Capítulo 24

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               Mi concepto de amor
Amor es miradas fugaces, sonrisas cómplices, conversaciones que se alargan hasta altas horas de la madrugada que no quieres que lleguen a su fin, olvidar como se respira, estremecerse ante su roce, noches acurrucados con la película y manta como únicos testigos, aceptar nuestras diferencias y complementarnos, que no haga falta hablar para saber que pasa, que el interés sea mutuo, que el invierno parezca verano entre tus brazos, entrelazar nuestros dedos, despertarme con tu sonrisa, jugar como niños, atardeceres en la playa, que la arena se cuele entre nuestros dedos mientras paseamos de la mano, contar anécdotas, intentar que no quemes la casa mientras haces lo que tú llamas cocinar, guerras de cosquillas, sonreír en mitad del beso.
También es noches en vela, esperar un mensaje que nunca llegará, preguntarte porqué, recuerdos, no encontrar consuelo en nada ni nadie, responder un mensaje con un "no pasa nada" que no te crees ni tú, porque la pantalla está llena de lágrimas que han brotado de tus ojos, intentar recomponer a la otra persona cuando no puedes ni contigo misma, porque estás rota y no levantas cabeza por más que lo intentas, que te traicionen pese a prometer que no lo harían nunca, que no te fallarían, sentir que es tu culpa, que eres el problema, martirizarte día y noche, mirar a través de la ventana y sentirte identificada con la luna, triste, solitaria, diferente en medio de todas las estrellas... Tan tú que se ha convertido en tu mayor confidente, tu mejor amiga, llover por dentro.
Pero también es que te abracen cuando más lo necesitas sin necesidad de preguntarte cómo estás, porque ya lo saben, contar la historia 1000 veces y que te sigan escuchando y aconsejando aunque son plenamente conscientes de que no seguirás sus consejos, que te vean llorar de nuevo por aquello que prometiste olvidar y que te vuelvan a consolar, que te hagan reír, hacer el tonto pero que no nos importe porque estamos juntos, que el baño de las chicas se convierta en el despacho de un psicólogo, estar en las buenas, en las malas y las peores, ser plenamente consciente de que si tú te caes yo te levanto. Silencios cómodos en los que miras los rostros de todos y te preguntas cómo es posible que hayan causado tal impacto en ti y que en tan poco tiempo se hayan convertido en una parte tan fundamental. Sentirte afortunada y ser consciente de que la herida empieza a cerrar, y comienza a verse la cicatriz, esa marca de guerra de la que te sentirás orgullosa. El amor son la familia y amigos, que te dicen las cosas por tu bien, desean lo mejor para ti y te quieren. Ellos son la verdadera magia.
Para mí estas 4 letras no tienen un sólo concepto, abarca tantos significados... Cambia a medida que pasa el tiempo. Tiene dos caras y tarde o temprano conoceremos ambas. Como el propio nombre lo indica "amor" significa felicidad, pero así como hay felicidad en este mundo, también tiene que haber dolor para que el universo se equilibre correctamente; si solo hubiera felicidad en el mundo, nosotros no seríamos seres humanos, sino animales salvajes. Eso es lo que nos hace personas, el sufrimiento o la alegría que el resto nos da.

La clase comienza a aplaudir. La vasca baja la mirada algo avergonzada, mientras la pelinegra la mira con ápices de orgullo.

Mariana: Muy bien Nerea. Ha estado muy interesante, supongo que lo has basado en una experiencia personal. Te recomiendo que lo guardes. Todos los años, los días más señalados permitimos al alumnado sacar a su relucir su creatividad e imaginación en la medida de lo posible. Estamos formando a las personas del mañana, no a máquinas que únicamente saben vomitar lo que memorizan. A lo largo del curso te darás cuenta de que intentamos, o al menos en mi caso, saltarnos u obviar parte de la programación con el fin de ayudaros y transmitiros conocimientos que os puedan servir en el futuro. Pero a lo que iba, puede que te toque leerlo el día de San Valentín. Me lo apunto. - sonríe. -

Habían pasado algo más de dos semanas. Octubre se había instalado de manera oficial en Barcelona. Los días parecían ser más cortos, los rayos del sol no eran tan intensos y las hojas de los árboles comenzaban a secarse y caer.
Desde aquella conversación que mantuvo con su hermana y Danna, a la que ahora si que sí consideraba una muy buena amiga, había cambiado el chip, pese a que le costó, pero gracias al apoyo que obtuvo por parte de éstas dos, además de Pau, Joe y Marcos, que pese a desconocer lo que le ocurría a la chica, permanecieron a su lado, y el de Luna, que se mantenía firme junto a su mejor amiga pese a la enorme distancia que las separaba, estaba consiguiendo poco a poco superar todo lo que había traído consigo su primer amor y desamor.
Comenzaba a descubrirse a sí misma, a desarrollar su propia personalidad. Había descuidado su papel de hija y alumna ejemplar. Ya no era tan recatada a la hora de vestir, había salido en más de una ocasión con sus dos nuevas amigas y su hermana, a distintos centros comerciales repartidos por toda Barcelona, donde había adquirido los muebles y demás decoración para su habitación, que cabe destacar que aún no estaba terminada, además de ropa y zapatos. No se identificaba ni ceñía a ningún estilo. Para ella era simple, si le gustaba lo compraba, siempre y cuando estuviera segura y no fuese ningún capricho, aunque de vez en cuando alguno que otro caía.
En cuanto a Eric, lo veía a diario, es lo que tiene compartir instituto, y no vamos a mentir, pese al tiempo y a su propósito, no podía negar que algo se movía en su interior cuando este aparecía en su campo de visión. Su presencia no era un impedimento para saludar a sus otros dos amigos, Carles y Joel, quienes a diferencia de él, si que la ayudaron desde el primer día. Al parecer el tiempo que pasó con ellos en la misma ciudad hace meses, en verano, había sido suficiente para comenzar una amistad, y su vuelta a esta la había consolidado.
Por su parte, el culé, había continuado su relación con la de ojos claros, tratando siempre de evitar a toda costa a la vasca. Era consciente de el daño que le había propiciado, y precisamente aquello era lo que le impedía mirarla a los ojos siquiera. Debía admitir que estaba sorprendido de las nuevas actitudes que estaba tomando la chica con la que creó una pequeña historia de verano. También físicamente, y por alguna extraña razón, dicho cambio despertaba curiosidad en él, llamaba aún más su atención. La veía más atractiva, pero debía alejar esos pensamientos, tenía una relación estable con Marina, a quien conocía desde primero de la ESO y ya había presentado a su familia hace algún tiempo, además de que ha estos últimos les daba a entender que estaban bien. Pese a que ellos fingían creerle, estaban seguros de que no era cierto, sobretodo sus padres y hermano, con quienes compartía más tiempo que con el resto. Aunque cabe destacar que Javi, era el único conocedor de todo lo que había ocurrido, como siempre, su fiel confidente. Las palabras que le dijo la mañana posterior a la fiesta le atormentaban día y noche, por lo que siempre hacía lo posible para mantenerse ocupado para así no pensar en ello.

Eclipse ~ Eric Ruiz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora