XXI [200620]

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Al llegar a casa alguien se encontraba esperándolo y este era ni más ni menos que su padre, este estaba con el ceño fruncido, mirando la hora a la que su hijo estaba llegando.

— Buenas noches padre. — JiMin lo miro sonriente.

— ¿En donde estabas?. — Pregunto.

— Yo salí a distraerme. — Contestó aún con felicidad.

— Ya veo. — Hizo una mueca. — ¿Ya tienes novia?. — Relajo un poco su mirada.

— ¿Porque de pronto haces estas preguntas?. — La sonrisa fue borrada. — Jamás me habías preguntado eso, ni siquiera cuando era adolescente. — Reprochó.

— Sólo te dije si tienes novia, no dije nada malo. — Se hizo el inocente. — Tu eres el que esta a la defensiva. — Culpo.

— No tiene caso seguir. — Se dispuso a dejar a su padre ahí para ir a su cuarto.

Ya que este habían entrado a la habitación, HyoJong llamó a uno de los hombres que protegían la casa, eran una especie de guardias.

— Mañana quiero que sigas a mi hijo. — Ordenó.

— Si señor. — Asintió yéndose de esa habitación.

HyoJong sabía que había algo raro en todo esto y no estaba equivocado pues sus palabras si tenían algo de verdad.

Dejando eso de lado, JiMin se encontraba admirando la casi luna llena, se había acostumbrado hablar con ella y lo peor era que sentía que le contestaba, sentía cierta conexión.

Después de platicar un rato con ella y admirarla fue a tomar una toalla para tomar un baño ya que si no lo hacía se podría enfermar.

Fue una ducha rápida, duró como quince o veinte minutos, se puso una cómoda pijama para después dirigirse a su cama, acostarse y quedar dormido.

Había sido un largo día.

Al día siguiente JiMin se levantó de lo más feliz, había descansado muy bien, tuvo un sueño hermoso, se sentía de lo mejor.

Bajo a desayunar como era costumbre, se sentó a lado de su madre sonriente quien platicaba con su hermana y su padre sólo se disponía a escuchar.

— Buenos días. — Sonrió.

— Buenos días hermano. — Tomó su taza de café.

— Buenos días hijo. — Su madre sostenía un libro.

— ¿Qué es eso?. — Observó lo que aún no sabia que era.

— Es el álbum familiar de tu padre, ¿Quieres ver?. — Lo acercó a el.

— Si. — Asintió. — Wow papá de bebé. — Río al mirar una foto de su padre. — Este señor. — Señaló una foto antigua.

— Ese es mi abuelo. — Por fin el señor Park hablo.

— Creí haberlo visto antes. — Se detuvo a pensar. — Y esta mujer. — Ahora señalaba a la persona alado de su bisabuelo.

— Esa es mi tia-abuela. — Tomó la taza de café.

— Hermano. — Llamó y este llevo su mirada a ella con ojos llorosos. — ¿Estas bien?. — Pregunto preocupada.

— Yo... — Respiro profundo. — Yo estoy bien. — Tallo sus ojos. — Sólo tomare mi café. — Alejaba el libro de el para poder tomar entre sus manos el café.

— ¿Has visto a Jeon?. — Pregunto su madre.

— Si. — Sonrió. — Aveces lo veo, ya que vive lejos. — Explicó mintiendo.

— En ese caso si lo ves dile que le mando saludos. — Sonrió.

— Si mamá. — Le regreso la sonrisa pero al mirar a su papá tan serio se le borro.

Habían cierta cosa en su papá que no le aspiraba confianza, el actuaba de manera arrogante, actúa igual a como actuaba su abuelo, su abuelo fue una persona de cabeza dura, muy estricto y le gustaba la perfección.

HyoJong nunca había sido tan malo con ellos, pero ahora parecía que todo lo que nunca hizo para educarlos cuando eran pequeños lo quería hacer ahora.

Probablemente su padre ya lo llevaba en la sangre, solo esperaba que el no fuera igual que HyoJong pues no se imaginaba a el mismo siendo igual que su padre, el nunca se a parecido a el.

Aunque también eso lo ponía a pensar aveces, ¿Por qué el no había sacado ojos cafeses como toda su familia los tenia?, o por qué ni una de sus facciones se asemejaban a ellos, tal vez un poco a su hermana pero después de analizarlos a los dos te das cuenta de que realmente no tienen parecido.

Incluso llegaba a pensar que el era adoptado, por muy loco que sonora la idea.

En ti esta mi verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora