Cierra los ojos y suspira mientras aguarda a que la puerta se abra, repasando en su mente todo lo que iba a decir en cuanto viera al castaño. Por fin mantendría con él esa conversación que había imaginado en su cabeza los últimos días, y que varias veces había repasado durante el trayecto hasta su casa. Finalmente en su campo de visión aparece la madre del chico, quien se muestra sorprendida ante su presencia.
Dolo: Hola cielo. ¿Qué te trae por aquí? - saluda regalándole una sonrisa amable. -
Nerea: Hola, siento haber venido sin avisar. ¿Está Eric? - responde algo nerviosa. -
Dolo: - asiente ante la pregunta de la chica. - Está en su habitación, pasa que le llamo. - se hace a un lado para dejarla entrar y una vez lo ha hecho cierra tras de sí. - ¡Eric tienes visita! - exclama mientras guía a la donostiarra a un pequeño salón que cuenta con varios sillones, además de una pequeña mesa auxiliar, un mueble de televisor y el propio aparato. -
Se oye una puerta cerrarse, y casi al instante aparece por lo que parece ser un corto pasillo, lleva su particular sudadera negra, algo ancha, además de un par de pantalones de chándal naranjas, los cuales sólo a él le pueden quedar bien, pues en cualquier otra persona se verían espantosos por el escandaloso y para nada desapercibido color. Se sorprende notablemente cuando la vasca aparece en su campo de visión. Pestañea varias veces creyendo que se trata de un sueño o algún tipo de visión. Ninguno abre la boca.
Nerea: Hola... - habla en voz baja al ver que el chico no dice nada. -
Eric: Hola. - responde de igual forma una vez que la voz de la chica lo ha sacado de su ensimismamiento. -
Dolo: Bueno, yo os dejo solos. - comenta entendiendo que los adolescentes necesitan hablar. - Cualquier cosa estoy en mi habitación. Y Nerea, cómo si estuvieras en tu casa. ¿Vale? - sonríe antes de desaparecer por el mismo pasillo por el que Eric había llegado. -
El silencio vuelve a reinar una vez están solos. Se pueden palpar la tensión e incomodidad del ambiente. Ninguno es capaz de articular palabra alguna. Nerea sacude la cabeza levemente mientras mira al suelo, no había venido hasta aquí para esto. Temía que Eric no quisiera hablar con ella, que la rechazara. Se había imaginado aquella escena de múltiples formas, cada una con un final completamente opuesto a los otros. Una vez más estaba llena de dudas, pero ya era hora de aclarar una de ellas, de enfrentarse a la realidad y no huir de esta. Lo tenía delante, era ahora o nunca, no se iba a ir de allí sin hablar con él.
Nerea: ¿Podemos hablar? - musitó cuando alzó la vista para mirarlo fijamente, a lo que él asintió lentamente y se sentó en sillón más grande, con un movimiento de cabeza la invitó a hacerlo también. -
Eric: ¿Qué haces aquí? - habló en un tono de voz que sonó mucho más cortante de lo que pretendía, mirando hacia sus manos que estaban entrelazadas en el espacio que había entre sus piernas.
Nerea: -Por extraño que parezca, la dureza de aquellas palabras pareció no intimidar a la chica, quién tomó una bocana de aire antes de comenzar. - He venido a disculparme por lo que pasó el día del Clásico. - comenta con notable nerviosismo, la prueba de aquello es que no deja de jugar con sus dedos mientras fija la vista en ellos. - Me pasé en algunas cosas que dije. - admite en dirección al chico, quien al escuchar las primeras palabras que salieron de su boca, centró toda su atención en ella. - No pienso que seas un chulo de mierda, tampoco que la fama se te haya subido a la cabeza y te creas superior a los demás. Sé lo mucho que te pueden llegar a afectar todas esas críticas aunque intentes aparentar lo contrario. Lo hablamos en Donosti, ¿recuerdas? Me lo confesaste en la playa cuando mirábamos como anochecía. - informa mirándole a los ojos. Como si de magia se tratase, aquel momento cruza fugaz por la mente de ambos. -*Flashback*
Eric: Ojalá pudiera estar así toda la vida. - deseó en voz alta mientras abrazaba a la chica, quien descansaba entre sus piernas sobre la toalla. -
Ambos observaban la puesta de sol, admirando la belleza de esta con el ruido de las olas al llegar a la orilla y romper, además de alguna que otra gaviota, como música de fondo. Disfrutaban de aquel tiempo que estaban compartiendo al máximo, demostrando que a veces, no se necesita un aparato electrónico, como puede ser un teléfono o cámara, para capturar los mejores momentos. La retina y el oído eran sufientes para no olvidar aquello.
Nerea: Sería increíble. - concordó con el chico mientras acariciaba con el pulgar de manera delicada sus brazos que la rodeaban. -
Eric: La gente piensa que soy de piedra, pero no es así. - comentó de repente. -
Nerea: ¿A qué te refieres? - frunció el ceño ante aquel repentino cambio de tema mientras se giraba, cambiando así de posición, ahora se encontraba sentada en el regazo del chico quien la sostenía de la cintura, rozando con la yema de los dedos dicho lugar por debajo de su camiseta, y con ambas piernas a un lado del cuerpo de este. -
Eric: A que todo el mundo piensa que no me afectan las críticas, pero no es así. Creo que es lógico que de mil comentarios malos que recibo en un día, al menos uno me siente mal de verdad o me moleste. Sé que debería centrarme en los positivos, pero no es tan fácil. A diario recibo cosas cómo "puto culé de mierda", "te crees más de lo que eres", "vas de subidito", "cómo te pille verás", "llorón de mierda"... Un montón de gente se crea cuentas sólo para insultarne, para meterse conmigo... - suspira con pesadez antes de continuar. - Y lo peor de todo, las amenazas. No sólo a mí o a Javi, también al resto de mi familia, y me preocupa, sobre todo por mis sobrinos, que son pequeños. Trato de no entrar al trapo e intento que no me afecte, pero hay veces en las que tengo un mal día y enserio me llego a creer todo lo que dicen de mí y me tengo que morder la lengua por no responder cuatro cosas, porque sé las consecuencias que va a tener después. Es una mierda. Soy consciente de que soy conocido y que todo esto forma parte de mi trabajo, pero muchas veces la gente se pasa, se puede criticar sin faltar el respeto, no hay necesidad de hacerlo. - se desahoga alternado su vista entre el mar al comienzo del discurso y la chica durante la mayoría de este. - No soy de acero. -finaliza sintiendo como los brazos de la vasca rodeaban su cuello para abrazarlo, correspondiendo de inmediato, apretando el agarre en su cintura, queriendo atraerla más a él aunque era imposible. Y es que hay veces en las que no se necesitan palabras, pues con un gesto o una mirada es más que suficiente. -
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Eclipse ~ Eric Ruiz
FanficEsta es una historia sobre Eric Ruiz, más conocido como Minibuyer. Espero que acompañeis a nuestros protagonistas durante esta historia. Votar y comentar vuestra opinión sobre la novela,pero siempre de forma constructiva,si hay comentarios negativos...