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Mira***

Estos libros tenían pinta de ser interesantes, siempre me ha gustado leer, y aparte de eso, creo que he descubierto donde está la pócima, ahora solo me toca esperar un momento adecuado para entrar al estudio, en cuanto a lo de anoche... no creo que sea algo que vuelva a mencionar, es algo vergonzoso, venirme a emborrachar aquí, eso si es nuevo.

Y como ninguna lectura debe realizarse sin algún bocadillo me dirijo a la cocina para robarme alguna fruta, Kara está aquí, lavando algunas frutas.

-¿Puedo tomar una rebanada?-. Pregunté refiriéndome al pay de piña,  mientras me acercaba pero ella aun no se había dado cuenta de mi presencia, tanto así que cuando escuchó mi voz casi pega un salto.

-Señorita Giselle... ¿Qué está haciendo aquí?

-Pasaba a comer algo-. Su voz, su tono de voz es como si me tuviera miedo, como si Giselle la hubiera lastimado más de la cuenta y ahora permanezca sumisa.

-Espere un momento señorita, enseguida le serviré una rebanada-. Rápidamente tomó un plato y una cuchara pequeña, cortó el pay y lo sirvió. El verla en este estado, era como si su vida dependiera de lo rápido que hiciera su trabajo, se notaba algo nerviosa y torpe, eso me hizo sentir la peor persona del mundo, claro que no era yo sino la otra la que le había hecho algún tipo de daño pero me sentía culpable, porque yo estaba aquí y ahora viendo como una mujer que no era nada para mi me tratara con temor y miedo a ser golpeada tal vez o a cosas peores.

-Lo siento-. Dije mientras mantenía la mirada baja y el silencio tomó posesión del lugar. -Por todo lo que le he hecho-. Dirigí mis ojos hacia ella hasta conectarnos con la mirada, ella se paralizó, con el plato en sus manos a unos pasos de mi, sus ojos expresaban incredibilidad, como si estuviera jugando con ella pero esto cada vez me ponía peor y ya no pude soportarlo por más tiempo.

-Sé que le he faltado al respeto en muchas ocasiones y probablemente sea muy tarde para esto, solo quería decirle que lamento mucho mi actitud y que de ahora en adelante la trataré con respeto, voy a cambiar mi actitud con respecto a usted y a todos-. Podía sentir ese ambiente hostil, en cualquier momento podíamos caer por la terrible tensión, pero sus ojos comenzaron a cambiar, era como si se alegrara, como si hubiera dicho algo que quiso escuchar durante mucho tiempo.

-No se preocupe, las personas cambian cuando están listas-. Su respuesta me alivió el alma, realmente transmitía una sensación de que podrías apostar el mundo a su dulzura y ganarías completamente, era demasiado infantil que Giselle haya intentado controlar todo intimidando a la gente, si ella iba a ser la Luna de esta manada debería cambiar de actitud. Asentí con la cabeza y por instinto me acerqué a ella y le di un pequeño abrazo, como si ella fuera Nina, la señora que limpia la casa de mis padres, ella me conocía mejor que nadie y a fin de cuentas no pude decirle adiós antes de venir aquí. Tome el postre y salí de la habitación, perdida en mis pensamientos, una vez que salga de aquí y la verdadera Giselle vuelva, me pregunto si ella estará dispuesta a aceptar los cambios que he hecho a su vida o simplemente me mande al carajo con todo el plan. Lo cierto es que ella apoya esta guerra, claro como no la perjudica a ella.

Cuando llegué a la habitación me faltó algo, ¡los libros!... los puse en la mesa al llegar a la cocina y los dejé en ese lugar, ¡ash! ya estoy aquí y me da pereza ir de nuevo abajo. Dejé el pay en el velador y caminé hacia el balcón, apoyé mis brazos en el barandal del balcón y contemplé el abismo, si fuera una casa común saltar desde aquí no fuera un problema porque hay césped abajo pero ya de por si solo el primer piso tiene más o menos diez, tal vez doce metros de altura, me rompería las piernas y en cuanto a Tessa, aun ni sus luces, confío en que ella me ayudará a irme de aquí. Pero extrañaré este lugar, es muy amplio y con un hermoso paisaje, sin duda quiero venir aquí cuando encuentren a mis padres.

Aunque intente no hacerlo, siempre termino pensando en Matts, él es literalmente todo lo que busco en un hombre: es alto, guapo, cariñoso, divertido, es todo pero no es mío ni de la verdadera "yo", es de alguna loba que también lo está buscando, antes de irme quisiera que él encuentre a su amor y que, como es normal en todos los cuentos, la bruja, que en este caso es Giselle, pierda.

Matts trabaja todo el día en el estudio y no sale para nada, por otro lado, siendo ya, las siete de la noche, mi querida amiga Tessa sigue sin aparecer. Cenar con él me da escalofríos, más porque no sé que llegue a hacer y si algún error podría delatarme pero... ¡¿A quién engaño?! Me gusta y no quiero terminar besándolo o haciendo otra cosa, no me lo perdonaría.

***

No hablamos demasiado, más porque solo mencioné que me la pasé durmiendo todo el día porque aun tenía un pequeño dolor de cabeza y cuando le pregunté como había sido su día respondió: -Ah, lo normal-. ¡¿Quien le responde así a su prometida?!

Una vez que terminé estaba realmente nerviosa, no sabía si irme corriendo o esperar a que Matts acabe, cuando estos nerviosa no lo demuestro con las manos porque es muy obvio, prefiero mover los dedos de mis pies, es más útil y más discreto, así nadie se da cuenta cuando te estas muriendo. Después de unos interminables tres minutos por fin acabó de comer, tomó una servilleta y se limpió esos labios color rosa, carnosos, besables, sentía como mis ojos se cerraron un poco y mi mirada enfocada en sus labios de pronto se movió a sus ojos, nuestras miradas chocaron y sacudí la cabeza para que esos pensamientos absurdos se fueran de mi, --¡¿Por qué demonios pensé en eso?!--

-¿Nos vamos?-. Dijo Matts levantándose de la mesa, hice lo mismo y me dispuse a caminar junto a él hacia nuestras habitaciones.

Miraba a todos lados menos a él, quería salir corriendo y dejarlo atrás, mis nervios me hacían sudar y eso era peor, mi respiración estaba algo pausada, tenía a mi mano derecha tronando los dedos la mi mano izquierda, subimos las escaleras y comenzamos a caminar por el pasillo pero no sé en que momento Matts se quedó atrás, regresé a verlo y tenía la cabeza agachada, no se movía para nada, parecía una estatua, su cabello negro cubría la expresión de su rostro, por eso no podía adivinar que estaba mal con él, hasta que me miró a los ojos, esos hermosos ojos celestes que se quedaron grabados en mi memoria la primera vez que los vi, eran ahora muy oscuros, como esas noches sin luna en donde se podía ver parte de la vía láctea y las estrellas.

Me paralicé tan rápido que ahora yo también parecía una estatua, no podía moverme --¡¿Qué demonios está pasando aquí?!-- Pero hasta aclarar mi mente Matts caminó rápidamente hacia a mi, volvió a tomarme de los brazos como aquella vez y me pegó a la pared, pero ahora fue más fuerte, dolió mucho y solo cerré los ojos girando la cabeza a la derecha. Él liberó mi hombro izquierdo del fuerte agarre, quería zafarme pero apretó más duro su otra mano, ¿Por qué está haciendo esto? Duele mucho.

Llevó su mano hasta mi mandíbula y comenzó a mover mi cabeza hacia arriba para que lo mirara, mis ojos seguían cerrados, su tacto era suave pero imponente, trataba de ser delicado pero seguía aplicando demasiada fuerza en mi hombro derecho. Abrí los ojos y nuestras miradas volvieron a cruzarse, una galaxia, eso era lo que pude ver a través de sus ojos azules, en un solo movimiento, nuestros labios se unieron en un delicado y desprevenido beso; un mundo... eso era lo que él era; mi mundo... ¿Qué pasa si ya no quiero irme?¿Qué pasa si decido quedarme aquí para siempre? Después de todo esto es amor.

Luna Perdida (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora