rumores y confunciones

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(Antes de nada no sean espectadores fantasmas si os gusta la historia me encantaría que la apoyarán con una estrellita jeje)

Era un día común en la aldea escondida entre la niebla o como más comúnmente se conocía: Kirigakure, en un gran edificio en medio de esta se encontraba una mujer con un vestido oriental azul que miraba consternada una pila de papeles mientras suspiraba de cansancio, estaba harta, ¿Toda su vida la gastaría solo en eso?

-Buenos días Mizukage-sama- un hombre vestido con una camisa a rayas de color verde pálido decía entrando a la oficina de su líder, este extrañamente tenía un parche en su ojo derecho y usaba dos aretes con un kan ji desconocido escrito en estos.

-Ao, no veo que tiene de bueno este día, papeles tras papeles- la mujer de gran cabello y ojos verdes claros decía.

-Recuerde que usted es la líder de nuestra aldea, nuestra Kage y como tal debe hacer este trabajo- el ninja de pelo azulado decía cerrando su único ojo visible a la mujer que hizo un puchero en desacuerdo.

-Lo sé, no necesitas recordármelo a cada rato- la Mizukage estaba tan enfadada de lo mismo, desde que se había convertido en Kage de su aldea siempre era la misma rutina, levantarse, ducharse, arreglarse, sellar papeles, contratos, asignar misiones y un sinfín de obligaciones más, la mujer quería algo diferente, tal vez a un hombre guapo y cariñoso a su lado que le pudiese llamar esposo. La mujer ya estaba cerca de sus 30's y aun no se había casado, pensaba que el casarse no era para ella ya que ningún hombre de su aldea o de la tierra del agua le había llamado la atención. Sin tomar más atención al shinobi que acababa de entrar se levanto de su asiento y ante la mirada de este se encamino a la puerta.

-¿A dónde va Mizukage-sama?- Ao preguntaba confundido por lo que la castaña hacia, esta con un sonrisa traviesa le miro volteando su cabeza un poco. -Voy a respirar un poco de aire fresco, estoy harta de estar encerrada ¿Algún problema?-

-No, para nada- el peli azul respondía un poco avispado por la sonrisa de su líder, sabía muy bien lo que significaba aquella carita que pretendía verse inocente.

Mei, pues ese era su nombre, cerraba la puerta de forma definitiva comenzando a caminar por los pasillos del edificio Kage de su aldea, el ninja que estaba en la oficina solo tomaba un pañuelo y se secaba el sudor de una de sus mejillas. -Mei-sama es incorregible- dijo para sí mismo el shinobi al confirmar que su líder no lo hubiera escuchado.

La Mizukage seguía su andanza hasta que escucho algo que llamo su atención. -¿Escuchaste lo que le paso a Miromaru y su equipo?- un ninja de la aldea decía a su compañero que le escuchaba atento, este estaba sobre un balcón en lo alto del edificio Kage, Mei se acerco con extremo sigilo para continuar escuchando para ver si de casualidad llegaba a sus oídos algo interesante. -No ¿Que les paso?- el otro ninja respondía mientras se recargaba encima del barandal del balcón.

-Miromaru y su equipo estaban en una misión en la tierra del fuego ¿Verdad?- el otro ninja, el que había hablado primero pregunto a su compañero mientras le miraba serio. -Sí ¿Que hay con eso?- el compañero de este respondía a la pregunta sin entender nada. -Veras…- decía el otro ninja. -Hace rato me lo tope en la entrada de la aldea, recién llegados de su misión y no sabes lo que me conto… Me dijo que su equipo y él se preparaban para regresar cuando de repente una extraña ráfaga de luz se miro en las cercanías para después ver como esta impactaba en una montaña destruyéndola por completo- termino de decir el ninja exaltando a su compañero que se recompuso de estar recargado y miro sorprendido al hombre que le acababa de contar aquello. -¡Eso es claramente una mentira!- exclamaba con sorpresa en su voz el ninja que había estado recargado en el barandal, Mei escuchaba con atención a estos, la Mizukage se había impresionado también cuando escucho aquello.

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