XXX [200718]

722 106 4
                                    

La desesperación y miedo entró en JiMin, haciéndolo buscar a su gran lobo con su mirada azul, lo divisó a lo lejos tirado alado de un árbol en su forma lobuna, corrió hacia el y nadie le impidió el paso, pues pensaban que el ya no podría hacer nada, ese lobo moriría.

En ese momento parecía como si la gente alrededor desapareciera, solo quedaba aquel gran lobo y aquel pequeño ángel.

La escena era y fue completamente perfecta; JiMin llegó hasta JungKook con los ojos llenos de lágrimas, se agachó tirando la espada que traía en manos sólo para abrazar a su lobo. Y todo esto se parecia mucho a la marca que este lobo poseía en su torso, pero una cosa que debemos decir es; que no es que la escena se parezca a la marca, no, es por que estos dos son la misma cosa.

JiMin sintió como el cuerpo lobuno dejaba de ser esto para transformarse en un humano, el menor como pudo lo levantó hasta quedar sentado recargandose en el árbol.

— Mi pequeño ángel. — Susurró con agonía. — Sabes que te amo tanto. — Con pesades acarició la mejilla mojada de JiMin.

— No digas eso, no así. — Puso su mano sobre la del lobo. — Recuerda, tu y yo por siempre. — Sus ojos se encendieron.

El pecho le dolió tanto cuando JungKook cerró los ojos, y la mano cayó dejando de acariciarlo, no pudo contener un llanto mayor, lo abrazo tan fuerte, no quería dejarlo.

— No te vayas. — Sollozo.

En eso su mirada se dirigió a la espada tirada, soltó a JungKook para ir por ella, cuando la tuvo en manos volvió a su mayor, el miro la palma de su mano izquierda y no pensó más, hizo una cortada en esta.

Pronto salió sangre, y aunque le dolía todo era para estar con el amor de su vida, llevo su mano a la marca de nacimiento de JungKook marchandola con su propia sangre.

Despierta Gguk. — Con su otra mano acarició su mejilla. — Quédate conmigo. — Puso su frente contra la otra cerrando sus ojos.

Su mano dolía pero mas dolía su corazón por su pérdida, pero aun había algo que lo mantenía con esperanza, algo tan pequeño dentro suyo que no le permitía aceptar nada.

Su corazón se aceleró mucho más cuando sintió unas manos sobre su cintura, conocía ese tacto tan perfectamente que lloro de felicidad, quería pensar que no estaba alucinando.

Una fuerza se removió tan fuerte en el, y entonces procedió abrir los ojos; ante cualquier ojos la escena se veía perfecta, pues JiMin y JungKook abrieron los ojos al mismo tiempo mientras su marca y cortada se cubrieron de un color rojo, también sus ojos se tornaron de este color.

JungKook desde hoy dejaba de estar roto, recuperando cada parte de él que había perdido hace tanto tiempo.

El más grande se levantó con su pequeño ángel en sus brazos, JiMin no hizo más que abrazarlo tan fuerte, su corazón ahora estaba aliviado.

— No me iré. — Susurró en su oído. — No de tu lado. — Tomó su rostro para después besarlo sin importarle las otras personas olvidadas a su alrededor. — Tu y yo para siempre. — Se separaron.

— Te amo tanto JeonGguk. — Lo volvió abrazar.

— También te amo Jeon JiMin. — Lo dijo de manera posesiva demostrando que era suyo.

El pequeño se emoción tanto por las palabras que su lobo acababa de decir, esta era la manera en las que las quería escuchar.

Le dio una señal al más grande para que lo bajará, este entendió y lo dejo en el suelo, para que después este se dirigiera hasta su padre.

— Papá. — Llamó. — ¿Quieres seguir siendo el malo?. — Pregunto.

— ¿Estas dispuesto a perdonarme?. — No pudo mirarlo a los ojos.

— Estoy dispuesto. — Se acercó más. — Eres mi papá, no te puedo odiar, no me enseñaron a odiar. — Le dirigió la sonrisa a su madre.

— Perdóname. — Rompió en llanto. — Yo era tan idiota. —

— Te perdono de todo padre. — Le fue a abrazar. — Pero también debes pedir disculpa a JungKook. — Pronunció.

— Lo haré. — Lo soltó para dirigirse a el antes mencionado. — Perdóname Gguk. — Agachó la mirada pues los ojos rojos de JungKook le intimidaban.

— Yo le perdono. — Le dio una sonrisa.

El perdonado se alejo aún con la mirada abajo para que después la pequeño se acercará a este.

— Lo intimidas con tu mirada. — Llevo su mano a la mejilla del grande.

— Así son mis ojos verdaderos. — Confesó con felicidad. — Extrañaba mi color de ojos verdaderos. —

— Me gustan. — Río.

— A mi me gustas tú. — Hablo coqueto. — Me encantas. — Le tomo de la cintura.

— Me vuelves loco. — Se metió en su cuello. — Porque hueles a durazno y piña. — Aspiro el olor.

JungKook no dijo nada y simplemente lo abrazo, pues el sabía que estaba con el correcto, esta vez no se equivocó para nada.

Y dentro de ese momento romántica en la noche, la blanca luna se torno en azul brillante, y una luz dio hacia ese punto en el bosque como si fuera un reflector, de esta brillosa luz azul bajo una hermosa mujer vestida con ropa probablemente hecha por dioses ya que era divino.

— Pequeño ángel. — Miro aquella mujer.

A JiMin se le tornaron los ojos nuevamente de ese azul brillante, soltó lentamente a su lobo para voltear con suma delicadeza, encontrándose con aquella mujer a la cual miro e hizo que sus ojos se llenará de lágrimas.

En ti esta mi verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora