36. Medidas desesperadas

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"Estamos cayendo juntos

En este plan que evoluciona, que es

Inútil y constante

Vemos la misma luz

Y aun así, difiere en nuestras mentes (...)"

Hyde – Mad qualia



Jotaro cerró los ojos momentos antes de que Dio tocara el piso y comenzara a caminar en dirección hacia donde estaba. Contuvo su respiración tras dar una respiración lo suficientemente profunda como para que sus pulmones se sintieran pesados de tanto oxígeno contenido. Olfateó por última vez el horrible aroma a peligro y a muerte que emanaba del ambiente, preguntándose si tendría la oportunidad de sobrevivir para reunirse con sus compañeros.

—Una vez que acabe contigo, tu abuelo será el siguiente.

El enojo lo hizo tensar un poco más sus ya rígidos músculos, siéndole cada vez más complicado mantener su actuación. Apretó su mandíbula, forzándose a no moverse, escuchando cada paso que el vampiro daba.

—Primero cortaré tu cabeza—dijo—. Luego beberé tu sangre para sellar mi victoria.

El fuerte y repentino ruido de metal siendo cortado lo hizo notar que había tomado una de las escasas señaléticas de la zona. Dedujo su plan en tan solo un breve instante: Dio usaría aquello en reemplazo de un hacha.

Tenía que calcular bien el tiempo, fuerza y distancia disponible para atacar o defenderse, pues esta vez, su rango se veía comprometido con la existencia de aquella herramienta que el vampiro estaba improvisando para no arriesgarse.

Tenía miedo de que Dio hubiese sido capaz de ver a través de su plan, no obstante, no veía razones suficientes como para levantarse y golpearlo directamente. Tal vez su plan también consistía en asegurarse de que estuviera realmente muerto. Tomándose su tiempo para ver si seguía o no respirando y lanzando frases provocativas al aire para probar que seguía consciente.

—Fuiste una presa fácil—se burló—. Jonathan estaría decepcionado de tener un descendiente como tú.

Dio sonreía, podía decirlo incluso con los ojos cerrados. A la vez, la sangre comenzaba a hervirle producto de lo molesto que estaba siendo oírlo, pero debía ser fuerte y mantenerse quieto. El movimiento del aire lo hizo saber que la señalética yacía alzada en el aire. Comenzó a contar los segundos que transcurrían entre cada acción con el propósito de calmarse.

Algo reptaba por sus hombros lentamente, paseándose por su pecho, distrayéndolo un momento. Se preguntó que clase de insecto sería, pues parecía ser incluso más largo que un cien pies gigante pero demasiado ligero como para tratarse de una serpiente.

La voz de Dio, gritando algo que no logró entender, lo hizo volver a concentrarse en lo que sucedía. El insecto continuaba avanzando por su cuerpo pero ya no era el centro de atención de Jotaro. Preparó a Star platinum, esperando poder contraatacar a tiempo.

—¿Qué?

El ruido de cientos de proyectiles colisionando con el cuerpo del vampiro lo hizo abrir ligeramente los ojos. Agradecía que la visera de su gorra cubría casi la mitad de su rostro. Unas cuantas esmeraldas cayeron al piso antes de desaparecer, sorprendiéndolo.

Mientras el mundo cae (Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora