán dormidos?" Se pregunto.

Al entrar fue lo más sigiloso posible pero no sirvió, la luz fue encendida dejando ver a su padre.

— ¿Donde has estado? ¿Te sucedió algo? ¿Qué le paso a tu mejilla?. — Cuestionó con notable molestia.

— Sólo no quise estar presente y no le sucedió nada. — Fue fuerte para decir eso.

— ¿Qué has dicho?. — Pronunció enojado.

— Qué odio esta celebración tuya. — Empezó a enojarse.

— Deberías estar orgulloso, tu aldea se libero de esos lobos. — Sonrió victorioso.

— No me gusta tu odio hacia esa gente. — Contra atacó serio.

— ¡No son gente, son bestias!. — Grito con enojo.

— ¡No son bestias!. — JiMin grio y entonces HyoJong pudo ver como los ojos azules de su hijo se tornaron negros por unos segundos y luego volvieron a su normalidad. — Voy a mi cuarto. — El mayor no pudo decir nada, solo se quedo estático.

En ti esta mi verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora