31. Amenaza

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"Patea sus traseros

No seas tímido, no tengas miedo

de avanzar, el futuro está aquí

Patea sus traseros

Ahora muéstrame cómo disparas

Así es, el futuro está aquí."

Buck-Tick - Future Song -Mirai ga Tooru-


Tras mucho investigar, arriesgarse, sufrir ataques y enfrentarse a un tortuoso agotamiento mental, finalmente lograron dar con la morada de Dio. Una imponente y llamativa mansión que se extendía por todo su campo visual. Era como si se estuviera burlando de la dificultad que supuso dar con ella para el grupo.

Lucía digna de alguien perteneciente a la nobleza, o quizás de alguien cuyas ansias de poder y orgullo lo forzaran a aparentar más de lo que era en realidad. La verdad, ciertamente, se prestaba a muchas dudas, pues la mayoría de ellos, nunca había visto en su vida a ese hombre que buscaban más allá de una borrosa fotografía que no mostraba más que su musculosa espalda, así que no podían decidirse por la primera o la segunda opción.

La primera cosa que notaron, tras recuperarse del shock que les produjo el descubrir que estaba mucho más cerca de lo que alguna vez pensaron, fue que el pesado portón de hierro de la calle estaba abierto de par en par y a unos cuantos pasos, la puerta de entrada yacía en la misma situación. Eso solo los hizo llegar a una sola conclusión:

Dio no solo sabía de su existencia, al parecer, esperaba su llegada.

Jotaro miró tanto a su abuelo como a Kakyoin. Viéndolos asentir a pesar de las fuertes dudas que sus miradas proyectaban. Tanto Avdol como Polnareff no dejaban de mirarse el uno al otro en silencio, tomando sus manos discretamente antes de acercarse a ellos. Suspiró, confirmando sus fuertes sospechas. Ninguno estaba listo pero de todas formas iban a enfrentarse y quizá a perecer en medio de un caos indescriptible.

Suspiró, dando el primer paso a lo que suponía enfrentarse a la encarnación del mal. Al responsable de toda el desastre mundial actual y a que sus destinos se cruzaran una vez más. Esperando poder enfrentarse a la trampa existente lo más rápido que podía.

—¡Cuidado!

Avdol no tardó en abalanzarse sobre Jotaro. Lanzando una gran llamarada al aire con Magician's red. El gañido de un halcón, junto a una veloz figura color café que se movía en el cielo, lanzando proyectiles de hielo terminó por helar la sangre de todos.

Era mera suerte que el stand del egipcio fuera de fuego, o se verían en serios problemas para defenderse. Agradecían ese detalle, pero al mismo tiempo se sabía que no podría hacer mucho más que derretir los proyectiles. Tenían que atacar antes cuanto antes.

—Vaya bienvenida...—masculló Polnareff.

Kakyoin lanzó sus esmeraldas, ayudando a Avdol en la misión de proteger al equipo mientras lograban ponerse a cubierto. Apuntaba directamente al ave, intentando golpearla, viéndose dificultado con la rapidez con la que volaba. Retrocedieron unos pasos, yéndose tras un auto estacionado en las cercanías, protegiéndose allí de los ataques.

Esconderse dentro no era una opción todavía, ya que estaban seguros de que más usuarios de stand enemigos esperaban su llegada. Lo peor, es que hasta donde Jotaro había leído, los halcones no solían rendirse hasta ahuyentar definitivamente a los intrusos de su territorio, así que si es que deseaban poder enfrentarse a Dio, su única alternativa era matarlo.

Mientras el mundo cae (Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora