El Nuevo Clan Son

Oportunidad

Mikoto arrullaba a Goten con sumo cariño y cuidado, la matriarca de los Uchiha no se quería separar ni un segundo de su pequeño y adorable hijo el cual dormitaba tranquilo y completamente a salvo de todo mal. Había llorado tanto, se desplomo en la inconsciencia, sufrió pesadillas, había anhelado tanto cargarlo, que cuando se lo arrebataron de sus manos, se creía perdida, sin ese pedacito de cielo que yacía entre sus brazos, siendo arrullado y escuchando el tarareo de su amorosa madre la cual le miraba con sus ojos llenos de cariño, amor y anhelo por verlo crecer fuerte y gentil, como su padre.

-Bebé…- musitaba la mujer de cabello oscuro azulado, estaba sola en la casa por que podía disfrutar aun que fuese un poco de la soledad y de su pequeño vástago que cargaba y cuidaba con recelo ante el temor aún presente de que intentaran arrebatarle a su bebé, cosa que ya no pasaría, Danzo estaba muerto, Raíz estaba disuelta y los miembros que aun habían por ahí regados, estaban siendo perseguidos, haciendo excepciones como Erza y Shion, ya que los Son o directamente la Hokage había decidido perdonarles. -Mamá está aquí… Y papá nos cuidara, tus hermanos también, tus demás mamás también lo harán, todos te cuidaremos, mi pequeño- volvía hablar, notando como el bebé que cargaba entre sus brazos, hacia pequeños sonidos de queja al no sentirse tan cómodo por el exceso de cobijitas que lo arropaban.

-Sabes que, creo que Mamá te va a llevar a pasear por la aldea, quiero que todos miren lo lindo que eres- con aquellas palabras, Mikoto se levanto de su asiento, para posteriormente caminar al cuarto adaptado para el pequeño Goten, justo al lado de la habitación de sus padres, pues el cuidado que le ponían era completo, pues el temor al menos en Mikoto aun estaba presente y bien justificado. Una vez que estuvo en aquella pequeña pero curiosa habitación se aprovisiono de pañales, un biberón y demás instrumentos "para bebé" en caso de que se presentara alguna necesidad durante el paseo de madre e hijo. Con una sonrisa en su rostro, Mikoto salió por fin de aquel cuarto, encaminándose hacia la salida, siendo que las nubes del ocaso ya se presentaban sobre la aldea, indicando que la tarde ya estaba completamente establecida y que más temprano que tarde daría paso a la noche en Konoha.

Los débiles rayos del Sol golpearon el rostro de Mikoto, la cual ya estaba fuera de la casa, cerró la puerta con cierta prisa y comenzó a caminar por los callejones para salir del terreno del clan, llegando primeramente a una de las tantas calles transitables de la aldea, encontrándose con varios peatones y ninjas que en cuanto la miraban le saludaban, así mismo no faltaba la mujer o señora que quisiera ver al pequeño Goten, al hijo del "Legendario héroe de Konoha" como se le había empezado a llamar a su esposo, a Gokú. La Uchiha estaba tan feliz, no dejaba de reír o sonreír por las palabras de aquellas personas que denotaban un gran respeto y admiración tanto por ella como por Gokú o Gohan, así mismo por el afecto mostrado cuando miraban a bebé que cargaba, sus mejillas brillaban y sus ojos reflejaban esa alegría y esa paz que siempre quiso tener, pues el miedo constante de Danzo por fin se había acabado para siempre.

-"Sin importar que… Voy a protegerte mi bebé, y papá nos cuidara a los dos, confió en que lo hará"- con ese pensamiento un tanto melancólico y triste así como esperanzado, la mujer de largos cabellos azul oscuros y ojos ónix continuo su caminata, sin soltar ni un centímetro a su pequeño y tercer hijo el cual aun estaba durmiente, sintiéndose completamente protegido tanto por el amor de su madre, así como por la fuerza innata de su padre.

Senderos del país del fuego:

La suave brisa de la tarde, mecía los cabellos de aquel hijo mayor de la mujer que hace poco estaba tan dichosa en la aldea de la hoja, un hogar que el también añoraba y quería con toda su persona, pero por asares del destino y por que él lo quiso así estaba lejos, protegiéndola desde las sombras, como "un verdadero ninja".