Capítulo 11

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Su labios encajan cuál piezas de un puzzle. La vasca reposa sus manos en el pecho del chico, y este por inercia, coloca las suyas alrededor de su cintura, tratando de atraerla más hacia su cuerpo, algo casi imposible, pues apenas existe distancia que los separe en estos momentos. Ha medida que pasan los segundos cambia, ahora es más agresivo, apasionado, pero sin perder ese toque de dulzura. Los dos sonríen en mitad del beso. Pero muy al pesar de ambos deben repararse para poder tomar aire. Juntan sus frentes, ambos están muy agitados, tratan de recuperar la respiración, de normalizarla. Poco a poco vuelven a abrir los ojos para mirarse fijamente y reír, aún estando en la misma posición. A esto le siguen otros, que por el contrario que el primero, son mucho más cortos. Finalmente el catalán acaricia la nariz de la castaña empleando la suya y antes de separarse deja un pequeño pico sobre esta. Con los dedos entrelazados bajan hasta la arena, ya ha comenzado a sonar la música y apenas se distinguen las lámparas de las estrellas. Mientras caminan Nerea no deja de darle vueltas a lo que acaba de ocurrir, acaba de dar su primer beso, bueno, más bien se lo han dado a ella y se ha dejado llevar, pero no se arrepiente o eso cree, sabe que en el fondo llevaba esperando ese momento desde que le conoció en Barcelona. Y se alegra de que haya sido el primero, muchas personas lo verán como una tontería, pero ella no. No estaba acostumbrada a pasar por ese tipo de cosas. Siempre había sido bastante asocial; la típica chica que se sentaba al fondo de la clase, en la esquina y sacaba notas muy altas; que nunca se había enamorado y mucho menos había tenido novio. Era simplemente una especie en peligro de extinción.
Trata de dejar atrás todos esos pensamientos y se centra en disfrutar, es la primera fiesta a la que asiste y no va a estar comiéndose la cabeza, lo ha decidido.
Los dos grupos continúan sin juntarse; Álvaro, Pablo y Javi están junto al chiringuito y Mikel, Iker y Julen, cerca de la orilla. Bastante alejados los unos de los otros. Antes de salir de casa, acordaron que se verían a la una de la madrugada en el kiosko que hay al principio de la playa. Una vez llegan a la altura de los chicos el moreno se fija en la unión de las manos del culé y de la vasca y parece que es el único, aunque los tres se habían percatado de la ausencia de ambos. Interroga a su amiga con la mirada y esta le responde con un gesto que le da a entender que luego le contará. Comienzan a bailar al ritmo de la música, todos con todos. Y para qué mentir, algún que otro beso cae cuando los chicos no miran. Fotos y vídeos que quedarán para el recuerdo por aquí y por allí.
Al final, la hora de encuentro es atrasada para las dos, en vista que ninguno de los adolescentes ha dado ningún problema y de que todos están muy cómodos allí pese a las altas horas de la madrugada. Se suben al coche y paran en un pequeño bar, que es el que acostumbran a visitar todos los años para comer algo, ya que tanta fiesta les ha abierto el apetito a todos. Piden unas patatas para compartir además de bocadillos, hamburguesas y refrescos. Sin lugar a dudas Álvaro se está saltando la dieta que debe seguir debido a su condición de deportista de élite, pero como dice él, por un día no pasa nada. Los dueños del local sonríen mientras les sirven la comida, aún recuerdan la primera vez los que los vieron a los hermanos Odriozola, eran unos bebés que sólo habían vivido meses, no llegaban al año siquiera. Y se han convertido poco a poco en adultos, al menos la mayoría, el resto estaba en proceso.
En el trayecto de vuelta a casa, Nerea se deja dormir sobre el hombro de Eric en cuestión de segundos. Son pocos minutos los que dura en esa posición pues ya han llegado a su destino. Con cuidado se baja del automóvil, aturdida, por lo que el catalán le ayuda para prevenir de esta forma una posible caída. Entran tratando de hacer el menor ruido posible y cada cual se dirige a su habitación para descansar, después de una noche tan movida.

A la mañana siguiente


Remolonea ha escasos segundos de despertarse, aunque se toma su tiempo en abrir los ojos, pese a ello finalmente lo hace. La habitación está sumergida en una oscuridad absoluta.
Se siente incómoda, mierda, anoche llegó tan cansada que no fue capaz de cambiarse y mucho menos desmaquillarse, por lo que con sumo cuidado de no despertar a su melliza abre la puerta del armario para coger algo más cómodo. Con una camiseta ancha que le sirve de traje es suficiente, como es de costumbre se la ha quitado a alguno de sus hermanos o puede que incluso a su padre, según ella no es robar, es coger las cosas prestadas sin pedirle permiso al dueño , y así de paso se quita el sostén, le agobia dormir con él. Después se recoge el cabello en una coleta alta, y puesto que el baño tiene dos entradas y una de ellas se encuentra en la habitación de las chicas,aprovecha esta y se apura a hacer sus necesidades para seguidamente lavarse la cara y deshacerse de todos los productos que tiene en el rostro en estos momentos. Cuando vuelve se encuentra con que Abril ya está despierta también, por lo que se apresura a abrazarla a modo de buenos días, después camina hacia las ventanas, corre las cortinas, sube las persianas y las abre para que entre luz.
Abril:Hoy pareces más persona que anoche cuando llegamos. - comenta burlona recordando cómo su hermana casi se cae al salir del coche si no llega a ser por Eric, o la forma en la que se tiró en la cama al llegar sin abrirla y meterse entre las sábanas. - ¿Qué hora es? - pregunta mientras Nerea se mete en la cama con ella. -
Nerea:La una y algo. - responde bostezando. - Supongo que hoy no comeremos hasta pasadas las dos, como siempre.
Abril: ¿Día de hermanas? - propone sonriendo socarrona. - Desde que vino el chavalito ese no me haces ni puto caso. - añade con un fingido enfado , a lo que ambas ríen. -
Nerea: Día de hermanas. - acepta. - Bueno, me da que tienes que contarme muchas cosas, eh tontita. - le codea sonriendo pícara. - ¿Qué tal con Santi?
Abril:Buah tía, genial. - suspira mientras se apoya en el cabecero de la cama. - Soltamos la lámpara juntos, y después bajamos a la arena, me invitó a un refresco en el chiringuito, bailamos... Y puede que nos liásemos un poco. - sonríe inocente. -
Nerea: Abril, define "liarse un poco" -pide soltando una carcajada. -
Abril:Vale sí, que poco más y me mete la lengua hasta la campanilla. - suspira derrotada. Por lo que Nerea suelta un chillido. -
Nerea:¡No puede ser! ¿Y en qué habéis quedado?
Abril: ¿Quieres bajar la voz? - pide seria. - Lo último que me apetece es que papá o mamá lo oigan y me caiga la de dios.
Nerea: Vale, pero ¿En qué habéis quedado? - repite esta vez en un tono mucho más bajo. -
Abril: Pues en que seguiríamos hablando y que cuando papá o mamá bajen a Donosti iré con ellos para vernos.-responde. - Un momento, habían dicho que os llevarían a ti y a Eric dentro de unos días. - recuerda- Pues ya está solucionado. - La mira triunfante. - Por cierto, ¿y tú qué pillina? Te vi bajar de la mano con cierto catalán... - confiesa subiendo y bajando las cejas. -
En ese momento la mayor de las mellizas comenzó a ponerse nerviosa, al darse cuenta de que no había sido un sueño. Realmente había dado su primer beso.
Nerea: Me besó. - suelta de golpe con pudor. -
Abril:¡¿Qué?! - grita emocionada y sorprendida, la respuesta le ha cogido totalmente desprevenida. Por lo que la castaña le hace un gesto con la mano para que guarde silencio. - ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¡Quiero detalles! - continúa en voz baja. -
Nerea:Fue muy raro. Cuando soltamos las lámparas todos bajaron y nos quedamos solos, me dijo que estaba preciosa y me besó. - suspira mientras su hermana continúa celebrando con especial efusividad.- Abril, esto es algo serio. Sabes que es todo nuevo para mí. - responde cabizbaja. -
Abril:Eh... - responde cambiando su semblante a uno de preocupación mientras toma del mentón a su hermana para que la mire. - ¿Te apetecía? - asiente. - ¿Te gustó? - repite su gesto. - Pues ya está cariño, eso es lo único que importa. No tiene nada de malo.
Nerea:Es que no sé Abril, me siento tan confusa.-admite - En Barcelona estuvimos genial; llegué a Madrid y no volví a saber nada de él; lo intento olvidar y de la nada aparece con su familia para quedarse casi un mes con nosotros;me dice que lo siente, que se ha comportado como un capullo y que quiere arreglarlo; estamos bien, nos reímos, lo pasamos de puta madre;y ayer va y me besa. - relata. - Abril tengo miedo. ¿Y si sólo soy un entretenimiento para él y cuando nos vayamos vuelve a hacer lo mismo? No me gusta pensar para nada en esa idea, pero ya sabes como soy, y cabe la posibilidad de que así sea.-confiesa con la voz temblorosa. - Y me asusta mucho porque... Creo que le quiero.-varias lágrimas se deslizan por sus mejillas. -
Abril: -la abraza en silencio, hasta que se separan tras varios minutos y rompe con él. - No puedes pensar en lo que va a pasar más adelante, cielo. No depende de ti lo que él vaya a hacer en el futuro, lo que importa es el presente, disfruta, olvídate de eso y cuando llegue el momento ya se verá que pasa. Haz lo que te diga tu corazón, porque créeme, si lo haces, por mucho que pierdas, ganarás siempre. - tras esto, tira de ella para colocarla entre sus piernas, las cubre con una fina sábana. Y la aprisiona con un brazo, mientras con el otro deja suaves caricias en el cabello y de tanto en tanto deja algún que otro beso sobre este.






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¡Buenas noches! He perdido un poco el ritmo de actualizar día sí y día no. Pero es que he tenido un problema ocular, en 5 palabras, mi ojo parecía un huevo. Y me impedía ver y con ello escribir, pero como ya estoy mejor he decido dejaros por aquí el capítulo 11.
Cuidaos y no salgáis de casa❤️🥰

Eclipse ~ Eric Ruiz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora