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Luego de dos minutos de agonía por no saber que hacer concluí que debía ir al estudio, era mi única oportunidad, no sabía cuando se presentaría otra ocasión en la que Matts deje su estudio y ya no tenía tiempo. Salí de la habitación, mis piernas temblaban y aun podía oír gritos a lo lejos. Bajé las escaleras y mi corazón latía a una velocidad increíble, esto lo estudié en clase de biología, mi cuerpo está tenso y eso provoca que todos mis sentidos estén alerta en caso de que se presente algo inesperado.

Sabía que luego de cumplir mi objetivo debía salir de aquí, pero seguro que Joss ya sabe sobre el ataque y está en camino a ayudarme, él me lo prometió, pero cierto...¡Tessa!, No la he visto en todo el día, de seguro encontró a su mate, pero me preocupa que le haya pasado algo, lo mejor es hacer lo que tengo que hacer y después ir a buscarla, ella también me puede sacar de aquí.

La luz de la luna entra por el cristal de las ventanas, tengo que atravesar el salón para llegar al estudio y en medio de mi trayecto me di cuenta de que no estaba vestida como para huir exitosamente, llevaba un pantalón jean algo flojo, un buso con cuello de cisne y una chaqueta y tacones ¡¿Quien diablos pretende escapar usando tacones?! Por suerte eran de cuatro centímetros, aun así hubiera deseado darme cuenta antes de salir de la habitación pero por los nervios creo que no noté nada más que el silencio absoluto.

Llegué al estudio y estaba cerrado, llevaba unas pinzas invisibles en mi cabello y usé una para forzar la puerta, entré y cerré la puerta para que nadie sospeche, me dirigía al estante de los libros, busqué en indicado y lo tiré hacia abajo, un fuerte sonido fue lo que provocó mi acción y a continuación la pared que estaba atrás del escritorio dio un giro de noventa grados y pude ver aquel frasco que me hizo la vida imposible, aquel frasco que me devolvería lo que era al nacer, esa pócima que significaba mi alegría y tristeza, pero como ya he dicho antes, la suerte nunca está de mi lado y de nuevo lo comprobé cuando vi a Kara en el marco de la puerta.

-¿Qué está haciendo señorita Giselle?

**

Estaba a punto de lograr mi cometido, pero siempre tengo que ser descubierta por alguien, nunca puedo hacer nada bien.

-¿Señorita Giselle?

-Kara yo... -. Piensa, piensa, piensa Mira, una escusa rápido.

-¿Quién eres?-. Su voz era firme que con el miedo que ya traía casi caigo al suelo.

-¿De... de qué hablas Kara? Soy yo... Giselle.

-Tu no eres Giselle-. Perfecto, ahora si me cargó el payaso, estaba condenada, ella lo había notado.

-Pero... pero que cosas dices Kara, soy Giselle-. Dije intentando creer que esto era una broma o al menos una visión. Ella no dijo nada y comenzó a caminar hacia mi.

-He criado al señor Matts desde que era un bebé y conocí a Giselle cuando solo tenía tres días de haber nacido, los he visto crecer, jugar y madurar juntos pero Giselle, quien siempre ha sido despiadada con las personas nunca en su vida a articulado las palabras "lo siento" así que puedo decir con toda seguridad que tu no eres Giselle... volveré a preguntar-. Me tomó del mentón y sonrió. -¿Quien eres?-. Se separó y caminó hacia la pócima, permanecí como una estatua, no sabía que hacer.

-Acércate-. Mi corazón seguía latiendo a mil y solo obedecí, la pócima era lila, tal vez azul, se parecía al polvo de estrellas que solía ver desde casa.

-¿La quieres?-. Me miró y solo asentí, estaba muy apenada, había descubierto que yo no era Giselle pero no se lo había dicho a nadie ¿Por qué?

Luna Perdida (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora