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Como me lo imaginé ni Joss, Kaysa, Ewan, Lars o Eyra sabían algo del mundo más allá de estas montañas, nunca salieron de la aldea, solo el Alpha y guerreros mas experimentados podían hacerlo.

Para llegar al triangulo de las Bermudas debíamos viajar a Florida y arrendar un bote, cuando Einar lo mencionó ya ni siquiera pregunté porque era obvio que en el mundo habían cosas que no tenían respuestas y ahora que estoy envuelta en esto de lobos y vampiros y mundos en el espacio ya me he acostumbrado a escuchar cosas paranormales.

Lo que me preocupaba era que debíamos abandonar en país, los chicos no tenían pasaportes y no sabía si el loco de mi padre estaba buscándome todavía.

Igual que una red de narcotraficantes, habían hombres lobo trabajando en casi todo, era una forma de estar al pendiente de todo lo que pasa en la humanidad. Para el anochecer los chicos tenían ya sus pasaportes listos, eso si que era eficiencia.

Llegamos a Oslo, y ya había amanecido, nuestro vuelo saldría en dos horas y moría de hambre así que mientras los otros chicos se quedaban anonadados mientras veían su reflejo en el espejo fui a comprar un pequeño refrigerio para todos. Muy mala idea por cierto.

No sabía que comían, carne cruda espero que no, vegetales obviamente no, eran carnívoros, pero a estas horas de la mañana no hay suficientes lugares como para encontrar una parrillada.

Me acerqué a un restaurante y lo único que tenían para llevar eran hamburguesas.--Ellos que se coman solo la carne -- pensé y ordené seis y compré también botellas de agua.

Iba en dirección al aeropuerto, quien iba a imaginar que me encantaría frente a frente con la única persona en el mundo a quien odiaba más que a mi maldita suerte.

-¿Mira?.-Dijo Chris. Así es señores, era nada más ni nada menos que el mujeriego Chris Frederick, salía de un motel, eso para mi ya no era nada nuevo, pero ¿Qué hacía él aquí?.

-¿Qué haces aquí?.- Pregunté

-Eso es lo que quiero saber yo también, pensé que nos entendimos muy bien en la primera cita, pero luego, el día de la boda nunca llegaste. Tus padres estaban tan avergonzados.

-Yo decidí no casarme, al menos no con alguien que a ido a todos los moteles del mundo con diferentes mujeres, de seguro no tarda en salir tu acompañante-. Bien, era un momento realmente incómodo pero tan solo su presencia se me hacía irritable. -Adiós Chris, me tengo que ir. - Comencé a caminar pero el me agarró del brazo.

-Suéltame.- Dije con vos amenazante, si no me gustaba su presencia, mucho menos su tacto. Traté de zafarme pero era inútil. Hasta que alguien puso su mano en el hombro de Chris.

-Amigo, no es cortés que sujetes a una mujer de esa manera.

Matts

Cuando la mujer acabó de cantar Gainor y Meir se acercaron a mi.

-Es hora de irnos Mats.- dijo Gaynor

-Esta es la última manada, ahora todos saben lo de tu boda con Giselle.- Soltó Meir. Aun no sabía quien era esa mujer y porqué Asher de volvió loco al percibir su olor, pero no debía preocuparme, amaba a Giselle y ella era mi futura Luna.

-Bien, pasaremos la noche en el hotel y tomaremos el vuelo en la mañana.- Ellos asintieron y nos dirigimos a Oslo.

*****

Ya en la mañana nos preparamos para volver a casa, por suerte había un portal que conectaba este mundo con el estudio de mi casa en el otro mundo, ese portal estaba en una ciudad llamada Londres, en un museo de antigüedades que era cuidado obviamente por lobos.

Luna Perdida (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora