22. Fantasma

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"Durante la noche del caos

"Me puedes contar tus recuerdos"

Todo pareciera ser malvado

Hace que mi corazón deje de vacilar

"Dejemos que la desesperación quede en el ayer"

Esto es demasiado para mi"

Buck-Tick – One night ballet



—¿Estás seguro? —exclamó Joseph—. ¿Revisaron las fuentes apropiadamente?

Apretaba el teléfono con su temblorosa mano a la vez que la conmoción brillaba a simple vista en sus ojos. Jotaro lo miró, dejando el cigarrillo que reposaba en sus dedos a un lado. Se preguntaba qué clase de información estaba recibiendo el viejo de parte de la fundación Speedwagon.

Lo escuchó balbucear varias cosas más antes de colgar, preocupándose al verlo tan pálido y con movimientos inseguros, nada propio de alguien tan alegre como él.

—Les tengo noticias—dijo con voz seca—. La fundación pudo dar con la persona que buscamos, aunque su ubicación es algo confusa.

Caminó hacía su estantería de licores y vertió una de las botellas en un vaso, echándoselo de golpe a la boca. Respiró hondo, extendiendo un mapa del Cairo en la mesa y pidiéndole a uno de los trabajadores que le acercara una cámara fotográfica.

Todos se acercaron a verlo, preguntándole que sucedía, pero no respondió nada hasta constatar que todos estaban sentados y atentos a sus acciones.

—De acuerdo a lo que pudieron recopilar está en algún lugar del Cairo. Se ha movido constantemente desde que la fundación comenzó a investigarlos, pero mantiene un patrón circular de entre las propiedades que ha frecuentado.

Agarró un lápiz, trazando una línea por un sector residencial antiguo. Marcando con equis varias casas en un radio de cinco kilómetros desde el origen. Sus manos temblaban cometiendo algunos errores a la hora de dibujar, por lo que decidió tomarse su tiempo, terminando de marcar justo al mismo tiempo que la cámara era dejada sobre la mesa.

—¿Pudieron conseguir un nombre?

Asintió.

—Dio Brando.

Sudor frío recorrió la espalda de Jotaro, entendiendo por fin la expresión de su abuelo. Eso no podía estar sucediendo, debía tratarse de un error. Lo miró, sintiéndose incapaz de encender el cigarro que acababa de tomar.

—¿Estás seguro de que es ese el nombre?

—Sí.

Tomó la mano de Kakyoin por debajo de la mesa para calmarse. De verdad, golpearía a su abuelo si era una mentira, pues con ese nombre no se jugaba.

—¿No será una coincidencia? —dijo apresuradamente— ¿Un alcance de nombre?

—Eso veremos ahora.

Tomó la cámara, invocando a su stand y golpeándola con fuerza. Una foto salió volando, siendo atrapada por Avdol quien la puso sobre el mapa para que todos la vieran. Los segundos transcurrían con lentitud y la espera por el revelado de la imagen parecía hacerse eterna. Jotaro respiraba despacio, esperando mantenerse calmado de esa forma.

Mientras el mundo cae (Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora