37. Mientras el mundo cae

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"Volviéndome loco

Canto tu nombre para mí mismo

Un mundo tan hermoso

Este mundo es un sueño

Y ese sueño es donde me encuentro contigo"

Buck-Tick – Kagerou

Abrió los ojos de golpe y giró la cara hacia un costado por mero instinto, movido por una urgente necesidad de respirar y de vomitar toda el agua que se devolvía súbitamente desde sus órganos y que buscaba salir por su garganta.

Sus pulmones ardían con fuerza, un agudo dolor se sentía tanto en su espalda, rostro y costillas, como si hubiese sido molido a golpes toda la noche sin descanso. Un fuerte ruido hacía eco en su cabeza, haciendo que todo a su alrededor diera violentas vueltas.

Se encontró tendido de espaldas en el duro suelo, totalmente empapado y con pequeñas y delgadas hileras de sangre todavía brotando por su nariz rota. Intentó hablar, recordando que su mandíbula estaba quebrada también y que sus huesos no se moverían por más que lo intentara.

A su lado Polnareff yacía de cuclillas intentando tomar aire. Se veía abatido y el agua escurría por su desordenado cabello. Junto a este, Avdol estaba sentado y en una situación similar, sosteniéndose con su mano izquierda, mientras que las vendas que ocultaban el muñón en su otro brazo estaba completamente teñido de rojo.

Miraban hacia el lado repetidas veces, vigilando de vez en cuando un bulto deformado que no logró identificar. Su vista estaba un poco borrosa, por lo que no podía ver con claridad lo que estaba allí.

Llevó las manos al rostro, notando cuan inflamado estaba. Pudo sentir con facilidad el punto de fractura, el cual estaba justo en la unión de su cráneo con la mandíbula.

Ninguno de los dos parecía estar al tanto de que había recuperado la consciencia, por algún motivo su atención parecía estar únicamente centrada en aquella masa. Los stand de ambos estaban preparados para atacar, moviéndose alrededor del bulto sin descanso.

Eso le dio una idea de lo que aquello podía significar. Pensando que tal vez se trataba de los restos del cuerpo del Dio lo que estaban vigilando. Explicando todo el recelo que parecían tener en esos momentos, pues podía comenzar a regenerarse en un abrir y cerrar de ojos.

Miró su reloj, dándose cuenta de que estaba totalmente dañado por el agua. Apretó los labios, intensificando un poco el dolor que sentía, pero no le molestó en absoluto pues la esperanza de terminar con el vampiro comenzó a manifestarse.

Los primeros rayos del sol se alzaron lentamente, iluminando el oscuro cielo poco a poco. Un suave viento acarició su rostro. Observando como este llevaba pequeños fragmentos de polvo y ceniza consigo.

Se giró hacia sus compañeros una vez más, notando como aquel bulto comenzaba a deshacerse más y más a medida que amanecía, desapareciendo junto con los últimos rastros de la noche.

Sonrió con cierto aire de tristeza invadiendo sus hinchadas facciones, mirando sin mayor entusiasmo el alba al mismo tiempo que sus ojos comenzaban a empañarse discretamente. Sintiendo como la dura realidad se mostraba ante él repentinamente, como si se tratase de un balde de agua fría cayendo sobre su cabeza.

Todo había acabado...

Agachó el rostro, acomodándolo con cuidado entre sus piernas, escondiéndose del mundo mientras se esforzaba por no quebrarse en presencia de sus amigos. Que alguien lo viera e intentara consolarlo rompería lo poco y nada que le quedaba de ese poderoso orgullo que alguna vez tuvo.

Mientras el mundo cae (Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora