19. Reencuentro

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*Advertencia: en este capítulo se hacen pequeñas menciones al arco de Made in heaven de la parte 6, así que creo que es Spoiler.*

"Al fin del mundo en la playa en medio del verano

No temas, cierra tus ojos y déjame sostenerte

En el momento más dulce, deja que el futuro se derrita en tu corazón

Deja que el futuro y todos tus sueños tristes desaparezcan en tu corazón

Algún día las personas encontraremos nuestra despedida

Así que hasta que nos volvamos a encontrar

En algún lugar del espacio..."

Buck-Tick – BRAN-NEW LOVER

—¡Jotaro!

Un agudo grito asustó al trío de hombres que esperaba distraídamente bajo la sombra de un edificio, haciendo que levantaran la mirada, siguiendo el sonido. Un par de damas rubias corría hacia ellos, llorando como si el mundo estuviera por terminarse.

—Yare yare...

Kakyoin sonrió, viendo como Jotaro escondía su rostro bajo su gorra justo en el momento que creyó ver como una pequeña lágrima se asomaba por uno de sus ojos. Le dio una palmada en la espalda, forzándolo a acercarse, a ser abrazado con fuerza por ellas. A recibir cariñosos besos de parte de su madre y su abuela mientras le repetían una y otra vez que estaban felices de verlo.

Apretó los puños, envidiando la felicidad que Jotaro debía estar experimentando en ese momento. Deseaba recibir un poco de ese cariño, preguntándose si alguna vez volvería a hablar con su madre sin sentir rencor. Tomó la mano de Hierophant green con discreción, agradeciendo la existencia de su stand en ese momento.

—Verlos así me hace querer abrazar a mi hermana...

Se volteó a ver a Polnareff, que encendía un cigarrillo mientras sus ojos brillaban cada vez más. Era la primera vez que lo veía sonreír en días, sintiéndose un poco más tranquilo, al parecer no era el único que se sentía solo en ese momento. Devolvió la mirada hacia el más alto, siendo rodeado por el brazo de su amigo.

Rió con suavidad, viendo como Star platinum se aferraba a ambas mujeres, posando su cabeza en la espalda de la más joven, con una tierna e infantil sonrisa en su rostro. Jotaro por otro lado, permanecía inmóvil, mirándolas y en silencio. Pareciéndole tierno que incluso en ese momento intentara hacerse el duro con sus sentimientos. Pensó que tal vez podía ser un mecanismo de defensa, para no mostrar en realidad cuan frágil era por dentro.

—¡Kakyoin! —Gritó Holy al verlo.

Recibió un abrazo, sintiendo como parte de su pena desaparecía con los segundos. Nunca se había atrevido a mencionárselo a nadie, pero la madre de Jotaro siempre lo hacía sentirse tranquilo, tanto que se sentía con el deber de protegerla de todos los peligros. Rodeó sus brazos en su espalda, creyendo que a partir de ese momento todo debía a mejorar.

—Creí que te habían enviado a la guerra.

Tragó saliva, intentando decir algo sin hacer que ella se enterara que Jotaro había estado con él todo el tiempo. Pues hasta donde sabía, ni él ni el señor Joestar le querían contar sobre aquello.

—No pude soportar estar allí—dijo—. Escapé.

El abrazo de la mujer se hizo más fuerte, haciéndole sentir a Kakyoin que por ese momento, ella podía ser su madre también. Por fin sus lágrimas comenzaron a caer, dándose cuenta de que el stand del más alto posaba sus dedos en sus mejillas, atrapando su llanto a penas comenzaba a emerger de sus párpados.

Mientras el mundo cae (Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora