Resurrección

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Planeta tierra: Laboratorios subterráneos de la Androide 21.

La Androide 21 despertaba después de su "sueño", abriendo sus ojos notaba como la cámara especial en donde estaba se habría dejándola salir, miro hacia sus lados, intentando encontrar a sus asistentes a los cuales inmediatamente encontró acercarse hacia donde ella estaba, las luces del laboratorio se encendieron completamente, dejando ver como en frente de ella habían varias cámaras parecidas a la que en donde había estado, lo sentía: La hora había llegado.

-"Son Goku…"- pensó a la par que se ponía su bata de científica solo para volver a ver a sus subordinados. -Saquen las esferas del dragón, ya es hora de buscarlos-

Numero 5, al ser el asistente mas allegado a ella fue el primero en hablar. -Como ordene mi lady- y después de eso, salió del laboratorio principal hacia los aposentos de su "ama" pues ahí se guardaban las tan preciadas esferas.

Antes de proceder a abrir las cámaras en donde los demás Androides dormían aun, camino hacia la mesa en medio de su laboratorio, en donde abrió aquella caja en donde guardaba la pulsera con el generador de rayos blutz portátil y casi imperceptible que había desarrollado, poniéndoselo en su muñeca derecha ocultándolo con su manga para que se no se pudiera ver, así mismo también se coloco sus lentes sobre sus bellos ojos azules, suspirado, lo sentía, había llegado la hora de moverse por fin.

Camino tranquila hacia una cámara con el número 13, la cual sin perder tiempo activo abriéndola por completo. -Mm…- se escucho de repente, de boca de un hombre fornido, cabello blanquecino, una gorra con el símbolo de la patrulla roja y un pantalón verde olivo con tirantes, así como un chaleco de un verde mas pálido. Lentamente fue abriendo los ojos, encontrándose con su "creadora" o mejor dicho, quien lo reconstruyo.

-Numero 21…- musito el Androide, pues al parecer conocía a la chica de cabello castaño.

-Levántate, Numero 13- le ordenaba la chica alejándose de la cámara, dejando salir por fin al androide que se postraba orgulloso, poderoso, que aun que no sintiera el poder que portaba, el egocentrismo era una de sus principales características aun latentes en su memoria.

Lo siguiente que la Androide hizo fue abrir cada uno de los contenedores en donde estaban el resto de sus soldados, despertándolos a cada uno, con sus unidades de poder al máximo eran invencibles y más ella, al tener una "versión mejorada" y células de todos los guerreros existentes, hasta del mismísimo Cell perfecto.

-¡Levántense! ¡Ya es hora de la venganza de mi padre!- alzando un poco sus manos grito la castaña, notando como todos los Androides que faltaban de salir de sus respectivas cámaras empezaban a "emerger" de estas.

Varios minutos después.

Los Androides miraban su entorno, tenían la capacidad, en sus chips de guardar video e imágenes de sus últimos momentos, así que en cierto modo "recordaban" lo que les había pasado, a excepción de 16, que parecía distinto, muchísimo más callado que antes, pero más frio en su mirada, estaba claro que la Androide cambio su personalidad amable y amorosa con los animales.

Estaba frente a la última cámara, la que estaba marcada por el número 20, dudo por unos segundos si despertarlo o no, esa venganza era de su padre, pero aun así. -¿No pensara dejar al doctor Maki Gero en ese contenedor o sí?- se exalto un poco la chica, al escuchar como Numero 19 le hablaba desde su espalda.

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